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viernes, 24 de abril de 2020

EE.UU. DESEMPLEO RECORD YA ALCANZARIA EL 20%


El desempleo es una situación en la que una fracción de las personas que forman parte de la población en edad de trabajar (o población económicamente activa) se encuentran buscando trabajo y no lo encuentra. La gente no trabaja, no produce, se achica la torta social y por esa razón los costos del desempleo se pagan con más desigualdad. Hay consecuencias distributivas enormes en estos procesos. Estar sin trabajo genera problemas psicológicos de magnitud. Los desempleados sufren la pérdida de sus ingresos y esto le genera muchos problemas económicos, sociales, psicológicos y de salud. La sociedad en su conjunto pierde con el desempleo, porque cuando esto ocurre significa que está funcionando por debajo del nivel potencial de su tasa de crecimiento de PBI. Caen el consumo, la inversión, el PBI, los salarios y las grandes mayorías junto al país sufren excesivamente.
Si bien no es para celebrar, las solicitudes de desempleo en los EE. UU., mostraron signos más moderados que los de la semana pasada. No obstante más de cuatro millones de personas solicitaron los beneficios iniciales del seguro de desempleo, así en cinco semanas desde que se declaro la pandemia de coronavirus el acumulado asciende a veintiséis millones y medio de personas.
Probablemente la nueva  ayuda del gobierno a las PYMES (u$s 500.000 millones de dólares mas, que se suman a los 350.000 anteriores) podría estimular la vuelta al trabajo, pero eso todavía no se puede deducir sin otras variables. Todo indica que las presentaciones de pedido de ayuda pueden continuar a un ritmo descomunal durante varias semanas más, impulsando aun más la tasa de desempleo que ya estaría rondando alrededor del 20%. Recuerde que durante la Gran Recesión después del semestre trágico (último trimestre de 2008-primer trimestre de 2009) las solicitudes en su pico máximo llegaron al 10%, solo la mitad.
FLEXIBILIDAD LABORAL
Es cierto que los despidos del comercio minorista ya sucedieron, es que en EE.UU. están dadas las condiciones para que los empleados llenen su caja de cartón con sus efectos, luego que los empleadores dicen: You’re fired! -célebre frase de Donald Trump en “The Apprentice”, un programa de televisión estadounidense de la cadena NBC. Sin embargo podría ir aumentando el acumulado a medida que las empresas que afrontan una demanda débil despidan más trabajadores. Todavía no está despejado el panorama. No se concuerda acerca de, en qué medida los reclamos más recientes reflejan los millones de personas que siguen perdiendo sus empleos o si el numero está condicionado por aquellos desempleados que antes no podían y ahora pueden ingresar sus solicitudes a los sitios web o acceder a las líneas telefónicas que estuvieron saturadas por varias semanas.
Los estados de la Unión se están esforzando para atender la recepción, ampliando los sistemas, agregando empleados para manejar reclamos tratando de obtener esos u$s 600 de ayuda semanal adicional para los desempleados. Desde EE.UU. nos dicen que es un tiempo espantoso para la clase media porque se esfuman rápidamente los trabajos de oficina. Las solicitudes iniciales de desempleo de 4.430.000 la semana que terminó el viernes 18 de abril siguieron a una de 5.240.000 en la semana anterior.
LOS ESTADOS QUE MAS SUFREN
También según datos oficiales de la oficina de trabajo (US department of Labor) California alcanzó la mayor cantidad de reclamos iniciales la semana pasada, con 533.600 contra 655.500 de la semana anterior. Florida le sigue con datos provisorios, alcanzando Texas 280.400, casi igual que la semana anterior. Nueva York y Georgia tuvieron más de 200.000 solicitudes, algo menos que la semana anterior. El alud de postulaciones posiblemente se extenderá.
EXPERIENCIA ARGENTINA
En la Argentina la década del noventa implicó una modificación drástica de las condiciones laborales. Durante la Convertibilidad creció excesivamente el desempleo, al tiempo que surgieron nuevas modalidades de contratación, vimos desvanecerse la estabilidad laboral y, en general, el empleo se vio flexibilizado y precarizado. Como consecuencia, a partir de 1994, se consolidaron tasas de desempleo por encima del 10% y hasta 18% de la Población Económicamente Activa, cuando en el peor periodo del Gobierno de Alfonsín-saqueos a supermercados-, esa cifra alcanzaba 7%. En todos lados hay quejas por la gestión. En Nueva Jersey, donde ya hay más de 500.000 personas que están cobrando desempleo y recibiendo los pagos semanales complementarios de la pandemia, no ha aparecido la ayuda prometida. En Michigan, uno de los estados más afligidos, el departamento de trabajo tiene 600 personas contestando teléfonos y hablando con personas que solicitan acogerse a los beneficios a través de Internet. En esta  agencia solo trabajaban 130 personas.

ASI ACTUA EL ESTADO
EE.UU. ha promulgado inicialmente tres leyes que suman más de u$s 2.5 billones (12.5% del PBI) en apoyo para el alivio del virus. Los contribuyentes están viendo que las subvenciones en efectivo entran a sus cuentas mientras las PYMES pedían hasta hoy un complemento luego de recibir un programa de apoyo de sueldos de u$s 350 mil millones que se quedó sin fondos en menos de dos semanas. Se sumaran u$s 500.000 millones más.  Donald Trump anunció que el gobierno recurrirá a una parte de los fondos aprobados para ofrecer inclusive u$s16 mil millones en pagos directos a los granjeros y destinará otros u$s 3 mil millones a las compras gubernamentales de productos agropecuarios.
DAÑOS COLATERALES
Permanecer en inactividad involuntariamente, como sería este el caso de los trabajadores estadounidenses, por la inexistencia de posibilidades en el mercado de trabajo podría cobrarse muchas víctimas de enfermedades despegadas del corona virus, pero emergentes de la situación. Infartos, ataques de pánico, ulceras pépticas, asma y otros efectos físicos son generados por la presión psicológica que genera la ansiedad e incertidumbre en el cuerpo, en un país donde la gente no se imagina un solo fin de semana sin salir de compras.
*Profesor de Postgrado UBA y de Maestrías en universidades privadas. Presidente de HACER www.hacer.com.ar , Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. hacer@hacer.com.ar . Invitado frecuente de CNN, Bloomberg, AFP, EFE




miércoles, 3 de diciembre de 2014

EL RIESGO DEL SALTO AL VACIO Copyright Diario Registrado


El fenómeno de “la crisis económica, política y social” se incorpora oficialmente en la agenda de nuestro país, después de la denominada “Crisis de la Convertibilidad”, y vuelve a posicionarse con fuerza como tema de debate, remarcándose su asociación a los pedidos de desregulaciones, y merma de controles e intervenciones del gobierno. Desde 1994 las crisis financieras se incrementaban: México, Tailandia, Malasia, Indonesia, Corea del Sur, Rusia, Ecuador, Brasil, y en 2001 Argentina. La relevancia actual de analizar la crisis 2001, adquiere un interés inquietante cuando regresan a la arena los protagonistas de aquella, con las mismas propuestas. Todo esto se debe a que la ideología dominante por cuarenta años se ha orientado desde los países desarrollados, como reflejo de la expansión de la globalización de los mercados, y la expansión del capitalismo financiero (En el “todo vale de los noventa” (frase de Stiglitz). En este entendimiento, la situación financiera internacional se ha configurado desde 2008 como un emergente del avance de “lo financiero” sobre lo político-igual que en Argentina 1990-2001, y  los actores a cargo dan cuenta de ello.
En este marco, encontramos que la diferencia para resolver los desequilibrios en los países desarrollados y emergentes han perjudicado en mayor medida a estos últimos, y esto responde en parte a la decisión de subordinar las políticas publicas a 9 de las diez reglas del Consenso de Washington[1], por ejemplo, en la Argentina, dejando paso a que los organismos multilaterales de crédito, la tecnocracia y las “mejores practicas del mercado”, se trasformen en el rumbo aceptado. Los avances registrados en las tasas de crecimiento del PBI durante los noventa, se vieron contrastados con el aumento de la desigualdad y la pobreza, debido al endurecimiento de las exigencias de los organismos y lo que he denominado “el entorno neoliberal”[2]. El tema ha tomado especial protagonismo desde el inicio del nuevo milenio en la Argentina, aunque fue perfeccionado cuando supero las fronteras de los países emergentes, para concernir a los países desarrollados,  lo que elevó la incertidumbre de los países mas ricos desde 2008. La Argentina en 1998, asumió el papel de “mejor alumno del FMI”[3], no resguardando sus intereses nacionales, y adaptando sus políticas a los requerimientos del Consenso de Washington, una década antes de ingresar al mayor default de la historia mundial. Los riesgos no han menguado, algunas propuestas del arco opositor proponen reediciones de experiencias que merecen una respuesta académica de los cuadros del oficialismo.




[1] El Consenso de Washington incluye estos 10 puntos: 1. Disciplina presupuestaria de los gobiernos. 2. Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud 3. Reforma fiscal o tributaria, con bases amplias de contribuyentes e impuestos moderados. 4. Desregulación financiera y tasas de interés libres de acuerdo al mercado. 5. Tipo de cambio competitivo, regido por el mercado. 6. Comercio libre entre naciones. 7. Apertura a inversiones extranjeras directas. 8. Privatización de empresas públicas. 9. Desregulación de los mercados. 10. Seguridad de los derechos de propiedad.
[2] Tigani, Eugenio Pablo, FMI, BCE, Fed, Treasury US, políticos funcionales al marco teórico neoliberal, corporaciones internacionales , banca privada de inversión y comercial, calificadoras de riesgo, nuevos profesionales físicos, matemáticos, y sus nuevos productos derivativos financieros ofrecidos por Wall Street, lobbistas de la desregulación de los mercados contratados por las corporaciones para representar grupos de presión privatizadora en los Congresos, mercados financieros internacionales-bolsas de valores-fondos de inversión, capital de riesgo, private equity funds, hedge funds, fondos mutuales de pensión, fondos buitres, corredores de cambio, fijadores de tasas de interés y cambio-arbitrajistas-, sistema financiero en las sombras, comisión de valores, especuladores, universidades formadoras y promotoras ideológicas, buffetes de abogados top, economistas funcionales, consultores de alta dirección extranjeras y locales, etcétera.
[3] IMF (International Monetary Fund), WBG (World Bank Group) Boards of governors annual meetings, Washington, D.C., Press Release No. 5, October 6 - 8, 1998, Statement by the Hon. CARLOS SAUL MENEM, President of the REPUBLIC OF ARGENTINA, at the Annual Meetings of the Boards of Governors of the International Monetary Fund and the World Bank Group

martes, 18 de febrero de 2014

La auto crítica no implica debilidad

La auto crítica no implica debilidad, sino fortaleza. Solo niegan el fracaso, los responsables del incendio en que termino la Argentina de 2001. El proyecto argentino que comenzó en 2003 tuvo muchos aspectos; si bien hubo viento de cola en los primeros años, se generaron rentas, que se utilizaron para fomentar el crecimiento y la inclusión social, como nunca. En el principio el Estado y las empresas cooperaron estrechamente para recuperar el mercado interno. Una creciente tasa de ahorro (desde las catacumbas) generó un alto nivel de crecimiento. Las políticas de igualdad, englobando la educación, contribuyeron a la creación de un ambiente político y económico más estable y aceleraron el crecimiento, gracias a la mayor productividad de la fuerza laboral. En la próxima etapa, si el Estado utiliza el potencial privado, es probable que logre más éxito en el crecimiento de la tasa potencial, que si intenta reemplazarlo. La continuidad del crecimiento económico requiere mantener la estabilidad macroeconómica y política, que nadie se imagine otra cosa porque podemos perder todo lo ganado. Las medidas que tienden a una distribución más equitativa del ingreso y que propugnan extender la educación básica, fomentan el progreso económico. El resultado, como suele decirse, es un “mejor clima para los negocios e inversiones” y un uso más eficaz del talento argentino. Las políticas públicas se deben adaptar a las cambiantes circunstancias económicas, en lugar de permanecer inmutables. A medida que las economías se van tornando más complejas, el Estado tiene menos necesidad de asumir un papel excesivamente activo y puede preservarse (controlando), para que las probabilidades de crear dificultades no crezcan.
Entre las deudas pendientes del activismo, creo que el gobierno tiene que desempeñar un papel decisivo en la creación de un banco de desarrollo “en serio”, para otorgar créditos de largo plazo. El Estado debe aplicar todo su poder para captar recursos financieros, de modo que no solo se estimule el crecimiento, sino que a la vez el mismo sea sustentable en el tiempo. El crédito no sólo hay que dirigirlo a las áreas prioritarias, sino que hay que quitárselo a la especulación de una vez por todas. Hubo muchos años donde las empresas que usaban crédito subsidiado financiaban compra de dólares para atesorarlos.
Es necesario crear medidas tendientes a mejorar la cooperación entre el Estado y las empresas, una buena relación que le permita al Estado diseñar programas que satisfagan las necesidades de la comunidad empresarial, para crear un clima favorable para los negocios, alentando a las empresas a encaminar energías en el país.
El hecho de resolver el tema estadístico para compartir la información, mejorara la calidad de las decisiones empresariales. Al mejorar las relaciones con el sector empresario-con reglas claras y controles-, se le permitirá seguir adelante en la ejecución de sus propios proyectos y se atraerá capital de riesgo. Es necesario crear “instituciones y mecanismos de ahorro” interno. Al mismo tiempo, las medidas que establecieron regulaciones prudentes y, en algunos casos, restricciones, fortalecieron la seguridad y solidez de las entidades financieras; pero estas aun no se han sentido estimuladas a asumir los riesgos que demanda el resto de la economía. Falta elaborar una variedad de programas que incrementen el rendimiento de la inversión privada y faciliten el desarrollo y la transferencia de tecnología. Se debe proporcionar más infraestructura y generar un clima receptivo para la inversión, para esto no es necesario bajar banderas, pero es imprescindible incorporar experiencia. El gobierno apostó a las políticas pro industriales para alterar la asignación de los recursos de una forma que estimulase el crecimiento económico; pero no asumió un rol estratégico en la identificación de las industrias en las que la investigación y desarrollo dijeran que es lo que rendiría más beneficios. El apoyo brindado a la industria, no se hizo con la creación de centros científicos y de investigación, ni fijación de normas para el control de calidad, que contribuyera a alentar más a los inversores nacionales y PYMES, básicamente.
El hecho de poner el acento en las industrias con fuertes eslabonamientos hacia atrás y hacia delante, con grandes externalidades pudo haber contribuido al crecimiento de largo plazo que no sucedió. La lección es que en el corto plazo, la excesiva rentabilidad no brindó un aporte potencial al crecimiento de largo plazo.
El gobierno no alentó intensamente la exportación. El desempeño exportador industrial (con valor agregado) debería haber sido la clave para la asignación del crédito y las promociones fiscales de exportación. El foco y los estímulos a las exportaciones hubieran instado a la adopción de normas de calidad internacionales que luego pudieran acelerar la difusión de nuestra tecnología. Los elementos esenciales que deberían haber funcionado como una recompensa eran los reembolsos, reintegros, asignación de prefinanciación, financiación y post financiación en pesos a tasa subsidiada, con reglas de medición de desempeño y árbitros que evalúen cumplimientos. Esta probado, antes de la Reforma Financiera de 1977, los estímulos suministraban fuertes incentivos y tenían un escaso riesgo, cuando las reglas estaban bien estipuladas. Una importantísima disminución de la relación deuda/PBI tuvo un efecto positivo en el crecimiento económico, aunque luzca paradójico no tener financiamiento. Fueron positivos los efectos sobre el ahorro interno y sobre la eficiencia con la que se asignó el capital escaso, y el crédito “cero”. También se incrementó el capital de las empresas y bancos debido a las menores tasas de interés, aunque esto no aumentó su capacidad para correr riesgos. La falta de insistencia en exigir determinadas transferencias de tecnología como parte de las inversiones extranjeras fue un gravísimo error, probablemente hubiera fortalecido el interés nacional, promoviendo la estabilidad económica e incrementado el ahorro.
Ninguna política aislada asegura el éxito por si sola; tampoco la ausencia de un único componente podría haber llevado al supuesto aprovechamiento de “oportunidades perdidas”. Aunque se hable de “parches”, el entrelazamiento de políticas que variaron de un periodo a otro, de todos modos compartía los rasgos salientes de un proyecto. El gobierno intervino activamente en los mercados, sin reemplazarlos, poniendo limites solo en los extremos. Guste o no, se genero un clima en el cual las empresas pudieron prosperar, y aun siguen haciéndolo. Si bien se promovieron muy poco las exportaciones y la tecnología industrial; se coopero con la industria y mejoro el ingreso de los trabajadores.
Quizás hubo un poco de viento de cola, pero el verdadero prodigio había sido político más que la vicisitud económica internacional. En 2003 se restableció la gobernabilidad y el acatamiento de los actos presidenciales. Pero tengamos memoria. - ¿Por qué emprendió el gobierno estas políticas? - En 2001 el pueblo le dijo basta al neoliberalismo de rendición incondicional a los mercados. Los políticos y los economistas apestaban, a los diputados los corrían por las calles para pegarles, y hasta a un anciano economista le propinaron un patadón por la calle Florida.
Dentro de un tiempo podrán extraerse muchas enseñanzas para impartir a países en crisis terminales, en particular en lo tocante al uso de los incentivos y de un sector público, que le imprimió ritmo a la “gestión”, aunque no se haya tenido demasiado éxito en otros aspectos estructurales de la burocracia. El reconocimiento de fallas individuales debería dar origen HOY, a una flexibilidad y una capacidad de respuesta que, en definitiva, constituya la base para que hasta y desde en 2015, el crecimiento sea sostenido y Argentina siga siendo un país para 40 millones de habitantes.



martes, 24 de enero de 2012

#FMI: La recuperación mundial se estanca

Los ministros de economía de la eurozona rechazaron la oferta de los acreedores privados de Grecia. La situación económica internacional vuelve a ser desafiada por un eventual agravamiento de la incertidumbre (Grecia o cualquier otro). Las limitaciones financieras siguen haciendo que los equilibrios permanezcan frágiles. Aquellas visiones que auguraban una recuperación del crecimiento se han desvanecido, y los riesgos de desaceleración mundial se han intensificado. Según las proyecciones del FMI (24-01-2012), el PBI mundial se expandirá 3,25% en 2012, alrededor de 0,75% menos que lo proyectado en Septiembre de 2011 a través de sus “Perspectivas de la economía mundial”. Esto se debe a que ya se prevé que la economía de la eurozona sufrirá una recesión (leve-según el FMI) en 2012 como consecuencia del aumento de los rendimientos de los bonos soberanos y los efectos del proceso de desapalancamiento de los bancos en la economía real, mas un impacto añadido por la reingeniería adicional que ha de aplicarse al gasto publico. El FMI prevé que el crecimiento de las economías emergentes y en otros países desarrollados (EE.UU., Canadá, Japón) también se desacelerará debido al deterioro del entorno externo y a un debilitamiento de la demanda interna.
El liderazgo mundial esta fallando en responder al desafío. Siguen sin resolverse los problemas que requieren decisiones audaces de política económica. Si no se restablece pronto la confianza, la crisis en la eurozona devendrá en un curso desordenado, empezando con algún default soberano. En las grandes economías, deben corregirse los desequilibrios fiscales a mediano plazo, pero sin dejar de atender la recuperación de la actividad económica en la coyuntura.
En las economías emergentes en cambio, las políticas deben concentrarse en responder a una eventual moderación del crecimiento interno, y a la desaceleración de la demanda externa derivada de las economías desarrolladas. Obviamente, la preocupación más importante de los líderes mundiales debería ser preparase para enfrentar las consecuencias sociales de la situación descripta. Aumento de la desigualdad, caida de los salarios, pobreza adicional y desempleo; no dejaran margen alguno. En Europa, los focos de tensión social expresados en 2011, se irán agravando con el correr de los meses.