jueves, 28 de diciembre de 2006

Balance 2K (Keynes-Kirchner)

La estrategia 2K (Keynes-Kirchner), asentada en parte en políticas keynesianas, estimuló la demanda agregada, utilizando legítimos instrumentos de política económica. Operar las políticas de ingreso, fiscal, monetaria y cambiaria, e intervenir en los mercados a través del sistema de retenciones a la exportación, acuerdo de precios, congelamiento de tarifas y subsidios, permitió mantener administrados los precios domésticos, y animar el consumo. Con esta política económica, el gobierno ha logrado un proceso de crecimiento sostenido que completará dieciocho trimestres consecutivos acumulando alrededor de 44%.
Sin duda 2007 será un año de política de ingresos expansiva- con templados aumentos de salarios, posibilitado por la proximidad entre el sindicalismo y los gobiernos peronistas. Una avenencia que durante las administraciones justicialistas, solo fue afectada por funcionarios extra partidarios que ignoraron esta mística que resguarda la gobernabilidad a largo plazo en la Argentina.
La política fiscal seguirá siendo expansiva, flexibilizando un tanto los recursos excedentes, teniendo en cuenta que el superávit lo permite-la recaudación sigue batiendo récords.
Antes de ahora se dispuso un aumento del 13% para las jubilaciones a partir de Enero, y no se descarta un aumento de los sueldos públicos, continuando con el objetivo de lograr una mayor participación de estos sectores en el ingreso nacional. El papel de la obra pública seguirá siendo valioso y la asistencia al sector privado seguirá firme. El BCRA seguirá comprando el exceso de divisas para mantener un tipo de cambio elevado-instrumento vertebral del modelo-, que alienta la producción de exportables y sustituye importaciones. Las tasas de interés reales continuarán en niveles levemente negativos y el crédito seguirá creciendo. La política monetaria en general será moderadamente expansiva.
Los economistas clásicos, los organismos multilaterales de crédito y los medios más ortodoxos desde 2002, alertaron a los mercados acerca del peligro que implicaba la utilización de los instrumentos intervencionistas mencionados. Estas medidas iban a desalentar la producción, la inversión y las exportaciones, pero afortunadamente esto nunca se verificó y en estos días, hasta el indicador de riesgo país que elabora JP Morgan tocó mínimos históricos para la Argentina.
La estrategia 2K, aplicó heterodoxia pura para administrar la evolución de los precios internos y animar la demanda doméstica. Esto representó oportunamente el más absoluto contrasentido a las sugerencias del FMI, rompiendo además con el enfoque económico de los economistas más mediáticos de los últimos 30 años.
Con las biliosas retenciones a las exportaciones, se logró disociar el precio interno del internacional cada vez que un bien mostró una tendencia al alza, procurando mantener los precios internos y el poder adquisitivo. Por lo tanto, cuando subió fuerte el precio internacional del petróleo, el gobierno aplicó retenciones móviles al crudo, y cuando empezó la suba de la carne, se procedió del mismo modo. Luego, hasta se prohibieron exportaciones y posteriormente se flexibilizó la medida. Estas restricciones abarcan también al sector lácteo y trigo, con la misma finalidad, evitar que la suba del precio internacional afecte los precios del mercado local. Argentina al revés que países industrializados como Alemania, Japón o Italia; mayormente exporta lo mismo que sus habitantes consumen, es por eso que existe la necesidad de disociar los precios de los transables; ya que además se está subsidiando al exportador-con un dólar alto-, pagándole más pesos por los dólares que ingresa. Pragmatismo y sintonía fina al máximo. -¿Qué sucedería si en lugar de tener un dólar de $3,08; tuviésemos un dólar flotante de de $ 2,20, con valles de de $ 2,00?
La gran preocupación de un gobierno nacional, popular progresista y racional -como lo definió el presidente-, es mantener el poder de compra de los consumidores. En ese sentido, en 2006 las participaciones del gobierno fueron eficaces para lograr los objetivos, notándose una mayor desaceleración en la tasa de inflación que afecta a los sectores más pobres.
El gobierno también utiliza el esquema de subsidios fiscales, el cual está destinado a que no aumente el ticket del ómnibus; subterráneo; tren, y energía de los hogares. Desde la devaluación, las tarifas residenciales como energía, agua y telefonía; subieron 12%, y autobuses y trenes 15%, versus una inflación de alrededor de 86%. Es probable que la estructura de precios relativos-incluyendo servicios-, en el futuro deba corregirse; sin embargo, es muy difícil que vuelvan a ser las que se comparan de cara a 2001. En 2006, el monto de subsidios rondará unos $4.600 millones, sin alterar substancialmente el inédito superávit fiscal. En las naftas, existe un acuerdo implícito con las refinerías para mantener los precios internos; el gobierno las grava con una retención del 5%, de manera tal que la rentabilidad del negocio exportador no resulte afectada, a cambio las refinerías en Argentina mantienen congelados los precios de las naftas.
Por todo lo expuesto, podemos decir que suben los salarios reales promedio de la economía alrededor del 5,7% hasta el tercer trimestre de 2006 si se lo mide en términos del IPC; y en términos de la canasta básica alimentaria más del 10%.
En general en la Argentina, solía acontecer que las políticas intervencionistas generaran distorsiones e incentivos perversos, que desalentaban la producción y la inversión, pero esta vez eso no ocurrió. El mismo semanario The Ecomonist, se rinde ante la evidencia, diciendo que cada vez es más difícil cuestionar la línea oficial.
Conocida que nos es la estrategia 2K, se puede decir que la inversión necesaria para seguir aumentando la oferta potencial de bienes y servicios, dependerá en primer lugar, de que el consumo privado siga expandiéndose a buen ritmo, y para eso el gobierno no va a escatimar aliento. En el sector privado la inversión depende de las ventas y ganancias esperadas por los empresarios en el corto plazo. En segundo lugar, la inversión llegará de la mano de nuevos profesionales-de negocios e inversión-, ya no serán economistas sumamente desprestigiados-Los errores de pronóstico, han dejado fuera de la fiesta a muchas empresas e inversores, desacertadamente alarmados-. Los determinantes clásicos, para la inversión, como la seguridad jurídica y el acatamiento incondicional a los mecanismos de mercado, fueron reemplazados por el “clíck caja”. La utilidad de las empresas por unidad está disminuyendo, al mismo tiempo que el volumen de producción y ventas sigue creciendo, sustituyendo margen por volumen. Ganando menos, las empresas venden más y mantienen el nivel.
Paradójicamente el intervencionismo al mejorar las perspectivas electorales del oficialismo, terminó generando un horizonte de previsibilidad mas amplio para la inversión, en los próximos cinco años. Los votantes de ingresos bajos o medio-bajos prefieren que el gobierno intervenga en los mercados porque sino lo hiciera, tendrían que pagar más caro alimentos, transporte y energía. La mayoría de los empresarios del sector productivo-aliados del modelo-están a favor de la mayor intervención en los mercados. Es obvio que los ciudadanos de ingresos más elevados prefieren que el gobierno no intervenga en los mercados afectando sus ingresos, y es inteligible que han estado desacreditando este paradigma sistemáticamente.
A pesar de todo, el objetivo de un gobierno democrático consiste en no decepcionar a las grandes mayorías-por supuesto que Franklin y Eleanor Roosevelt lo sabían-.
En síntesis, la estrategia 2K de estímulo a la demanda agregada con intervención en los mercados es funcional a los intereses de las grandes mayorías y concuerda con la voluntad política del gobierno. En el corto y mediano plazo, la economía seguirá expandiéndose a buen ritmo, a la vez que mantiene superávits gemelos-fiscal/cuenta corriente. Para el largo plazo..., Lord Keynes tenía una frase famosa…, y Kirchner parece conocerla muy bien.