martes, 18 de octubre de 2005

Inversiones: Escenario Pos Electoral

La inversión calculada a precios constantes ascendió, desde 11% del PBI en 2002, a 19% en 2005. Con una política económica diferente, los resultados lucen como en los primeros años de la convertibilidad. La cifra proyectada para todo 2005 no está alejada de los 21 puntos del PBI logrados en 1998, año en que comienza la desaceleración que retrotraería la inversión a un piso del 11 %. Claramente la inversión pública también avanzó y alivió en parte la erosión que proyecta aún, el sector privado. Recordemos que durante los años de auge de la convertibilidad, la cuestión era bien diferente. En el pico de crecimiento, la inversión pública era poco menos que marginal, en términos relativos. A nivel general está previsto para 2006 que el indicador supere los 20 puntos del PBI, como en 1994, justo antes del Efecto Tequila. La actitud de precaución que observaban los inversores más indecisos se está disipando día a día. Los indicadores de la economía ascienden impetuosamente y ahora el desafío es que la inversión acompañe un segundo tramo del actual proceso de recuperación.
El modelo económico productivista consiste en exportación, inversión, tipo de cambio real alto y estable. La jugada cardinal inversora apuntó a la exportación y la sustitución de importaciones desde el inicio y parece ser que continuará su itinerario. Inclusive estos agregados han impulsado la recuperación y el empleo, mientras se negociaba con los organismos multilaterales de crédito y los tenedores de bonos. El modelo de producción y trabajo dispensa especial atención a cada proyecto de inversión de una manera particular y no generalizada. Prevalece además, una estrategia distinta que busca reducir el enfoque hacia la ganancia financiera de corto plazo. La inversión obedece a un punto de vista donde las empresas deben generar rentabilidad, y las mismas deben reinvertirse en términos de acumulación de capital. Insistiendo, el actual no es un modelo de enfoque bancario que atrae capitales de corto plazo, sino que se desvela por inyectar incentivos en proyectos manufactureros y exportadores. El inversor productivo-que es un tipo de inversor distinto- observa favorablemente el tipo de cambio actual, una política de tarifas moderadas y niveles de costos consistentes con una producción de bienes y servicios competitiva. La confianza de los inversores está creciendo en base a los fundamentals de los últimos tres años. A un lado quedaron los procesos de shock de inversión, que suelen impulsar muchos mecanismos al mismo tiempo con el objeto de generar un ambiente pro negocios, no parece que esa pueda ser la agenda del cuarto trimestre en adelante. Se observan pocos ejemplos en la región donde estas estrategias permanezcan en América Latina. Claramente entonces, no se esperan estrategias o procesos de inversión con una agenda pro mercados y con apertura categórica en la presente década, yendo más lejos. La experiencia realizada con las grandes privatizaciones, fusiones y adquisiciones de empresas con alta rentabilidad en los sectores de servicios, difícilmente se repita, pero probablemente tampoco se retrotraiga rigurosamente a foja cero. En este contexto, la rentabilidad de la industria-incluyendo la agroindustria- y el campo seguirán empujado la reactivación y el empleo. Ya sea por la política cambiaria, los precios internacionales de los commodities, o la recuperación de la industria, el consenso dice que aquí estarán enfocados los ojos de este nuevo perfil inversor.
Repasando, para aquellos inversores que han actuado con cautela, la decisión de- “wait and see”-, les ha hecho perder mucho dinero a favor de sus competidores que sí, tomaron riesgo invirtiendo. Los sectores exportadores planean aumentar los volúmenes y muestran un dinamismo fenomenal, crecen en forma sostenida, siguen realizando inversiones orientadas a aumentar la oferta exportable y piensan generar un suceso en los próximos años. Sin duda las empresas locales, incluyendo las PyMEs han sido capaces de generar las inversiones necesarias para sustituir financiación e importaciones de productos que, dado el tipo de cambio ya no lucían competitivos. Para este tipo de estrategia, el más grande reclutador de inversiones es el que llega de la mano de las exportaciones industriales. Generación de divisas genuinas y empleo, son dos objetivos básicos de un país que emerge de una crisis de magnitud y esto los inversores lo tienen muy en claro. El año pasado, este sector registró un crecimiento de 15% en los volúmenes enviados y se convirtió en el rubro exportador más eficiente, contra todos los pronósticos, incluyendo el que insistía con un final abrupto del out put gap, que aún sigue sin llegar. En 2005, el aumento de las exportaciones sigue su marcha de ascenso, y solo en el primer semestre creció en volumen por encima del 17% anual, a más del doble de la tasa de crecimiento del PBI. Las exportaciones explicaron 2,3% del incremento de la actividad económica. La advertencia de que las exportaciones solo crecían por el aumento de los precios de los commodities, y no por volúmenes, quedó absolutamente rectificada. Hoy la razón principal del crecimiento de los envíos lo explican los altos volúmenes de exportación. Los inversores están mirando con mucho entusiasmo las exportaciones del campo con crecimientos de 36% contra igual período del año anterior, aunque los dólares pudieron haber sido más, a no ser por la caída registrada en los precios internacionales. Se asegura que el campo y la agroindustria recibirán una avalancha de inversiones en los trimestres posteriores a las elecciones de Octubre. Las exportaciones pre anuncian seguir su derrotero y los volúmenes exportados por la industria también. En 2006 las empresas exportadoras estarán invirtiendo y ampliando la capacidad exportable a un ritmo que permitirá sostener el crecimiento de los volúmenes enviados. En otro orden de cosas, la construcción de viviendas está prácticamente en los niveles de 1998 y tanto la rentabilidad como la brecha con los precios internacionales, podrían seguir impulsando la actividad que es madre de industrias. Se anuncia que la infraestructura será apuntalada con inversión pública, y en mayor medida parece que lo será por el sector privado, una vez que pasen las elecciones y se regularicen algunas cuestiones a ser negociadas, a partir de Noviembre. El equipamiento fabril y las importaciones de bienes de capital no estrictamente de inversión, según los presupuestos de las empresas del sector, continuarán en ascenso-telefonía celular y equipos de aire acondicionado seguirán en auge-.
La tendencia actual de los inversores a diseñar estrategias de fusiones-adquisiciones e incorporarse con capital de riesgo, responde a la empinada expansión descrita y al hecho que, a medida que se incrementa la demanda agregada, las ventas van creciendo en las compañías. Sin embargo, las empresas argentinas que están exportando fuertemente, necesitan ahora alcanzar escala globalizada. Esta situación perfecciona la exigencia de obtener más capital de trabajo también, para financiar operaciones y más inversiones para ampliar la capacidad de producir bienes. Luego de las elecciones, algunas empresas se pondrán de acuerdo para hacer inversiones articuladas, una tendrá el negocio (bienes) y la otra aportará inversiones (financiera). Muchas empresas que angustiosamente sobrevivieron la crisis, como premio a su perseverancia, cuentan hoy con estructuras y accionistas entrenados con grandes ventajas. Otros ex empresarios, otrora devenidos en rentistas-que vendieron sus empresas antes de la crisis-, aportarán capital, porque ahora mismo están mirando oportunidades con potencial de crecimiento. Esta situación, -es decir, un modelo económico y de inversiones productivista- asigna un papel mucho más protagónico al accionista como inversor. Los empresarios aseguran: “estoy ganando mucho dinero, pero no lo considero” porque lo reinvierto todo. La inversión pos comicios en la Argentina, estará sesgada de estrategia corporativa, negocios productivos y de exportación; no podría ser más diferente a las realizadas unos años atrás, pero tampoco lograría lucir tan interesante en términos de tasas de retorno potenciales.

Inversiones pos elecciones, Ambito Financiero-Comex

En estos años la inversión total tuvo una mejora significativa, y calculada a precios constantes ascendió desde 11% del PBI en 2002, a 19% en 2005. Con una política económica diferente, los resultados lucen como en los primeros años de la convertibilidad. La cifra proyectada para todo 2005 no está alejada de los 21 puntos del PBI logrados en 1998, año en que comienza la desaceleración que retrotraería la inversión a un piso del 11 %. Claramente la inversión pública también avanzó y alivió en parte la erosión que proyecta aún, el sector privado. Recordemos que durante los años de auge de la convertibilidad, la cuestión era bien diferente. En el pico de crecimiento, la inversión pública era poco menos que marginal, en términos relativos. A nivel general está previsto para 2006 que el indicador supere los 20 puntos del PBI, como en 1994, justo antes del Efecto Tequila. La actitud de precaución que observaban los inversores más indecisos se está disipando día a día. Los indicadores de la economía ascienden impetuosamente y ahora el desafío es que la inversión acompañe un segundo tramo del actual proceso de recuperación.
El modelo económico productivista consiste en exportación, inversión, tipo de cambio real alto y estable. La jugada cardinal inversora apuntó a la exportación y la sustitución de importaciones desde el inicio y parece ser que continuará su itinerario. Inclusive estos agregados han impulsado la recuperación y el empleo, mientras se negociaba con los organismos multilaterales de crédito y los tenedores de bonos. El modelo de producción y trabajo dispensa especial atención a cada proyecto de inversión de una manera particular y no generalizada. Prevalece además, una estrategia distinta que busca reducir el enfoque hacia la ganancia financiera de corto plazo. La inversión obedece a un punto de vista donde las empresas deben generar rentabilidad, y las mismas deben reinvertirse en términos de acumulación de capital. Insistiendo, el actual no es un modelo de enfoque bancario que atrae capitales de corto plazo, sino que se desvela por inyectar incentivos en proyectos manufactureros y exportadores. El inversor productivo-que es un tipo de inversor distinto- observa favorablemente el tipo de cambio actual, una política de tarifas moderadas y niveles de costos consistentes con una producción de bienes y servicios competitiva. La confianza de los inversores está creciendo. En este contexto, la rentabilidad de la industria-incluyendo la agroindustria- y el campo seguirán empujado la reactivación y el empleo. Ya sea por la política cambiaria, los precios internacionales de los commodities, o la recuperación de la industria, el consenso dice que aquí estarán enfocados los ojos de este nuevo perfil inversor.