"El mundo”: es un lugar del cual se hace referencia permanente, a la hora de exaltar las virtudes que encarnan las relaciones económicas entre países. Paradójica y especialmente en este tiempo, es cuando la independencia de las soluciones a los problemas procedentes de la crisis, ha experimentado un nuevo impulso a intereses desiguales. No obstante que algunos actores son determinantes, a la hora de influir en el contexto general; junto al alto nivel logrado de interdependencia de los países, se ha desarrollado un nivel de exigencia de confianza mayor por cada unidad política.
La economía sigue traccionada principalmente por los países emergentes, los desarrollados siguen enfrentando recaídas, indicadores mixtos, y alta volatilidad en los mercados ante las crecientes dudas sobre la recuperación de la economía mundial. Los datos del segundo trimestre del año muestran desaceleración en el ritmo de expansión.
Es cierto que la sensación de pánico 2008 y 2009 fue cediendo, y en estos primeros días de Septiembre de 2010, vemos como la economía internacional sigue creciendo, aunque a un ritmo mucho más moderado. Esto en medio del mantenimiento de aminoradísimas tasas de interés y fuerte crecimiento de las economías de los países emergentes. China y Brasil, socios clave de la Argentina, aunque se desacelerarán, mantienen pronósticos de crecimiento satisfactorios para 2011. En Argentina nos complacemos porque los precios internacionales de la soja son muy buenos, el precio futuro a Mayo de 2011 subió de u$s 338 a u$s 377 la tonelada, tras el impulso de los últimos pronósticos climáticos de sequía en el hemisferio norte. La importante apreciación real de la moneda brasilera ayuda a las exportaciones argentinas destinadas a Brasil, que con un Real apreciado hace más competitivos nuestros precios.
Pero lo vital es recordar algo que aprendimos en la universidad; que si cada país puede producir una de las mercancías mas competitivamente que el otro, ya sea con menos mano de obra o aprovechando sus recursos naturales, cada uno de ellos tendrá una ventaja en la producción, entonces cada país deseara exportar la mercancía en la cual tenga mayor ventaja.
En el actual momento y contexto internacional, ha quedado claro que no tenemos viento de cola, sino ventajas competitivas, y por el momento lucen sustentables por los próximos 20 a 30 años.
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