Jean Claude Juncker, habia convocado a reunión ante el agravamiento de los problemas de Grecia para lograr financiación para su deuda a un costo razonable. Hubo acuerdo unánime de los dieciseis ministros de Economía de la zona Euro sobre las condiciones para un primer préstamo a Grecia por 30.000 millones de Euros. Deberá solicitarlo formalmente, y será a una tasa de interés equivalente al Euríbor más tres %. Esas facilidades de financiación se nutrirán de aportes del FMI, y préstamos bilaterales de los países de la Eurozona, tal como se convino en la última cumbre europea, y tendrán una vigencia de tres años. Las especulaciones sobre un inminente acuerdo sobre el mecanismo de ayuda impulsaron los mercados el viernes 9. Mientras las Bolsas subieron con fuerza en toda Europa y los bonos griegos se recuperaron, sin embargo Grecia insistió hasta ultimo momento que no piensa recurrir de inmediato al FMI pese a las presiones de los mercados.
La explicación de los apuros de Grecia, no es solo un problema de deuda excesiva, aunque la deuda pública de Grecia, representa 113% de su PBI. Estados Unidos en 1946, estuvo en 122% del PBI, con inversores tranquilos, durante la década siguiente, la relación entre la deuda y el PBI se redujo a casi la mitad, luego la deuda como porcentaje del PBI siguió cayendo hasta alcanzar un mínimo del 33% del PBI en 1981. Pero claro, la relación entre la deuda y el PBI no cayó porque la deuda se cancelara, sino porque el PBI creció hasta duplicarse, en solo diez años. Una importantísima aclaración: el crecimiento del PBI fue duplicado en dólares, explicado 50% por el crecimiento económico y 50% por efecto de la inflación. No obstante el PBI real deflactado creció un 39% entre 1946 y 1956. Grecia no puede esperar lo mismo, por la restricción “Euro”. Los préstamos baratos y la entrada de capitales dispararon la inflación; y cuando llego la desaceleración de la actividad económica, Grecia se vio con costos muy poco competitivos frente a las grandes economías europeas. Los precios de Grecia tendrán que bajar, a diferencia de lo que pasó en EE. UU. en 1946, donde una parte de la deuda se licuó por efecto de la inflación. Por el contrario, Grecia podría ver aumentada su deuda, si se somete a un proceso de deflación dolorosa, que sin dudas traerá la recesión y desempleo. No creemos que Grecia pueda resolver sus problemas recortando el gasto y subiendo las tasas de interés, sino todo lo contrario. Tal vez sea esta la razón por la cual los mercados de obligaciones hayan perdido la confianza y, llevado la situación al borde del abismo.
Grecia debería abandonar el Euro y devaluar su moneda, pero esto podría resultar en “un 2001 argentino”, al desencadenarse una masiva fuga de depósitos en el sistema bancario griego. De hecho, ya habia empezado a producirse una corrida.
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