La fortaleza de auto financiar en dólares (señoreaje*) proyectos de inversión, campañas militares, investigación y tecnología, ha hecho de los EE.UU., en primer lugar una nación poderosa, mas tarde logró que los Chinos sean el mayor poseedor de dólares y títulos de la Reserva Federal, y consecuentemente, la mayor amenaza a la hegemonía de los EE.UU. y el dólar en solo 30 años. No obstante la colosal inyección de dólares para sostener bancos y empresas nacionales, un abuso de ese señoreaje, puede constituirse en una dependencia que genere condicionalidades, en términos de compartir el poder de señorío con otra potencia económica que ya ha planteado la necesidad de tener otra moneda de reserva. En EE.UU., el fuerte aliento fiscal en base a mayor gasto público debe ser reemplazado por un mayor gasto privado en algún momento, porque la deuda no puede crecer hasta el cielo. No obstante el enorme endeudamiento de los particulares en países desarrollados le pone freno a la velocidad de recuperación de una economía muy frágil, con un sistema financiero ora resucitado ora moribundo. Los desbalances globales se han moderado, pero si vuelven a amplificarse, se asume la construcción potencial de una dinámica cíclica crónica y perversa, que puede instalar una desconfianza creciente y endémica, altamente inconveniente para las inversiones, el crecimiento y empleo. El problema es que si el consumidor americano -que representa 25% del consumo mundial- tiene que ahorrar más para cumplir con sus compromisos, será necesario entonces que los habitantes de Arabia Saudita, China, Japón, Rusia, Corea, etcétera pasen a consumir más, para lo cual deberían realizar importantes reformas políticas y sociales y, hasta religiosas. Contra la recuperación estadounidense atentan, tanto la ceguera de los lobbistas de Wall Street, como los de la ortodoxia dogmática, que al parecer le estarían ganando la pulseada a los reguladores reformistas. Si las presiones ortodoxas y “pro negocios financieros” se acelera y se decide ajustar y abandonar los instrumentos de política económica empleados a fin de evitar el colapso, aumentan los riesgos de abortar esta insipiente y frágil recuperación que exhiben los últimos datos. Si por el contrario, se instala reposadamente la “heterodoxia full life”, la tasa de inflación puede acelerarse y habrá que llamar a Moreno para instalar la Inflación Core II (esta vez, además de suprimir alimentos y energía, habrá que vedar jeans y zapatillas). Los gobiernos artífices del desbalance global, deberán ser “entendidos en los tiempos”, mucho más que eruditos en economía. “Tiempos y sazones”, para ir reduciendo una expansión extravagante que en 8 meses duplicó la base monetaria de los EE UU, y llevó la tasa de interés de la FED a casi cero. Un déficit fiscal alto, necesita nuevo endeudamiento público y, la tasa de interés real puede devenir alcista. En este escenario la economía se torma débil, la inversión privada retrocede y, el dolar ya no luce como la moneda de reserva, y se pierden los incentivos para pagar por su señoreaje.
*El concepto de señoreaje se remonta a la ganancia percibida por la autoridad de las casas de moneda por acuñar una moneda cuyo valor intrínseco era menor al valor nominal. Actualmente el concepto es el mismo pero aplicado al dólar, papel moneda de los EE. UU. que dejando de lado el reducido costo que incurre por imprimirlo en cantidades industriales. Por señoreaje entonces se entiende "per se", que el derecho a "producir" dinero pudo y puede constituir para el emisor - la Reserva Federal- una fuente de ingresos.
sábado, 5 de septiembre de 2009
Señoreaje, practica de politica monetaria
Publicado por
Pablo Tigani
en
22:58
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Etiquetas:
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