domingo, 5 de julio de 2009

Regulaciones financieras débiles y reformas estructurales ausentes

Se avanzó poco en materia de regulaciones, se exhiben medidas insuficientes; cuando en 1999, se eliminó el Glass-Steagall, permitiendo que bancos de inversión, bancos comerciales y compañías de seguros se combinen, esto resultó una catástrofe para el sistema financiero. La otra disposición de la administración Clinton-algunos de los actuales economistas de cabecera de Obama- y el Congreso de no regular el mercado de derivativos, consintiendo “securitiizar” los mortgages (hipotecas) y, que a su vez los títulos estructurados se asegurasen a través de los famosos CDS-Credit Default Swap-no tiene una comprensión sensata, fuera del pensamiento que cree que los mercados son lo suficientemente eficientes para procurarse sus propios recaudos y el de los inversores. Desde 2002 a la fecha los CDS crecieron 33 veces, la SEC permitió a los bancos pasar de un apalancamiento 10 a 1 a otro de 30 a 1. Mas seguro ante más riesgo, pero -¿quien estaba detrás de una explosión, quienes garantizarían ante un desequilibrio financiero de magnitud, a las aseguradoras?
Todos estos inconvenientes no han sido resueltos, no existe decisión, no se ven reglas más claras para el futuro, esto es grave para una economía que hace énfasis en la confianza.
Cuando examinamos el desequilibrio global donde EEUU acumula deuda, mientras China y los países petroleros se exceden en reservas, la situación estructural parece estar muy lejos de solucionarse y, todavía no se observa ningún tipo de respuesta coordinada para que se modifique el “statu quo”.
Para EE UU, es necesario que China proceda a la apreciación del yuan desde hace 8 años, en función de un mayor equilibrio de su cuenta corriente que sigue siendo muy superavitaria.
Una restricción importante para la recuperación es el notable incremento del endeudamiento público de EE UU, UK y otros grandes países, como consecuencia de las peculiares políticas fiscales patrocinadas para descabezar el monstruo que representa esta crisis. Este perturbador incremento del endeudamiento público podría llevar a un aumento de las tasas de interés de mediano y largo plazo que atentaría contra la recuperación de la economía. El final sigue abierto.

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