Mostrando entradas con la etiqueta deuda. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta deuda. Mostrar todas las entradas

jueves, 27 de enero de 2022

¿Que se está tratando en este momento con el FMI?

 

Por Pablo Tigani*


Lo más importante. El sendero fiscal, por sus implicancias sociales y políticas en el corriente y el próximo año. Pero entre los que proponen desenlaces inmediatos, disputa una legión de individuos que no tiene la solución, porque no existe ninguna opción clara en una reconversión de deuda insólita, sin antecedentes y que puede implicar efectos futuros ruinosos. Lo cierto es que en la Argentina vivimos repletos de mentes con tabúes y prejuicios que impiden analizar debidamente el asunto. Aun si la decision fuera no pagar los vencimientos, durante muchos


meses, la negociación no cesaría. Algunos lo ignoran.

La realidad es que no existe ninguna posibilidad de condonación de deuda o repudio de la misma y, nos encontramos en medio de una situación inédita. “Patear el tablero”, como algunos sugieren requeriría la rendición incondicional del FMI. Aceptar cualquier imposición, requeriría la rendición sin condiciones del Gobierno argentino. Eso no va a suceder. De hecho no se aceptó la reforma laboral, ni una nueva previsional, ni reformas estructurales, ninguna de las acostumbradas recomendaciones de la receta estándar de la entidad. Para que se entienda, solo después de 6 años de guerra y 60 millones de muertos los alemanes capitularon incondicionalmente. Las bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki fueron la razón por la cual Japón se rindió y la Segunda Guerra Mundial finalizó. En una negociación nadie se va del todo satisfecho, pero tampoco abandona. Lo que caracteriza al buen negociador reside en su capacidad de potenciar opciones creativas, todo lo contrario de lo que proponen los robots de izquierda y de derecha.

Independientemente de la discusión de los términos legales de la deuda con el FMI y la contraída con acreedores externos de la Argentina, existe en primer lugar lo que se llama “gestión de activos”. Y tiene cuatro conceptos básicos: Hallar deudores que paguen altas tasas de interés y tengan bajas probabilidades de incumplimiento. Adquirir títulos de alta renta y bajo riesgo. Reducir el riesgo diversificando y, nivelar la necesidad de liquidez frente a mayores rendimientos de activos menos líquidos.

Lo segundo es la “gestión de la adecuación del capital”. Esto es, la protección de los accionistas o países miembro de las entidades financieras públicas o privadas, refiere al hecho de hacer que la inversión sea segura. En el caso de un organismo multilateral de crédito-más allá de su condición de prestamista de última instancia-, la elección depende del estado de la economía del país prestatario y los niveles de confianza que ofrece, en términos de riesgo de insolvencia fiscal intertemporal. Argentina 2001 no fue el caso y nos soltaron la mano. Podríamos preguntarnos acerca de que clase de controles internos hubo, cuales son los límites de exposición, el valor en riesgo, las pruebas de estrés, etcétera. Es obvio que ni el FMI, ni los acreedores internacionales hicieron bien su trabajo con la Argentina entre 2016-2019.

¿Por qué tanto trabajo de negociación en las ultima horas?

Es que la deuda pública detiene la acumulación de capital y coloca en riesgo la estabilidad haciendo extremadamente difícil manejar la política monetaria, para el país que se quedo sin crédito en enero de 2018. En la Argentina los déficits siempre fueron un problema cuando generaron acumulación de deuda. En 2019, era extravagante la acumulación 2016-2017-2018. Esta es la cognición de la consecuencia de la crisis financiera macrista. El FMI-como centinela del sistema financiero internacional-tuvo oportunidad de expresar los temores, en el momento oportuno, cuando la Argentina alcanzaba los déficits gemelos más altos de los últimos 35 años (2017). El Gobierno estaría obteniendo espacio fiscal para-por lo menos-estabilizar la deuda. Hay que ir generando superávits-tipo 2003-2005- para pagar los intereses y hacer crecer la economía hasta entonces. 

El hecho de la tardanza del Gobierno de Cambiemos en estabilizar la deuda pública, hizo que esta fuera cada vez mayor y los pagos de intereses, inauditos. La pesada herencia de los déficit 2016-2018 se financió con una deuda de alrededor de USD 100 mil millones más que en 2015. Hoy para estabilizarla, el Gobierno necesita experimentar un superávit primario igual a los intereses que hay que pagar por la deuda existente. Esta es la razón por la cual se está tratando de negociar “a la baja” la carga de intereses con el FMI, que ya consiguió con la deuda en mano de acreedores privados. Sucesivamente, cada uno de los próximos años la generación de superávit primario deberá ser suficiente para cubrir los pagos de intereses y financiar mayores gastos para sostener la reactivación de la economía, para que con una tasa de crecimiento mayor, se pueda bajar la relación deuda/PBI, aun volviendo a los mercados en forma parcial, para financiar proyectos de inversión.

La RP (Restricción Presupuestaria) del sector público en relación con el PBI

¿Cómo es la evolución de la tasa de endeudamiento?[1]:

 

La diferencia entre estas dos ecuaciones es la presencia de (r-g) comparada con r.  Si el déficit primario es 0, el nivel de deuda aumentará a una tasa igual a r. Si el PBI crece, el cociente entre deuda y PBI subirá más lentamente; progresará a una tasa igual al tipo de interés real menos la tasa de crecimiento de la producción (r-g). Si la g>r, r-g es negativo y, la tasa de endeudamiento no sólo crecerá a un ritmo más lento, sino que disminuirá año contra año.

La pregunta del millón es, si la tasa de endeudamiento, dadas todas las demás variables, tenderá a estabilizarse o a divergir. Para eso se debe resolver:

 

Donde:

·        Yt es la tasa de endeudamiento

·        β es (1 − r g)

·        A es (Gt Tt)/Yt

Si suponemos que el Estado incurre en déficit (superávit) primarios en relación con el PBI, que son constantes a lo largo del tiempo, que (Gt − Tt)/Yt es constante y, también suponemos que r y g son constantes; antes de resolver la ecuación, sabemos que pueden surgir principalmente dos casos:

El caso normal: La mayoría de las veces g<r. La ecuación es una línea recta cuya pendiente >1. El caso más exótico, aunque es menos frecuente, puede ocurrir que la g>r y, en ese caso, la ecuación forme una línea recta cuya pendiente es igual a (1 + r − g) <1. La línea recta que representa la ecuación tiene una pendiente menor que la recta de 45°, que tiene una pendiente igual a 1.

 

Caso (a)

·        g<r

·        Gt − Tt>0

La dinámica del cociente entre la deuda y el PBI a largo plazo, si g < r y, si el país que tiene una deuda pesada incurre en déficit primarios (GtTt> 0), la tasa de endeudamiento aumenta alejándose aún más del equilibrio.

 

Caso (b)

·        g<r

·        Gt − Tt<0

La dinámica del cociente entre la deuda y el PIB a largo plazo, aunque g < r y, si la deuda inicial es positiva, la tasa de endeudamiento disminuye con el tiempo si el gobierno genera superávit primarios adecuados (Gt – Tt < 0).

Caso (c)

·        g>r

·        Gt − Tt>0

En la dinámica del cociente entre la deuda y el PBI a largo plazo, si g > r, la tasa de endeudamiento converge hacia el nivel de equilibrio a pesar de la presencia de déficit primarios (Gt – Tt > 0).

Caso (d)

·        g>r

·        Gt − Tt<0

En la dinámica del cociente entre la deuda y el PBI a largo plazo, si g > r y, el gobierno genera superávit primarios (Gt – Tt < 0), la tasa de endeudamiento siempre converge hacia su nivel de equilibrio (Blanchard, Amighini y Giavazzi).

¿Por qué en los responsables de la política económica del gobierno de Cambiemos no tomaron medidas para equilibrar el presupuesto?

Porque al principio se tomó deuda sin ningún tipo de precaución, teniendo en cuenta el bajo nivel de endeudamiento y más tarde-como dijo Macri el comentarista: “yo les dije: cuidado con la deuda porque un día los mercados no te prestan mas y sonamos”-. En realidad fue para evitar perder las elecciones de medio término en 2017, que crearon semejante adefesio.

¿Cómo reducir una deuda insustentable?

Para hacerlo habría que generar suficientes superávits primarios como los de Néstor Kirchner, para lo cual el gobierno inicialmente debería subir los impuestos y retenciones, dado que el contexto post pandemia va a requerir el esfuerzo de los que más pueden. Habrá que recurrir a la financiación monetaria en forma muy baja y controlada y, acordar en estas últimas horas espacios fiscales  o suspender cada pago de la deuda en su totalidad o en parte, en función de las posibilidades. La decisión de quién debe pagar los estragos de una elevada deuda es una decision coordinada de redistribución de la renta y la riqueza. Una situación social como la que Argentina enfrenta, hace que el ajuste fiscal sea social y políticamente inviable por el lado del gasto.

El Teorema de Maradona y el uso de la mentira como arma política que no cesa

La brecha que separa “el conocimiento” de “la creencia”, hace que ciertas incongruencias sean posibles en este momento. Maradona dijo: “Los boludos son como las hormigas, están por todas partes”. Las renovadas amenazas de los comunicadores que no creen que nada este fuera de su campo para aconsejar, los hermosos jóvenes idealistas que son utilizables para entronizar al enemigo estadounidense que amenaza la armonía social, los chantas que insisten con la venezuelizacion, los lobistas del elenco estable o la hinchada del FMI, las tensiones internas que la gente no discierne entre académicos versus profesionales esclavizados por honorarios. La preexistencia de la degradación moral de la presidencia Macri, las críticas peripatéticas al Premio Nobel Stiglitz, los disparos de contagios de COVID, la sequia, la suba de la tasa de interés de la FED, la amenaza de una guerra en Europa, hacen la cosa más difícil con el FMI. Pero quizá lo más sorprendente de toda esta esquizofrenia sea se normalización.

Lo importante es no dejarse dominar por el pánico, porque una cosa es segura, ante nuestros ojos está ocurriendo un cambio extraordinario, lo que hasta ahora era imposible plantearle al FMI en una negociación, se volvió posible.

(*) Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



         [1] El déficit presupuestario en el año t puede expresarse como: Todas variables están expresadas en términos reales: B = todos los bonos y letras emitidos por el Estado que están en manos del sector privado. R = tipo de interés real (constante). Gt= Gasto Público en bienes y servicios en el año t.  Tt= Impuestos menos transferencias en el año t

 

sábado, 4 de enero de 2020

GOBIERNA ALBERTO FERNANDEZ


Los agentes económicos esperan, desean o planean valores y comportamientos de las variables que no siempre coinciden con lo que luego efectivamente sucede, se concreta o se ejecuta. El análisis “ex-ante” de una variable es previo a que el evento ocurra. Ejemplo: la Ley de Presupuesto. Se hace en forma previa y se verifica luego de que los eventos ocurren (análisis ex post) y, 2019 aun no ha cerrado. Pero 2018 no debería  perderse de vista, antes de perder el juicio. El presupuesto ejecutado por el gobierno nacional, lo recaudado y gastado a lo largo del ejercicio fiscal 2018, las metas de inflación, el tipo de cambio; nada de lo pronosticado sucedió. La inflación no fue 12% sino 47%, el dólar no fue de $20 sino $40 y la tasa de crecimiento del PBI no fue +3.5%, sino (-2.7%). Inclusive los economistas del establishment acompañaron aquel pronóstico tan superlativamente inexacto.
Hay que cambiar el chip. Preside Alberto Fernandez, representa “El Frente de Todos”.  No pienses como Macri porque te vas a equivocar. No se le puede pedir a Fernandez que aplique las medidas del equipo del presidente saliente.
Pensemos. -¿Vos qué harías si fueras Martin Guzmán?- No te pregunto si fueras Sturzenegger y Prat Gay, porque eso ya pasó. La historia los evaluara.
¿Liberalizarías las importaciones? ¿Eliminarías el control de cambios-mal llamado Cepo-que impuso Macri? ¿Permitirías la compra de más de u$s200? ¿Bajarías el gasto primario como lo hizo Dujovne? 
Tratemos de especular cómo será el nuevo paradigma.
¿Quitarán más medicamentos a los ancianos? ¿Bajarán los derechos de exportación a la soja y la minería? ¿Subirán las tasas de las LELIQ? ¿Disminuirán el suministro de alcohol, algodón y jeringas a los hospitales? ¿Se prescindirá del gasto de tizas y pizarrones en las escuelas? ¿Se suspenderá el suministro de chalecos anti balas para los policías? ¿Se frenará la provisión de nafta para patrulleros? ¿Quitarán los nuevos planes sociales que otorgó el gobierno de Macri? (hoy representan más del 150% que en 2015). La respuesta es No, con un 90% de probabilidades asociadas de ocurrencia. Pero sigamos:
¿Eliminarán gastos políticos de campaña, diferidos?- Ej.: créditos con clausula UVA que se otorgaron a diestra y siniestra justo antes de las votaciones de octubre de 2017. -¿El costo del rescate-subsidio a los deudores-lo asumirá el gobierno actual?- Es muy probable.
¿Pedirán los u$s13.400 millones que falta desembolsar al FMI? ¿Seguirá el gasto en besamanos a reyes y presidentes que vienen a pasear a cambio de nada? ¿Duplicaremos otra vez la relación deuda/PBI en tres años y fugaremos su equivalente? ¿Inventaremos más y mejores bicicletas financieras? No parece posible.

LA OFUSCACION NO ES ACADEMICA

Según el diccionario, ofuscado, significa estar en un estado que impide pensar con claridad, lo que podemos traducir como confusión.  No se puede analizar la economía con visiones parciales, o por temas específicos, sin contextualizar. El enfoque macroeconómico apunta al nivel agregado. Agrupa leyes que refieren el sistema económico considerándolo como un todo. “Agregado” no es igual a suma. Agregación nos refiere al conjunto de elementos homogéneos que forman parte de un cuerpo. Es decir, el carácter y comportamiento de agregados de poblaciones o cosas, no se puede obtener a partir de una simple generalización del carácter y comportamiento de los componentes individuales. Este comportamiento equívoco se denomina “falacia de la composición”.
Por lo tanto, la macroeconomía centra toda su atención, básicamente en el producto, la tasa de inflación, la tasa de desempleo y, en la Argentina más que nada, en la limitación que constituye la balanza de pagos.

ELEMENTOS QUE ARRIMAN UN PRONÓSTICO. ¿PRONOSTICO?

Prefiero describir herramientas de análisis que ayudan a establecer cierto grado de predictibilidad. Los agentes económicos tienen analistas que realizan un diagnostico: dónde estamos y porque, para identificar las causas estructurales y cíclicas de la situación actual.
¿Qué podrían hacer el policy-maker? ¿Cómo se espera que reaccionen las autoridades? ¿Qué medidas de política fiscal, monetaria-cambiaria van a adoptar? ¿Cómo podrían responder los agentes económicos ante las decisiones que adopten las autoridades? 

EL CORTO Y EL LARGO PLAZO

El corto es el periodo de tiempo en el cual alguno de los factores productivos no se puede modificar. Se considera que el stock de capital está fijo, porque no es posible incrementarlo o reducirlo en forma instantánea. Por eso presumir, propagar y difundir la solución optima, por el lado de la inversión es quimérica. O decir: “así la inversión no va a venir”. No. Por supuesto que no.
El largo plazo representa el período de tiempo en el cual todos los factores productivos se pueden ajustar óptimamente. Los factores de producción, incluido el stock de capital, se pueden modificar para llevar a cabo la producción de bienes y servicios con las cantidades de recursos óptimas. Pero hoy NO podemos más que, esperar el acuerdo de reestructuración de la deuda. Sin ello, nada es predictible. En ningún tiempo una frase definió un diagnóstico económico-social con tanta precisión: “tierra arrasada”.

PARA QUE SE COMPRENDA

El ejercicio comparativo se utiliza para comparar dos situaciones diferentes sin tener en cuenta el lapso de tiempo transcurrido entre uno y otro. Es como comparar dos fotografías.
Ej.: teníamos una fotografía inicial (diciembre de 2015), luego “pasaron cosas” y ahora tenemos una fotografía final (diciembre de 2019). Entre ambas imágenes transcurrió tiempo. La imagen inicial indicaba que la relación deuda/PBI era muy baja (alrededor de 50%, mayormente deuda en pesos). En cuatro años esa correspondencia (deuda/PBI) se duplica y, además se desarrolló en forma inversamente proporcional. Ahora la deuda en dólares supera holgadamente a los compromisos en pesos. La inflación supera en el doble el índice del Congreso de 2015. La figura final muestra una liquidez avasallada con alto riesgo de insolvencia fiscal intertemporal. La imposibilidad de cumplir con los compromisos en agosto de 2019 generó un default parcial de la deuda. Así podríamos ver (diciembre de 2015) versus (diciembre de 2019) y, como el desempleo se duplicó, el PBI per cápita cayó 10%, la inversión se desplomó, el consumo se derrumbó, el poder adquisitivo del salario perdió 25%, las jubilaciones perdieron 20% de poder de compra. La pobreza se descerrajó, las tasas de interés se quintuplicaron para las pymes, el dólar-como sea que se lo tome en 2019- es 5.5 veces más alto. En un análisis dinámico tomaríamos en cuenta el factor tiempo, para ver la evolución. Como si se tratara de una película de cuatro años y, observaríamos la evolución del PBI a lo largo del tiempo que cayó 6%. En dólares se destruyó casi 45% de la riqueza. Algunas de las empresas que perdieron, cerraron (alrededor de 20.000). Pero aquellas en que los balances demuestran que ganaron en pesos, “valen” la mitad en dólares.
¿Tienes idea de cómo explicarle esto último que pasó en su filial Argentina, a un CEO de una empresa japonesa?

*Profesor de Maestrías, Conferencista y consultor internacional. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, Presidente de HACER www.hacer.com.ar , autor de 6 libros, con: “2001, FMI, Tecnocracia y Crisis”.