jueves, 3 de noviembre de 2011

Otro #2008?



Ya pasamos por esto, tres años después me siento igual o peor, viendo como este liderazgo mundial esperpéntico ha comenzado a buscar la salida como en 2008. En la reunión anual del Fondo Monetario Internacional de Septiembre, el canciller británico, fijó un plazo de seis semanas para resolver la crisis de deuda soberana que mantiene la eurozona. Esas seis semanas expirarán coincidentemente con los dos días de reunión del grupo #G20 en #Cannes. Se que parece una ironía decir que el plazo no se ha cumplido, pero no se ha cumplido. Grecia está en llamas, con Papandreou como De la Rua en 2001, y Berlusconi como Menem en 1989/90. Los rendimientos de los bonos de la deuda italiana subieron a su nivel más alto desde la creación de la moneda única. Así como el contagio de Lehman se extendió a otros bancos, la complicación se ha extendido desde Grecia a otros miembros vulnerables de la eurozona. Recuerdo que una semana después de la caída de Lehman, empezaron a parecer vulnerables incluso los bancos que habíamos vislumbrado como sanos. Hace unos meses me atreví a hablar de Francia, -prohibido mencionar entre mis colegas-donde el actual aumento de la rentabilidad de los bonos franceses de hoy es alarmante. El semestre trágico posterior a la quiebra de Lehman, se registró el mayor colapso de la actividad económica mundial desde la década de 1930, con una cuasi nacionalización de la banca y auxilio denodado de la producción industrial (GMAC, Ford, Chrysler). La producción nacional de Gran Bretaña cayó 7% y tardo tres años para recuperar el 50% del terreno perdido. El temor comparado con 2008, es que en ese momento las potencias mundiales estaban bien provistas y actuaron unidas. Hoy en día no tienen herramientas y no se ponen de acuerdo. Las tasas de interés de los Bancos Centrales se han reducido hasta el mínimo, sobra liquidez, y las finanzas públicas están en la ruina. Las municiones de "la receta keynesiana light" se están acabando. La falta de acuerdo en los foros relevantes, acerca de lo que debe hacerse, muestra una espectacular falta de liderazgo. Sarkozy, Merkel, Berlusconi y Rodríguez Zapatero están para tirar la toalla o patear el tablero. Si el G20 no aporta nada nuevo, el riesgo es que la recesión se instale de un modo peor que la del semestre trágico. Ha quedado demostrado que la unión monetaria es un concepto desafortunado, que no puede haber “talle único” para todos los países en termino de tasas de interés, porque claramente no ha funcionado. La crisis de la deuda está lejos de terminar, y ha agravado la presión sobre los países periféricos de la eurozona. El sistema bancario sigue siendo disfuncional y el crédito al consumo hoy es escaso y caro. El Reino Unido y #EEUU han sido “un poco” capaces de aliviar la presión sobre sus economías, devaluando sus monedas. #Grecia, Portugal, Italia y España tienen que salir de la zona si quieren imitarlos. El manejo de la crisis de Grecia ha sido decepcionante. La insistente propuesta de austeridad a los problemas de un país pequeño como Grecia ponen de manifiesto la insolencia de Sarkozy y Angela Merkel, quienes se “fumaron” todas las oportunidades, incluyendo la que podría haber aceptado “de movida”, la salida griega del Euro, en lugar de conformarse con salir del paso cada 20 minutos. Ya es tarde para evitar que la eurozona vuelva a caer en recesión, arrastrando al Reino Unido. La única alteración a esta sentencia seria que el Banco Central Europeo salga a comprar bonos italianos agresivamente, pero Alemania no quiere. El G20 necesita la potencia de fuego del Fondo Monetario Internacional para completar con éxito las negociaciones en Cannes, pero el #FMI va a necesitar mucho dinero adicional para ayudar a rescatar a Europa y ser un prestamista de última instancia, más eficaz . De todos modos, los lideres europeos tienen que quemar el fetiche de la austeridad contraproducente, porque ni la economía mundial, ni la de los países esta en condiciones de soportar recortes salvajes de presupuesto.
Esa oportunidad en #Cannes debería ser aprovechada, para apagar el incendio de los indignados por la falta de empleos, la restricción en las condiciones de vida y la creciente brecha entre ricos y pobres. Fuera del halago de Obama a nuestra presidenta, me acabo de enterar que el ambiente de hoy estuvo muy feo y realmente me preocupa que una ocasión como esta pase a la historia, sin pena ni gloria.



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