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El modelo económico productivista consiste en exportación, inversión, tipo de cambio real alto y estable. La jugada cardinal inversora apuntó a la exportación y la sustitución de importaciones desde el inicio y parece ser que continuará su itinerario. Inclusive estos agregados han impulsado la recuperación y el empleo, mientras se negociaba con los organismos multilaterales de crédito y los tenedores de bonos. El modelo de producción y trabajo dispensa especial atención a cada proyecto de inversión de una manera particular y no generalizada. Prevalece además, una estrategia distinta que busca reducir el enfoque hacia la ganancia financiera de corto plazo. La inversión obedece a un punto de vista donde las empresas deben generar rentabilidad, y las mismas deben reinvertirse en términos de acumulación de capital. Insistiendo, el actual no es un modelo de enfoque bancario que atrae capitales de corto plazo, sino que se desvela por inyectar incentivos en proyectos manufactureros y exportadores. El inversor productivo-que es un tipo de inversor distinto- observa favorablemente el tipo de cambio actual, una política de tarifas moderadas y niveles de costos consistentes con una producción de bienes y servicios competitiva. La confianza de los inversores está creciendo. En este contexto, la rentabilidad de la industria-incluyendo la agroindustria- y el campo seguirán empujado la reactivación y el empleo. Ya sea por la política cambiaria, los precios internacionales de los commodities, o la recuperación de la industria, el consenso dice que aquí estarán enfocados los ojos de este nuevo perfil inversor.
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