lunes, 26 de julio de 2004

Una economía diferente

Por los últimos treinta años las teorías económicas “neo-neoclásicas”, han intentado demostrar que todas las acciones pueden realizarse mejor si se desenvuelven en mercados libres donde cada individuo procure lo mejor para sí. Se ha afirmado hasta el cansancio que la economía es una esfera independiente, cuyo apotegma indiscutible fue el “pensamiento único”, este dogma debía obedecerse como si fuese una enseñanza bíblica, caso contrario, solo podía esperarse el caos. También hubo otro mensaje acerca de la política como consecuencia de la globalización: las barreras sociales y culturales autóctonas, los afectos más intensos de una Nación y el sentido común deberían ser desplazados por el enfoque económico predominante como significado final de la globalización de los mercados. Se dispuso que el mercado fuese quien indicara quienes eran los poseedores de los talentos, descartando implacablemente a quienes no tenían las competencias adecuadas.
Este enfoque económico apoyado en una “cultura mágica” que afecto a nuestros propios gobiernos, dice que lo importante no es la calidad de los desarrollos, sino el resultado obtenido, y probablemente muchos compramos esta enseñanza. Fuimos bombardeados hasta el cansancio con mensajes repetitivos y convincentes, difíciles de resistir en un entorno propicio para la irrealidad. ¡Un walkman en 24 cuotas, el mejor auto alemán para la clase media! Ni que hablar de los quesos franceses, la cerveza holandesa y los fideos italianos; en las góndolas del supermercado, los comprábamos con solo un tercio del producto bruto per cápita de un alemán o un italiano (cuando $1 era US$ 1).
Si los resultados lo fueran todo y nos tomamos de la propia enseñanza de sus mentores, la verdad es que las consecuencias de aplicar este tipo de políticas han traído a la postre decadencia y marginación. “El caso argentino” esta siendo objeto de una revisión de recomendaciones erróneas del FMI, quien se encuentra realizando una auto crítica (1).
Pensando buenamente puede ser que la aplicación de la “receta única” del FMI, haya sido un ensayo imprudente en la Argentina, pero sus efectos han sido devastadores y han entristecido millones de vidas.
A su vez los organismos multilaterales de crédito y otras organizaciones internacionales han demostrado una enorme insolvencia para aplicar justicia en los distintos pueblos del mundo. En medio de este fárrago de incorrecciones se desplegaba la mayor evolución del conocimiento que se tenga memoria. Adyacente, el ritmo vertiginoso de la innovación “se llevó puesto los derechos y los puestos de trabajo”.
Era difícil que bajo la visión sucintamente descripta cobrara alguna importancia el pleno empleo como meta, ni siquiera se mencionaba en algunos ámbitos económicos el problema del desempleo, que en la Argentina pasó de 4% a 22% (5 veces y media, más desocupados).
Sigue sosteniéndose hoy, que si hubiésemos sido perseverantes con estas políticas económicas, a largo plazo, todos podrían haber experimentado una mejoría en su calidad de vida a largo plazo... No obstante esta injusticia social explica, aunque no justifica la creciente componente beligerante. Podemos ver muestras en todo el mundo, desde los ataques militares infundados, hasta los linchamientos campesinos de intendentes latinoamericanos, como metodología emergente de la opresión espiritual y el descontrol en todas partes.
Es necesario aportar alternativas económicas diferentes que las navegadas en esos años. No obstante no es suficiente tratar de modificar la política económica internacional, en todo caso, hacerlo requeriría estados y sistemas políticos-económicos justos, lo cual no es posible.
El enfoque económico de tener en cuenta El Preámbulo, implica promover la valoración y el desarrollo pleno de las capacidades del hombre. Un hombre organizando de manera adecuada y justa, empleará los conocimientos “del bien”, en eso consiste la sabiduría.
Una de las primeras cuestiones para promover una nueva economía, consiste en recuperar este concepto e institucionalizar la práctica como un fundamento. Los más elementales principios aseguran el funcionamiento de toda una sociedad: no robar, no matar, no codiciar lo ajeno, no mentir, etc. También es necesario construir un sistema económico consistente con los principios de este“management”
Se requiere que la economía pública y privada sea inspirada en valores, cambiando el enfoque economicista “neo neoclásico”de estos últimos 30 años, por una gran reforma que pueda someter la economía y la política al servicio de la gente.
*Pablo Tigani, Master en Política Económica Internacional. www.hacer.com.ar .
(1). Esta nota fue escrita el 26 de Julio de 2004

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