jueves, 6 de noviembre de 2003

Fortuna, Convirtiendo enojados en amigos

El primer acto de la negociación con los tenedores de bonos en Dubai, terminó dejando una reacción de fastidio por parte de los acreedores ante la propuesta presentada por Argentina. Este fue el resultado final del episodio de septiembre, donde las posiciones iniciales extremas, siempre comienzan con ofertas intransigentes que afectan el nivel de expectativa de la otra parte.
Es por eso, que necesitamos innovar a la hora de definir una propuesta de pago de esta deuda, dado que el clima de tensión entre los bonistas extranjeros y el país, es realmente difícil de ignorar.
El universo de acreedores es muy extenso, pues abarca a los EE.UU., Europa y Japón. Entre ese nutrido espectro están los bonistas japoneses, a quienes encamino este proyecto, como un aporte para solucionar el problema de los bonos argentinos.
Argentina tiene una oportunidad excepcional, concebida con la formación de grupos jurisdiccionales. Esta táctica, da el pié para rescatar la deuda de bonos Samurai y a la vez impulsar las exportaciones.
La propuesta comienza con la formación de un Distress Debt – Fund (ARGENJAPAN´S) de alrededor de U$S 2.800 millones, formado con capitales que provienen de los grandes grupos empresarios nipones, con el objeto de rescatar todos los bonos y pagarés con aportes líquidos, o nuevos títulos emitidos por compañías japonesas. Este fondo reintegrará la totalidad de la deuda a los tenedores japoneses, al 100% de su valor. Como compensación a estas corporaciones que aportaron el capital, la Argentina le otorga en alquiler, un fondo de comercialización de nuevas exportaciones argentinas y un cupo fiscal anual, a recuperar en un plazo mínimo de 30 años. Para posibilitar la misión, se dará trato preferencial a la inversión extranjera directa japonesa, destinada específicamente a las nuevas actividades productivas de exportación.
De esta manera, Argentina rescata los primeros bonos elegibles, a cambio de producción y empleo, llevando tranquilidad al universo de acreedores. Sembramos buena voluntad e ingenio y cosechamos un socio estratégico, absolutamente complementario y sin conflictos ideológicos.
También disminuimos la carga de amortizaciones futuras, y consecuentemente el riesgo de insolvencia fiscal intertemporal, posterior al año 2004.
Por primera vez, el país puede presentar una propuesta de pago que involucre exportaciones argentinas, en alianza con un socio rico y experto. El éxito de este acuerdo puede dispararse como un “leading case”, ya que existen otras asociaciones jurisdiccionales viables en Italia, el resto de Europa y los Estados Unidos.
Esta será la respuesta para convertir acreedores descontentos en amigos sindicados, frente a una inmensa mesa de negociaciones.

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