sábado, 24 de junio de 2006

Editorial Fortuna

La economía mundial está funcionando a pleno, acumula cuatro años consecutivos de crecimiento superando su tendencia histórica. El mundo transita uno de los mejores períodos en mucho tiempo en términos de crecimiento con baja inflación. Japón se recupera y Estados Unidos mantiene un elevado nivel de actividad. Europa crece a tasas mas bajas, pero sube, y permanece firme el crecimiento en Asia, con China a la cabeza. Por último, América Latina luego de crecer 4.2 por ciento en 2005, espera una expansión de alrededor de 5 por ciento este año.
En este contexto “Disneyworld”, la Reserva Federal no lleva una política monetaria clara y se está comportando en forma poco refinada. Mientras los rendimientos de los Bonos del Tesoro y las tasas de corto plazo siguen subiendo, la divulgación de las actas de las últimas reuniones de la FED, cada vez traen menos novedades. El mercado accionario está bien arriba, aunque sigue siendo incierto ya que la suba de precio de los commodities a la larga influirá en las utilidades de las empresas y desalentará el consumo.
El precio del dólar-un dato neurálgico- comienza a lucir un tanto inquietante. Frente a la fuerte emisión de billetes la liquidez que permanece en el mercado en algún momento se va a desplazar hacia alguna parte y hará fiesta. La FED entiende mucho de estas destrezas expansivas disimuladas. Recordemos también por el lado inflacionario, que desde hace muchos años las cifras de crecimiento de los precios se informan sin tener en cuenta el peso de alimentos y la energía, A partir de Marzo de este año, curiosamente se dejó de publicar la evolución del M3 -esquema que resume de manera amplia la oferta de dinero-, un desliz elemental que complica la revisión de la liquidez total que está recorriendo toda la economía, y más importante aún, cuando sabemos que la política monetaria ha contribuido para ir eludiendo los riesgos de desaceleración de la economía inyectando dinero. Vale decir, sabe la FED como mover todos los platillos danzantes al mismo tiempo, y luego también sabe, como bosquejarlos de manera sobria. Frecuentemente hemos visto las diferentes burbujas que se fueron sustentando en los últimos años, reduciendo unas y originando otras nuevas. En este momento termina la burbuja inmobiliaria y su complemento financiero-el crédito hipotecario o mortgage, al mismo tiempo que comienzan a crecer los precios de los commodities.
Jacques Rueff* dijo: “Sed liberales o sed socialistas, pero no seáis mentirosos”, el mismo economista descubrió la raíz del problema, es decir la falta de respaldo en oro, que tiene hoy su más bajo nivel de relación con el dólar, y que determina claros excesos de emisión.
El desenlace de una devaluación del dólar puede llegar, y no sólo por la abundante liquidez, sino también por el enorme déficit comercial de los Estados Unidos. Los manuales de texto dicen que la balanza comercial se equilibra con una depreciación de la moneda o con una contracción de la economía que deprima los niveles de importación, pero todo hace pensar que se viene la primera opción. A Estados Unidos una moneda más débil no le afecta demasiado y al mismo tiempo, sus políticos no pueden pensar en desacelerar el consumo sin consecuencias. En el escenario de una devaluación, las tasas de interés se pueden disparar (aunque la FED aumentó la tasa de referencia casi 4 veces en dos años) y la burbuja inmobiliaria-hipotecaria (deporte nacional) puede detonar pronto. Muchos ciudadanos deben el valor total de sus propiedades y sus ingresos fijos no resisten los aumentos que ya están llegando en las cuotas. Si esto continúa, el endeudado y gastador ciudadano norteamericano verá reducido su volumen de gasto financiado mediante la tómbola de la hipoteca-donde recurre a pedir prestado -segunda y tercer hipoteca-, a causa del aumento de las propiedades que se generó en la burbuja. En ese caso la economía entraría en recesión en Estados Unidos y las importaciones caerían reduciendo el déficit de cuenta corriente, con el consiguiente efecto contractivo a nivel mundial, ya que Estados Unidos explica más del 45 por ciento de esa tasa de crecimiento. Esta situación podría excitar el proteccionismo, aún donde no es enérgico. Las perspectivas de un desenlace, se contienen mientras subsiste un reutilizamiento de los recursos que genera Asia-China- y se dirigen hacia los Estados Unidos. Ese ahorro por el momento se traduce en compras de bonos del Tesoro, con el fin de mantener el statu quo. De ese modo también, se mantienen depreciadas las monedas asiáticas, con el objeto de seguir creciendo por vía de sus exportaciones. Este es el escenario de crecimiento mundial y sus equilibrios macroeconómicos, sumado a la enorme restricción que presenta el hecho de que todos los países tienen la mayor parte de sus ahorros en dólares.
*El 20 de octubre de 1967 Jacques Rueff, principal consejero económico del general De Gaulle, Presidente de Francia, expresó: EE.UU. ha agotado su capacidad de pagar en oro a sus acreedores. Es como decir a un calvo que se peine. Allí ya no queda nada. Francia y Gran Bretaña, con De Gaulle a la cabeza, exigía públicamente la repatriación del oro (The New York Times, 21-10-67, citado por Peter L. Bernstein, The power of gold, Pág. 331/333).

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