lunes, 10 de diciembre de 2001

Ambito, El espíritu de Nabucodonosor

Por Pablo Tigani*
Para: Ambito Financiero-Comercio Exterior

Mientras Cavallo viajaba a Estados Unidos con el objetivo de destrabar la situación a la cual arribamos, que pone dificultad para recibir asistencia financiera internacional y evitar el default explícito, recordé una historia que me pareció propio relacionar con el ambiente que hemos creado y en el cual vivimos inmersos en los últimos tiempos los argentinos.
En el año 605 a. C. el rey de Babilonia Nabucodonosor, sitió Jerusalén y se llevó cautivo al pueblo de Judá incluyendo a algunos jóvenes rehenes muy bien educados, que pertenecían al linaje real de los príncipes. Los babilonios trataron de obtener la lealtad de los jóvenes cautivos hacia el rey Nabucodonosor y su corte fracasando en aquel tiempo, con una estrategia que en nuestro tiempo, parece haber cobrado auge.
Para conseguir sus objetivos, el departamento de recursos humanos del reino babilonio adoptaba un programa de tres puntos:
1) Se le daban nuevos nombres nacionales a los jóvenes talentos que tuvieran buenos puntajes, los cuales sugerían su cambio de lealtad.
2) Posteriormente, se les supeditaba a un trainee de tres años para que se les enseñase las costumbres y la lengua de los caldeos.
3) Por último, se les proporcionaba el mejor alimento que podía ofrecer Babilonia que era la mismísima comida y bebida que tomaba el rey cada día.- ¿Qué tal?
Desde luego, los seducían con toda clase de estímulos para procurar sus anhelos y trataban de cambiar su cultura, haciéndoles leales a ellos.
Esta historia-¿No se parece a un tiempo con ciertos programas y actores que vislumbraron poseer un mismo video cassette en los programas de televisión y en algunos otros medios de comunicación, organizaciones y claustros que proporcionándoles rédito personal?
Entre muchas abominaciones, el altivo Nabucodonosor hizo una estatua de oro ante la cual su pueblo y los cautivos que tuvieran otras creencias religiosas se debían postrar y adorar o bien, eran echados en un horno de fuego ardiendo por no compartir su creencia. Indudablemente, se constituyó en ese preciso instante la obligatoriedad de la religión del estado sin discusiones. Ni que hablar de la libertad de culto. En un programa de interés público de gran audiencia, un economista se refirió a ciertos políticos como "los progre" (versión moderna de la usanza "zurdos"). Luego en ese mismo programa un sacerdote le dijo a un reconocido economista y periodista de apellido judío: "este país es católico, le guste o no a algunos".
Un día paseando por el palacio real, Nabucodonosor quien ostentaba el control económico, transformaba las culturas e imponía su religión; se dijo a sí mismo mientras admiraba su dominio: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? - En la Argentina podemos recordar diversas frases extravagantes de los que en diferentes periodos tuvieron a su cargo los destinos de la Nación. Por ejemplo, la de un ex Presidente que dijo: "queremos una paz que merezca ser vivida", arrogándose la facultad de determinar el mérito, nada menos que de la vida. Ni que hablar del último ex Presidente, saliendo de su lugar de detención. Recitó una frase para dirigirse a otros políticos colegas diciendo de sí mismo, "las águilas no cazan moscas".
Luego de Machinea, un prestigioso y excelente economista que reemplazó al ministro de Economía perdió la oportunidad de realizar su contribución potencial cuando presentando su plan dijo: "lo voy a decir una vez y no lo repito más".
Recientemente han abundado descalificaciones de colegas hacia un distinguido visitante, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Pero también se sigue descalificando a Paul Krugman, Stanley Fischer, Paul O´Neill, Taylor, Mussa, Calomiris, Cavallo, etc.
El actual Ministro de Economía, a quien muchos(incluyendo el FMI -El Tesoro Americano- Brasil y el sufrido pueblo argentino)estamos esperando que acierte, le responde a una periodista: ¡A usted que le importa!
Cuenta La Biblia que Dios fue paciente por doce meses con Nabucodonosor, antes de ejecutar su sentencia, dándole oportunidades para arrepentirse y cambiar de actitud, pero el no la aprovechó. Su orgullo recibió el castigo divino cuando enfermó mentalmente y comenzó a manifestar el comportamiento de una bestia literalmente. La descripción de su condición, presenta fielmente los síntomas de una forma rara pero conocida de monomanía. Cuenta La Biblia que terminó comiendo hierba con los bueyes, que su pelo creció y sus uñas eran como la de las aves.
Traspolando esta rica experiencia, todavía
La Biblia nos da un servicio y nos deja una lección diciendo que, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
¿No será mejor renunciar a la soberbia?
Tal vez, abandonando el egoísmo y la intolerancia, si nos hacemos cargo de nuestra responsabilidad individual y colectiva, podamos adoptar una posición de humildad que nos lleve a lograr la imprescindible unidad nacional que demanda esta tremenda crisis.
*Master en Política Económica Internacional- Presidente de www.hacer.com.ar

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