Nunca un
gobierno argentino se desgastó tanto en tan solo dos años de gestión como el de
Fernando de la Rúa. Al momento de renunciar a su cargo de presidente de la
Nación Argentina, la imagen positiva de de la Rúa era sólo 4%[1].
De esta manera, en la Argentina se verificó una tendencia que indicaba que en
los países que habían aplicado políticas neoliberales emergentes del Consenso
de Washington[2], e
incurrido en crisis financieras, ya al borde de la cesación de pagos, era casi
inevitable la caída del gobierno (Ecuador, Indonesia, Malasia, etcétera) ante
la imposibilidad de manejar sus consecuencias[3].
Todo esto se debe a que la ideología dominante en los noventa se ha orientado
desde los países desarrollados hacia los países emergentes, como reflejo
de la expansión de la globalización de los mercados, la expansión del
capitalismo financiero (En el “todo vale de los noventa” -frase de Stiglitz-[4]).
Si bien Gervasoni presenta una hipótesis y un modelo teórico, su trabajo se
centra en colapsos financieros de países en vías de desarrollo-de distintos
perfiles que los que coinciden con caídas de gobierno, como el caso del
gobierno de la Alianza-, haciendo
énfasis y exponiendo que las “crisis financieras”, son eventos frecuentes en el
mundo. Gervasoni ejemplifica haciendo foco en el periodo (1997-2001), señalando una diversidad de países: del
sudeste asiático, latinoamericanos y europeos, euro-asiático (Tailandia,
México, Rusia, Corea del Sur, Brasil y Turquía). Sin embargo, podemos
distinguir que no en todos los casos mencionados sucedieron los mismos incidentes,
ni tuvieron las mismas consecuencias políticas: por ejemplo aunque todas las
monedas mencionadas fueron depreciadas, solo en Rusia se produce un default de
la deuda, y no necesariamente en estos países caen los gobiernos, que por otra
parte poseen distintos sistemas políticos.
Podemos mencionar
de paso, que el desgaste del ex presidente De la Rua, que también afectó a
buena parte de la dirigencia política del país, tuvo su primera expresión en el
bajo nivel de voto positivo de las inmediatamente posteriores elecciones
legislativas del 14 de octubre de 2001 (CARTECO Noviembre de 2001), donde casi
40% del padrón optó por anular su sufragio o votar en blanco. El caos político
en que cayó el gobierno no sólo se manifestó en la violencia de los saqueos y
en la presencia masiva de gente en las calles, desafiando el estado de sitio y
mostrando una desobediencia civil inédita [Aquí tendríamos, por lo tanto, la
formación de una frontera interna, de una dicotomizacion del espectro político
local a través del surgimiento de una cadena equivalencial de demandas
insatisfechas… Las peticiones se van convirtiendo en reclamos…A la pluralidad
de demandas que, a través de su articulación equivalencial, constituyen una
subjetividad social más amplia, denominaremos
demandas populares, comienzan así a construir al “pueblo” como actor
histórico potencial. Aquí tenemos en estado embrionario, una configuración
populista[5]]
la resistencia de las Fuerzas Armadas a distribuir alimentos entre los sectores
más pobres de la población (que habría sido solicitada por el Presidente) y,
fundamentalmente, en la falta de políticas para atender la emergencia, que
luego de las varias sucesiones provisionales[6]-en
el marco del sistema presidencialista de los países latinoamericanos[ Como
comentario general, se puede señalar que de los 18 regimenes presidenciales
latinoamericanos que califican como democracias o semi democracias 8, es decir
44%, experimentaron renuncias o destituciones de presidentes][7]-,
pudieron ser implementadas por Eduardo Duhalde, a partir de su designación por
parte del Poder Legislativo. [ …la vorágine en que se sumergió el país desde
2001 por lo menos hasta mayo de 2002…corralito, resistencia social, estado de
sitio, estallido social generalizado, sucesión de autoridades, cesación de
pagos, devaluación, depresión continuada, inflación y sobretodo, indignación y
perplejidad generalizada[8]].
[2] El Consenso de
Washington incluye estos 10 puntos: 1. Disciplina presupuestaria de los
gobiernos. 2. Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud 3.
Reforma fiscal o tributaria, con bases amplias de contribuyentes e impuestos
moderados. 4. Desregulación financiera y tasas de interés libres de acuerdo al
mercado. 5. Tipo de cambio competitivo, regido por el mercado. 6. Comercio
libre entre naciones. 7. Apertura a inversiones extranjeras directas. 8.
Privatización de empresas públicas. 9. Desregulación de los mercados. 10.
Seguridad de los derechos de propiedad.
[3] Gervasoni, Carlos, “Crisis
política y crisis financiera en el Gobierno de la Alianza en la Argentina
(1999-2001), UCA/UTDT, UCEMA, Visiting Resource Professor at LLILAS/UT-Austin,
October 2002. (Gervasoni tiene como objeto plantear hipótesis y presentar
evidencia empírica preliminar sobre el impacto de factores políticos en la génesis
de las crisis financieras en los países en desarrollo)
[4] Stiglitz Joseph E., “Los
felices noventa, la semilla de la destrucción”, Capitulo 6, Pág. 183, Ed. Taurus,
Buenos Aires, 2003
[5] Laclau, Ernesto, “La razón
populista”, capitulo 4, “El pueblo y la producción discursiva del vacío”,
algunos atisbos ontológicos. Fondo de Cultura Económica, México, 1996
[6] Hopenhayn, Benjamin y
Barrios Alejandro, “Las malas herencias”, Capitulo 4, Pág.135, Fondo de Cultura
Económica, Noviembre, 2002, Buenos Aires [Luego de la profunda crisis
institucional de fines de año 2001 y de la renuncia del ex presidente De la
Rua, el Congreso Nacional decidió por mayoría, para completar el periodo
inconcluso, los sucesivos recambios presidenciales: Ramón Puerta, Adolfo
Rodríguez Saa, Eduardo Caamaño y finalmente (¿) Eduardo Duhalde]
[7] Mustapic, Ana María,
“America Latina, las renuncias presidenciales y el papel del Congreso”, en
Política, Vol.47, Pág.59, Universidad de Chile, Santiago de Chile (2006)
[8] Hopenhayn, Benjamin y
Barrios Alejandro, “Las malas herencias”, Capitulo 4, Pág.121, Fondo de Cultura
Económica, Noviembre, 2002, Buenos Aires
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