En el caso argentino, no solo el funcionamiento
de las instituciones
políticas y la economía fue afectada, sino que ha
implicado unos
costos inusitados, en términos de estallidos sociales
simultáneos en
diferentes localidades del país[1],
generando una inestabilidad de
magnitud, y aun en todos los aspectos[2].
[Gervasoni: Lo que puede denominarse “crisis argentina de 2001” fue en
realidad un conjunto de crisis de diferente índole que ocurrieron al mismo
tiempo, y que en muchos casos se reforzaron unas a otras. Hubo crisis económica
(agravamiento de la recesión), crisis financiera (huida de capitales, explosión
del riego-país, corrida bancaria, default y maxidevaluación), crisis
social (aumento del desempleo y la pobreza; correlativo aumento en el nivel de
protesta social) y una o varias crisis políticas (la renuncia del
vicepresidente y líder de uno de los dos partidos de la coalición gobernante en
octubre de 2000, la renuncia de varios ministros en protesta por los anuncios
de ajuste fiscal del nuevo ministro de economía López Murphy en marzo de 2001,
y la caída del gobierno de la Alianza en diciembre de ese año)].
La expedición de la
denominada “Ley convertibilidad” que
reglamento el fenómeno político económico
que podría significarse como “el neoliberalismo local”, pero desde ese momento,
en términos de legalidad frente a la ciudadanía, estableció las condiciones
previas para iniciar un proceso de privatizaciones y apertura de los mercados
nunca antes visto, estableciendo una estructura institucional de apoyo,
reiterando una vez más la eficacia simbólica de las leyes y la dominancia
ideológico-tecnocrática, en contraposición con la aguda brecha social que se
iría consolidando y finalizaría con una crisis financiera e institucional[3]
[Stiglitz: Los burócratas internacionales —símbolos sin rostro del orden
económico mundial— son atacados por doquier. Las reuniones de oscuros
tecnócratas en torno a temas tan anodinos como los préstamos preferenciales o
las cuotas comerciales se han transformado en escenarios de iracundas batallas
callejeras y grandes manifestaciones. Las protestas en la reunión de Seattle de
la Organización Mundial de Comercio en 1999 fueron una sacudida, pero desde
entonces el movimiento ha crecido y la furia se ha extendido. Prácticamente
todas las reuniones importantes del Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial y la OMC equivalen ahora a conflictos y disturbios. La muerte de un
manifestante en Génova en 2001 fue la primera de las que pueden ser muchas más
víctimas de la guerra contra la globalización]... [Stiglitz: Asuntos como los
préstamos de ajuste estructural (programas diseñados para ayudar a que los
países se ajusten y capeen las crisis) y las cuotas del plátano (los límites
que algunos países de Europa establecen a las importaciones de plátanos de
países que no sean sus antiguas colonias) interesaban sólo a unos pocos. Se suponía
que el FMI se concentraba en las crisis, pero los países en desarrollo siempre
necesitaban ayuda, de modo que el FMI se convirtió en ingrediente permanente de
la vida de buena parte del mundo subdesarrollado (En la Argentina se constituyo
en el principal actor internacional, en términos de influencia y decisión de
las políticas publicas, durante el periodo citado). El régimen político global
y local neoliberal asumió el liderazgo en la promoción de estas políticas, en y
"el consenso de Washington". El Foro Económico Mundial en Davos fue
el lugar de promoción de la teoría y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y
la Organización de Mundial de Coerció (OMC) se convirtieron en los principales
implementadores del Consenso de Washington. Las dificultades económicas que
enfrentaban todos los gobiernos partir de 1970 (en particular en el Sur y en la
antigua zona comunista) hizo extremadamente dificultosa para esos estados,
gobernados por antiguos movimientos antisistémicos, la resistencia a las
presiones de "ajuste estructural" y apertura de las fronteras. Como
resultado, se logró una limitada reducción en los costos de producción
mundiales, pero el éxito fue mucho menor de lo que esperaban los promotores de
semejantes políticas, y muy por debajo de lo que era necesario para terminar
con la reducción en el margen de ganancias. Más y más, los capitalistas
buscaron aumentar sus ganancias en el área de la especulación financiera antes
que en la de producción. Tales manipulaciones financieras pueden dar como resultado
grandes ganancias para algunos operadores, pero volatilizan la economía-mundo y
la someten a los cambios de cambio monetario y de empleo. Éste es, de hecho,
una de las señales del aumento del caos.] …El dramático ataque de Osama bin
Laden a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001 fue una señal del caos
global y del punto de inflexión en los alineamientos políticos, donde la
Argentina asumió una posición soberana e independiente, para comenzar la
reconstrucción después del estallido social.
[1] www.cels.org.ar/common/documentos/protesta_social.pdf, 18 nov. 2002 - Documento en formato PDF, elaborado por el centro de estudios
legales y sociales (CELS), actualizado al 1º de marzo de
2002
[2] Carlos
Gervasoni, Crisis política y crisis financiera en el Gobierno de la Alianza en
la Argentina (1999-2001) Universidad Católica Argentina / Universidad
Torcuato Di Tella / Universidad del CEMA. Visiting Resource Professor at
LLILAS/UT-Austin. October, 2002.
[3] Stiglitz Joseph, ‘El
malestar de la globalización”, Editorial Taururs, Julio de 2002, Ciudad de
Buenos Aires
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