miércoles, 1 de septiembre de 2021

LOS TALIBANES QUIEREN ENTRAR AL CONGRESO

 


-¿Por qué peleó tanto la tasa de interés Martin Guzmán?- La tasa de interés es el arma de destrucción masiva más contundente del mundo, capaz de realizar exterminios. Por ejemplo, la suba de un punto porcentual en la tasa de interés total de la deuda en un país cuya relación Deuda/PBI es de 100%, resta instantáneamente 1% del PBI, en términos de gasto público. Esto se traduce incoherentemente en reducción de dinero aplicado a financiar carreteras, hospitales, escuelas, policías, jubilaciones, empleo estatal, uniformes, alcohol, tizas, pizarrones, chalecos anti balas, combustible para patrulleros, sueldos militares y de gendarmería, aspirinas, alcohol, algodón, etcétera. Como vimos en 2018, el efecto en el sector privado es inmediato, detiene el consumo, desincentiva la inversión y aumenta el desempleo.

Ciertos economistas comparten la inmodestia de haberse educado en prestigiosas universidades como Osama bin Laden, que estudio en Inglaterra. Algunos han recibido financiamiento en sus estudios como las que recibió el talibán-becas de instituciones y entidades con una clara orientación ideológica y política-, luego ocuparían lugares en el Estado y asesorías en organismos internacionales.

La estructura es informal. Cientos en el mundo y redes de contactos les otorgan amplia movilidad. El objetivo originario era reunir a todos los países bajo un mismo pensamiento, bajo las mismas leyes “de mercados”, las cuales estarían siempre por encima de la Constitución de un país. Para ellos, los gobiernos que no se ajustaran a esas políticas deberían ser sustituidos. Lo hemos escuchado esta misma semana en boca de cronistas de la farándula.

Consideran enemigo todo lo que no entienden. Es propio de su forma de pensar, son egresados de las universidades de mejor marketing mundial, no de la Ivy League, casi no hay doctorados o doctores, es decir; no son investigadores académicos. Lo de ellos es otra cosa. La disputa es contra quienes están fuera de sus extremos básicos.

Estos fanáticos de la economía provienen de una tendencia resuelta. La meta original era el reemplazo informal de las instituciones nacionales, por Bancos Centrales adictos. Pero en la Argentina desiste la apuesta, ahora quieren incendiar el BCRA. Han puesto y ponen en riesgo la continuidad del capitalismo. Su ideología y sus tácticas han tenido influencia sobre otros grupos de corte neo clásico o directamente se los han fagocitado por veinte años. En su momento aglutinaron distinguidas universidades hacia “su majestad de Chicago”. Hoy toda su reflexión es una entelequia.

Los predecesores son ampliamente conocidos por poner en marcha políticas de shock, que incluyeron la más absoluta abstracción sobre los costos sociales, odiaban a los dirigentes sindicales, y todo lo que huele popular. Si no hubieran tenido origen occidental, serian considerados una red terrorista. Han sido funcionales al crecimiento del comunismo chino, al refuerzo ruso, fueron proclives a cambios económicos violentos, con gobiernos fanáticos, tanto como los candidatos a diputados que estamos viendo en estos días.

Todos los documentos, papers, libros y otros materiales que invocan, han sido producidos por académicos que adhieren al nirvana; aunque en realidad, son propuestas de política económica totalitarias. Esta visión se separó del capitalismo de la producción y el trabajo, a la vez que se alejó de los aspectos sociales. Es una derivación de los clásicos menos flexibles, con deformaciones autocráticas mayúsculas.

EN EL MUNDO

En la segunda mitad de los setenta desplegaron conferencias y congresos por todo el mundo. Los bedeles de Friedman fueron solicitados por gobiernos seducidos por la elocuencia de los sermones. Se formó alrededor de esa pureza, una especie de jet set que abarcaría política-economía-negocios en todas las direcciones, embajadores de las milicias de graduados, con aires de superioridad. Bastó volver a ver en TV a un asesor del Banco Central de la dictadura uruguaya. Un ex ministro que se preparó toda su vida y cuando lo convocaron no tenía plan. Tuvimos que esperarlo doce de sus quince días como ministro-con el país en llamas-. Lo presentó un viernes y el lunes lo despidieron. Sus cófrades incursionaron en las dictaduras de Chile, Indonesia, Bolivia, Argentina, Uruguay, etcétera. Allí sus militantes aplicaron tácticas de shocks, usaron y abusaron de instrumentos monetarios experimentales.

Crecieron tanto en el mundo-desde mediado de los setenta-, que en los “felices noventa” ya controlaban la organización de la globalización. Tuvieron fuerte apoyo de sus mayordomos domésticos. Algunos egresados fueron funcionarios de tercera línea durante la dictadura-ya que ninguno tenía apellido patricio-. Sin embargo obtuvieron privilegios, negocios e inmerecida reputación. Son millonarios. Mal vendieron activos públicos, y llevaron a la quiebra empresas privadas locales para terminar con los sindicatos. Sin empresas metalúrgicas, no había “patria metalúrgica”. El relato consistía en que el desempeño de las empresas argentinas a nivel internacional era ineficiente y no podían aspirar a competir con Asia en un año. Obviamente. Asimismo fumigaron la burguesía nacional de muchos países emergentes que vendieron empresas y aprendieron a mudarse a guaridas fiscales. Mientras desmantelaron al Estado, los ex empresarios locales devinieron en amigos ideológicos. Otros se convirtieron en políticos, hijos del marketing.

 

Países como la Argentina llegaron a tener zonas rurales completas hipotecadas en proceso de ejecución por quiebras por sus políticas.

Sólo una pequeña minoría se benefició en el mundo con esta corriente de pensamiento, más parecido al comunismo chino que al capitalismo tradicional. La credibilidad de los fundamentalistas de la economía se vio acrecentada, debido a la tibia respuesta de los gobiernos. Las recetas estándares e imposiciones fluyeron con la complicidad de los organismos multilaterales de crédito y su burocracia. Algunos saludaron con algarabía las sugerencias de Rudiger Dornbusch, que llegó a proponer que Alfonsín tuviera un ministro de economía que no fuese argentino.

En 2001 luego de los estropicios, el gobierno de De la Rúa cayó como un rayo, no sin antes sacrificar la vida de decenas de personas, a manos de efectivos policiales que atendían el “estado de sitio”. Los derechos civiles y políticos no valían nada. ¡“Que se vayan todos”! pedía la calle.

 

UN POCO DE HISTORIA

 

Para la dictadura cívico militar, de un lado estaban los que “acogían el proceso”, y del otro los marxistas, socialistas, comunistas, y peronistas,-según Viola- los que a su vez, se dividían en corruptos o subversivos. Por eso en su segunda embestida-la de los felices noventa-, el sometimiento económico continuó en la Argentina, sin armas, con cuartel central en el BCRA, iniciando otra temporada de destrucción de empresas nacionales y todo vestigio de autoridad estatal. Asimismo esta secta, aplastó con su propaganda a supuestos ignorantes como Aldo Ferrer y Raúl Prebisch, a quienes acusó de anacrónicos cepalinos, keynesianos y socialistas. En el caso de los pensadores nacionales y populares, aniquilaron a toda la comunidad fundándolos en la presunción de seres “subnormales”.

Una característica curiosa que volvemos a ver es que un miembro de un sub grupo fundamentalista, puede atacar a otro integrante de una milicia afín.  Desde de 1983 los ataques económicos no se limitaron por carecer de respaldo militar; siguieron perpetrándose una y otra vez, sin solución de continuidad. En 1985 abatieron a Grinspun, luego se abalanzaron sobre Sourrouille y así, a cada ministro de economía que la UCR designaba, se le operaban acciones agresivas, básicamente cambiarias-como a Machinea, presidente del BCRA-, con foco en la debilidad de reservas.

Durante el periodo nefasto de González Fraga presidente del BCRA-el mismo del préstamo millonario incobrable antes del concurso preventivo de Vicentin-, tuvimos híper devaluación, e híper inflación incesante. Al Qaeda Economics también llevó a cabo atentados demoledores contra el movimiento obrero organizado, consiguiendo dividirlo en dos centrales obreras a mediados de 1991, esa turba gozaba de mucha influencia en el país. En poco tiempo ejercería el control total de la economía y la política. En 1996 Cavallo es despedido y llegan los fundamentalistas de mercado que colocaron “piloto automático” y se dedicaron a colocar bonos en los mercados voluntarios. A la par que la influencia ideológica pro mercados crecía en la política, empezaron a enfrentar serios problemas sociales. Curiosamente su dogmatismo cedió ante Carlos Menem que gastaba dinero a dos manos, mientras la población padecía 15/18% de desocupación. -¿Por qué no hicieron el ajuste cuando coparon todo el BCRA y todo el Ministerio de economía los chicagos boys?-

 

Sin ningún problema colocaron 152 tipos de bonos diferentes en distintas monedas, en países con distintas legislaciones, sometidos a todo tipo de covenants.

Retomando finales de 2001, casi todo el espectro político, incluso la  ortodoxia moderada, desertaba y rechazaba las incautaciones que Cavallo estaba aplicando, apropiándose del dinero de los jubilados de las AFJP, y bloqueando el dinero de la clase media, a través del corralito.

Así, quedaron enfrentados a una población que empezaba a organizarse. En 2003, los fanáticos económicos tuvieron que ceder. La economía creció durante muchos años a tasas chinas hasta la crisis de Lehman Brothers, y repetiría dos años mas (2010 y 2011). Los fundamentalistas no tenían una explicación seria, no acertaban un solo pronóstico. A nivel político y social, Néstor Kirchner dejó de zarandear al grueso de la población con medidas de ajuste y asumió posiciones de fuerza frente a los organismos multilaterales de crédito y acreedores internacionales. No obstante en las áreas de influencia de los Al Qaeda Economics, los primeros intentos desestabilizadores no se hicieron esperar: “Nos quedamos sin energía en 2003”, “una quita de la deuda de 65% no sería aceptada”, “el FMI no reestructuraría la deuda en 2004”, “no conviene pagarle al FMI en 2005”, etcétera.

El hostigamiento fue constante: “el dólar se va a 15 pesos” en 2003”, “se cierra el out put gap y no crecemos mas”, “la hiperinflación es un hecho”, “colapsan las telefónicas por no aumentar las tarifas”. Volveríamos a default en 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012.

Los extremistas siempre sedujeron al jet set local, y siguen haciéndolo; confundieron a los periodistas indocumentados y a los deshonestos los cooptaron. Lincharon el pensamiento nacional.

Lo cierto es que, cada vez que llegaron, dejaron un tendal. Pusieron al país de rodillas, al borde de una guerra civil, por lo menos dos veces.

A pesar de todo, no se haga ilusiones, “Al Qaeda Economics” no ha entregado las armas, ahora mismo sus soldados están desplegados. Son otros miembros con el mismo fanatismo, esperando su próxima incursión.

(*) Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani