Por Pablo Tigani*
El
actual Gobierno constituye “la tercera Alianza”. La primera Alianza fue (UCR-FREPASO),
la segunda Alianza (UCR-PRO) y la tercera Alianza es (LLA-Juntos por el Cambio).
Este último espacio colocó presidente del BCRA, y 4 de 8 ministros (3 del PRO y
uno de la UCR). Bullrich, Pettovello, Caputo, Petri y Santiago Bausili). Pacto
de Acassuso mediante, Macri cogobierna a través del Poder Ejecutivo Nacional.
Poco
a poco Milei fue advirtiendo que inicialmente no habría dolarización, ni cierre
del Banco Central, ni levantamiento del famoso cepo que establecieron
Macri-Lacunza, en agosto 2019. Se incorpora una buena parte del PRO a las filas
de LLA. Milei despidió colaboradores fervientes
que habían sido designados: Carolina Piparo en ANSES, Emilio Ocampo en BCRA, y
relegó a cargos de menor importancia a Ramiro Marra, excluyendo del equipo a Carlos
Rodríguez y Roque Fernández.
DIAGNOSTICO, VADEMECUM DE
RECOMENDACIONES Y PLAN DE ACCION
Los diagnósticos tienen que ver con
conocer e interpretar los diferentes datos que sirven para medir la situación de
la economía, tanto el crecimiento del PBI, la evolución de la tasa de inflación, la tasa
de desempleo, la competitividad, el sector externo, etcétera.
Sin embargo, los macroeconomistas partidarios
del establishment dicen que Milei tiene un “diagnóstico correcto”, cuando en realidad,
lo que quieren decir es, “este es el plan de acción, y esperamos ver como lo
llevas a buen puerto”. El plan de acción que debe implementar, estará
controlado por quienes encontraron en Milei, el coraje de ejecutarlo. Milei
fue esponsoreado para que ponga el cuerpo y haga lo que Macri no se atrevió a
realizar durante sus primeros años.
Aunque lo hemos oído tantas veces, lo
que le piden a Milei es un clásico: privatizar, eliminar el déficit fiscal, quitar
los controles y restricciones cambiarias, devaluar para elevar las reservas,
subir las tasas de interés y convertirlas en fuertemente positivas, honrar los
compromisos adquiridos en el exterior, aumentar tarifas, quitar los subsidios, echar
abajo el financiamiento del gasto provincial, pagar a los acreedores, “a como
sea”, liberar el comercio, venerar la propiedad privada y adelantar el inventario
de reformas estructurales que “necesita el pais”.
Pero la situación que dejó Macri y acentuó
Alberto Fernández, el
COVID-19, la guerra y la sequía, es tan perentoria, que no solo los objetivos
del programa económico le son requeridos a Milei, sino también, su inmediata implementación.
Dicen que la macroeconomía no estaba
para poner a “Toto Caputo”. Lo consideran erróneamente “un mesero”, y observan
que el FMI retuvo un desembolso-condicionando a Macri, para que lo despidiera-,
por proporcionar dólares baratos a sus amigos, según José Luis Espert (mesa de
Fantino, Carnota, Javier Calvo, Espert, 2018, programa “Animales sueltos”).
Según los macroeconomistas
neocuantitativistas del establishment se necesitaba más que la capacidad de un
ministro con una Licenciatura para estar al frente del ministerio de Economía.
Además de eso, se requería un equipo profesional de macroeconomistas, porque la
complejidad de la situación exige un fino manejo de la secuencia de las
distintas medidas y reformas que se deben realizar, según sus argumentos.
Luce improbable que se puedan abordar todas
las demandas de envergadura que le solicitan de manera simultánea, sin que Caputo
subsista menos de lo que subsistió en el BCRA en 2018. A Milei no se le van
a admitir excesos de gradualismo, porque prometió que sería radical. Sin
embargo, Caputo y Milei ya salieron a pedir prestado sin éxito inmediato, los
acreedores externos le trasmitieron que desean ver muestras de acción primero,
para después seguir conversando. Paradójicamente le sugirieron “Vivir con lo
nuestro” (libro de Aldo Ferrer). De esta manera aumentan los riesgos de una
crisis macroeconómica, y si eso sucediera podría estallar una crisis financiera
y social de características inusitadas. A Milei le avisaron que si no mete
los cambios que esperan de él, no van a tolerar otra frustración como la de
Macri.
¿CAPUTO TOCA Y SE VA?
No lo sabemos. Se viene batiendo el
parche de la urgencia de encarar rápidamente el desarme del stock de Leliqs,
que genera un déficit cuasi fiscal de 9% del PBI, y que crece a una tasa
efectiva anualizada de 250%. Sin embargo, a solo 17 meses de iniciado el
gobierno de Macri, la bola de Lebacs equivalente en dólares, era 3 veces mayor
al stock de Leliqs de hoy día.
Caputo, está empeñado en desarmar
primero las Leliqs para poder quitar restricciones cambiarias. Otros dicen que
es para engancharle el problema a la Nación, al FMI no le gusta nada. Tanto Milei como Caputo, manifiestan un
excesivo temor a que las Leliqs disparen la salida $ 30 mil millones de
depósitos privados, en que 14 mil millones corresponden a plazo fijos, que se inclinarían
a solicitar dólares, amortizar deuda comercial de importadores y, enviar dividendos
al exterior. Recelan también, que, si no resuelven el asunto de las Leliqs, haya
que emitir pesos para sufragar los intereses y, para ir desmontando el stock. La
desconfianza de la dupla esta inserta en que la evacuación del cepo que instalo
Macri-Lacunza, excite un importante desplome de la monetización, con una decidida
disparada inflacionaria. Si no se pudiera seguir capitalizando los intereses y
al mismo tiempo ir manteniendo el stock de Leliqs, esto implicaría tener que
enfrentar una descomunal expansión monetaria.
De todos modos, está claro que existe
un exagerado acento en esta premura inaugural en enfocarse en las Leliqs. Según
el consenso de colegas, habría un error en la estimación del tiempo necesario para
lograr el reordenamiento macroeconómico que pide el establishment, cuando lo transcendental,
es obtener la confianza necesaria para aumentar la monetización de la economía.
Quedó descartada la denostada dolarización
enfrentada por la famosa carta de los “200 economistas fracasados (Milei), que
piensan igual que Milei”, así también el cierre del BCRA, ahora el objetivo principal
es ejecutar un plan de estabilización y reformas estructurales, y conseguir que
el peso vuelva a ser creíble, con y por Milei.
Para conseguir los objetivos requeridos,
Milei debe realizar un significativo ajuste del gasto público y eliminar el
financiamiento monetario. El inconveniente no es liberar el cepo, porque no es el
levantamiento del cepo lo que aniquilaría la demanda de dinero, el problema
principal es aumentar la demanda real de dinero, monetizando una economía que
tiene una base monetaria correspondiente a 3% del PBI, el M2-agregado monetario que está integrado por el M1 más los
instrumentos monetarios a plazo en poder de los sectores residentes tenedores
de dinero-de solo 7% del PBI y el M3-compuesto por todo lo incluido en M2 más las cesiones
temporales, las participaciones en fondos del mercado monetario e instrumentos
del mercado monetario y los valores de renta fija de hasta dos años, emitidos
por las instituciones financieras monetarias, de solo 13.8% del PBI. Los
valores históricos en ese orden, promedian 7.3%, 11.2% y 16.9% del PBI, comparativamente.
Las cuestiones dogmáticas -privatizar
todo, eliminar los controles y restricciones cambiarias, etc.- son irrelevantes.
Todos los que piensan igual que Milei, creen que tiene la gran oportunidad de
traspasarle su confianza popular al peso argentino. La idea es que, en la
medida que se recupere la demanda de dinero, se podrá levantar (gradualmente) el
cepo Macrista, en forma administrada: primero los dividendos al exterior, luego
el atraso de las importaciones, y así se iría viendo la evolución de la demanda
de pesos.
La evolución de la demanda real de pesos
es crucial, de esa manera las Leliqs podrían ser arrinconadas a través del aumento
de la demanda de pesos, que admitiría su utilización crediticia para salir del
crowding out (efecto desplazamiento o efecto expulsión, situación en la que la
capacidad de inversión de las empresas se reduce debido a la deuda pública, es
decir: la expulsión del sector privado de la economía por parte del
sector público. No obstante, para que esto suceda, primero hay
que aislar el creciente déficit fiscal y la emisión para financiar al Tesoro.
La implementación del plan es
fundamental para lograr el apoyo de quienes han pensado en Milei, como un entusiasta
capaz de realizar un ajuste brutal.
La imposibilidad de llevar a cabo las
reducciones del gasto
público, nacional y provincial, o las rebajas de retenciones e impuestos, la devaluación,
la disminución drástica del personal estatal; por temor a un conflicto
social no es una opción para Milei. Apenas asuma, se espera que ponga en
marcha con Ley ómnibus o por Decreto-como adelantó su Canciller: Diana
Mondino-, las medidas liberalizadoras, estructurales de desregulación,
privatizaciones, y consolide la homogeneización de las demandas que lo llevaron
al poder.
Director de Fundación
Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor
de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política
Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros
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