Hasta los agentes de policia en New York, hablan del Fiscal Cliff. Los sucesivos ajustes en Europa tambien tienen que
revertirse, hay que animarse y dar un giro de 180 grados; “a la Argentina” que es un buen caso
para observar.
La desigualdad de ingresos en las economías
desarrolladas ha aumentado considerablemente; los ricos
son muy ricos y los “mileuristas” europeos, o los 8 dólares la hora en EE.UU. abundan.
A pesar de los avances de la globalización y sus cambios tecnológicos, son muy pocos los que se beneficiaron en esos países. Es sorprendente ver la diferencia de ingresos que existe entre las diferentes regiones desarrolladas, muchas de las cuales solo pueden ser explicadas por la incongruencia e injusticia, por el nivel de regresividad de los impuestos y las políticas del gasto.
En las economías de los llamados “países serios”, la política fiscal no ha jugado un rol significativo en la reducción de la desigualdad, sino todo lo contrario. Por el lado del gasto, los presupuestos fiscales mejoran con ajuste, pero a costa de que la gente sucumba. Es a través de impuestos progresivos sobre la renta que deben resolverse los problemas de los países con más alto PBI Per capita, y no a costillas de los que menos tienen.
En los EE.UU., las reformas de mediados de la década de los 90’ fueron un ejemplo por el lado de los aumentos de impuestos; pero hay que ver como disminuyeron la generosidad que expresaban a través de las prestaciones sociales.
Los sistemas fiscales noventistas, en todos los países del mundo lograron imponer un sesgo menos redistributivo, hay que revertirlo.
En el actual contexto, con la necesidad ineludible de obtener la consolidación fiscal por los altos niveles de endeudamiento; en esas economías las medidas fiscales, básicamente las de gastos, deben mejorar o mantener los efectos distributivos, porque que es así como se apoya la eficiencia económica de una economía que no levanta. Para salvar al “sistema”, tienen que ir al frente con medidas que incluyan la reducción de la evasión y elusión fiscal (como la vía Irlanda e Islas Bermudas), hay que terminar con los paraísos fiscales (las Islas Caimán), aumentar la progresividad del impuesto sobre la renta y sobre los niveles de ingresos más altos, reduciendo los gastos improductivos que no suman nada a la actividad. Se deben ampliar los programas de impulso a la demanda agregada, todos los economistas coinciden en su “insuficiencia”.
Para optimizar o impulsar un impacto distributivo de la política fiscal incluso en algunas economías que llegaron a ser fastuosas, necesitarán mejorar la capacidad de recaudar impuestos que provengan de los que mas se beneficiaron, y gastar esos recursos de manera más eficiente y equitativa a través de los que menos tienen, que son los que mas rápido mueven la aguja.
La movilización de recursos debe concentrarse en la ampliación de las bases impositivas de ingresos altos; la ampliación de los impuestos corporativos y personales (ricos) mediante la reducción de las exenciones fiscales que no mejoran el perfil del déficit, sino que lo empeoran. Las reformas del gasto deben concentrarse en la reducción de los subsidios a las grandes empresas “identificadores y beneficiarios de rentas”; y sin dudas, deben ampliarse los sistemas de seguridad social, y no reducirlos, como algunos congresistas estadounidenses proponen en estas últimas horas frente a la posibilidad de caer desde el acantilado fiscal.