“Fiscal
Cliff” o Precipicio Fiscal; es el epítome popular que se utiliza
para describir el dilema que enfrenta el gobierno estadounidense a finales
de 2012.
Los congresistas estadounidenses tienen dos alternativas:
1) dejar que la actual política establecida entre en vigencia a principios de
2013 - una serie de aumentos de impuestos y recortes de gastos
que pesaran sobre
el crecimiento y pueden conducir
la economía a una recesión –
o, 2) cancelar parte o la
totalidad de los aumentos de
impuestos y recortes de gastos previstos,
que se sumarían al déficit, aumentando
las probabilidades que los EEUU entren en una crisis similar a la de Europa.EEUU se aproxima al precipicio de la restricción fiscal, y esto es una preocupación para los inversores del resto del mundo también. Los legisladores tuvieron tres años para resolver este problema, pero el Congreso aplazo la búsqueda de una solución por razones políticas. Los republicanos (partido conservador) quieren reducir el gasto y evitar aumentar los impuestos; mientras los demócratas (partido teóricamente popular), están buscando un recorte de gasto menor y fijar aumentos de impuestos a los que más pueden. Ambos partidos quieren evitar hasta último momento la decisión de encarar el precipicio fiscal, porque en un año electoral, las promesas pueden convertirse en especulaciones.
Por lo visto, hasta después de la elección, no se sabrá la dirección que tomara la política futura. Sin embargo, sea la ampliación de los recortes fiscales de la era Bush, o la cancelación de los recortes del gasto automáticamente, darían como resultado en el corto plazo, un modesto crecimiento.
Entre las leyes establecidas para eventualmente cambiar se encuentra el fin de de los recortes temporales de 2012 sobre los salarios (lo que significa un aumento del impuesto del 2% de los trabajadores), y el fin de las exenciones fiscales aplicables a las empresas. Al mismo tiempo, los recortes de gastos acordados en el marco del acuerdo de techo de la deuda de 2011 entrarán en vigencia. (Recuerde el revuelo que se había generado, al poner a la deuda soberana al borde del default). El efecto que traería sobre la economía podría ser calamitoso.
Aunque la combinación de mayores impuestos y recortes del gasto reduciría el déficit fiscal de alrededor de u$s 560.000 millones, las políticas establecidas y las que entraría en vigencia podrían reducir el PBI un 4% en 2013, metiendo la economía en recesión intensa. En ese escenario el desempleo aumentaría en 0.5%, con una pérdida de dos millones de empleos.
En total, los aumentos de impuestos y recortes de gastos representan alrededor del 3,5% del PBI incluyendo los famosos recortes fiscales de Bush, que constituyen 50%.
En mi opinión, en medio de una recuperación débil, con elevado desempleo, y elecciones por delante; la economía estadounidense no esta exenta de padecer algún tipo de tropiezo si Bernanke sigue especulando el Q3 (Quantitative Easing).
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