En realidad, fijar la convertibilidad o la tasa de conversión en un peso por dólar, fue la pantalla del verdadero objetivo que consistía en evitar la interacción del Tesoro y el BCRA, constituyendo a este ultimo en el verdadero gobierno. Alguien dijo: “Si logramos que el BCRA sea autónomo, manejando la Moneda y el Crédito, manejamos el país”. Así fue como en su postrer estado, Cavallo tuvo que despedir personalmente al desaparecido Pedro Pou, quien desde la trastienda y sin ninguna alharaca, tenía más poder político que De la Rua y Cavallo juntos.
Financiar desequilibrios fiscales vía bancos centrales es exactamente lo que el mundo desarrollado esta haciendo hasta hoy. Recuerde las rondas de QE1, QE2, QE3, (Quantitative Easing) y como la FED estuvo y esta comprando bonos del Tesoro al gobierno estadounidense, en cantidades extravagantes. La lógica de la idea era sencilla: imagínese una familia que sufre una disminución de horas de trabajo sometida a menores ingresos, teniendo que hacer frente a los compromisos contraídos durante periodos de bonanza. Pagar sus cuentas tomando dinero de una alcancía repleta de ahorros, era más razonable que no pagar las cuentas, por el simple hecho de no tocar los ahorros- absurda lógica del Tío Rico del pato Donald-.
EE.UU., expandió su base monetaria 109% en 9 meses. Hoy solo Dios sabe, donde puede llegar, si no disminuyen el ritmo. No era una licencia automática de inflación, como algunos economistas de enfoque exclusivamente monetario pregonaban. Aun la inflación sigue siendo baja luego de 5 años. Así cerrarían los números de la mayor potencia mundial y sus aliados, con una estrategia a medida de los tiempos. No obstante con aquel anuncio argentino (el DNU), el gobierno enviaría una señal de confianza a los mercados, que los mismos nunca apreciarían. Ahora utilizar reservas es una forma genuina de financiamiento, que además de ahorrar altísimos costos financieros, hizo caer el endeudamiento. Hoy los compromisos públicos en poder de tenedores privados se redujo a solo u$s 1.369 millones, lo cual ubica el monto de deuda en sus manos en 13,1% del PBI. Si a la deuda con acreedores privados se le suma el endeudamiento con organismos multilaterales de crédito; el ratio deuda neta/PBI ES 18,8%. Y, englobándole las tenencias de las distintas dependencias publicas, el ratio deuda bruta/PBI alcanza 44,9% al final de 2012. Esta situación confirma la continuidad de un avance muy efectivo de los indicadores de deuda, tanto por su composición, como por su sustentabilidad. Argentina se afianza en esto de seguir cumpliendo con sus compromisos y constituirse en “país serio”, aunque las calificadoras de riesgo y los economistas refractarios no lo admitan.
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