No hubo transformaciones
estructurales inducidas como consecuencia del desbarajuste mundial de la
economía, por eso la recuperación fue lenta o nula, de la mano de un
fenomenal desempeño de las economías asiáticas, y una leve reactivación en
otras zonas geoeconómicas. En las economías desarrolladas, fue un
intervencionismo descomunal el que estabilizó la actividad. En general, los
países en desarrollo están hoy en pie, gracias a Asia que a su vez traccionó
a los países productores de materias prima; esto explicó el repunte de los
precios de los commodities, básicamente esa fue la ayuda.
La crisis pegó fuerte en la Europa emergente-donde estaban puestas muchas de las fichas de la construcción y el turismo de Europa occidental-tradicional-, y sigue rezagada en comparación con otras regiones. En Europa central el ritmo de recuperación es nulo, no existen indicios de recuperación en las ventas minoristas, no se afianza la confianza de los consumidores, ni se consolidan los mercados de vivienda. Por suerte para nosotros, los precios de las materias primas siguen bien, pero el motor de la leve reactivación del resto del mundo, siguen siendo las políticas públicas impulsadas por las economías avanzadas y emergentes que animaron la demanda y desvanecieron el temor a una depresión mundial. Los bancos centrales recortaron las tasas de interés a casi cero, y lanzaron medidas excepcionales para inyectar liquidez y mantener el crédito. Los gobiernos pusieron en marcha formidables programas keynesianos de estímulo, al tiempo que apoyaron bancos con garantías e inyecciones de capital, apuntalando la confianza, y mejorando las cotizaciones en los mercados mundiales. No obstante, la situación sigue difícil, el riesgo de un vuelco constituye una preocupación considerable para los mercados mundiales y los indicadores del estrés financiero se mantienen aún elevados.
Transcurrió el tiempo-ya van 5 años-, las políticas públicas que alimentaron la recuperación, un dia se despedirán, y entonces tendremos oportunidad de ver la reacción de la maquinaria, sin estímulos fiscales y monetarios. Disminuirá el consumo y la inversión que otorgaron aliento a las perspectivas futuras, sin dudas. Es hora de preguntarse - ¿Cual es el plan estratégico mundial que dará respuesta final a la crisis iniciada en 2008?
La crisis pegó fuerte en la Europa emergente-donde estaban puestas muchas de las fichas de la construcción y el turismo de Europa occidental-tradicional-, y sigue rezagada en comparación con otras regiones. En Europa central el ritmo de recuperación es nulo, no existen indicios de recuperación en las ventas minoristas, no se afianza la confianza de los consumidores, ni se consolidan los mercados de vivienda. Por suerte para nosotros, los precios de las materias primas siguen bien, pero el motor de la leve reactivación del resto del mundo, siguen siendo las políticas públicas impulsadas por las economías avanzadas y emergentes que animaron la demanda y desvanecieron el temor a una depresión mundial. Los bancos centrales recortaron las tasas de interés a casi cero, y lanzaron medidas excepcionales para inyectar liquidez y mantener el crédito. Los gobiernos pusieron en marcha formidables programas keynesianos de estímulo, al tiempo que apoyaron bancos con garantías e inyecciones de capital, apuntalando la confianza, y mejorando las cotizaciones en los mercados mundiales. No obstante, la situación sigue difícil, el riesgo de un vuelco constituye una preocupación considerable para los mercados mundiales y los indicadores del estrés financiero se mantienen aún elevados.
Transcurrió el tiempo-ya van 5 años-, las políticas públicas que alimentaron la recuperación, un dia se despedirán, y entonces tendremos oportunidad de ver la reacción de la maquinaria, sin estímulos fiscales y monetarios. Disminuirá el consumo y la inversión que otorgaron aliento a las perspectivas futuras, sin dudas. Es hora de preguntarse - ¿Cual es el plan estratégico mundial que dará respuesta final a la crisis iniciada en 2008?
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