El
sosiego del dólar no pudo mejorar la azotada imagen pública de Mauricio Macri
porque murieron 7 personas de frio en 3 días. Los fallecidos por hipotermia han
tenido un tratamiento recóndito. En otro tiempo hubiera trascendido la
verdadera tragedia que está viviendo buena parte de la ciudadanía. Es probable
que la sociedad se vaya hartando de esperar. Ya no quedan más semestres.
Obviamente,
el nivel de actividad dejo de caer con respecto a los meses nefastos de 2018, y
a nivel macro, despunta una insignificante marca positiva. Pero en 2019 estamos
peor que en 2018, que fue peor que 2017. La economía no despega. Todos los
esfuerzos apuntan a llegar a las elecciones, sin que el dólar vuelva a hacer
ruido. Para lograr esa meta, deberían renovarse un porcentaje importante de
letras del Tesoro y la inflación debería ser menor a la máxima registrada por
el gobierno de Cristina, convergiendo a tasas de 2% mensual. Los expertos en
inflación del gobierno, no tienen nada para mostrar.
Que
la economía sea un factor negativo a la hora de votar es un problema para el
oficialismo. Recuerde que la sensación de bienestar del rebote 2017, ganó las
elecciones. Aun en marzo de 2018 se hablaba de “Macri eterno”. Lograría 15% de
inflación anual, dólar de $ 20 y crecimiento de 3.5% a fines del año 2018. Si
hubiera logrado esos objetivos, la formula FF estaría 10 puntos abajo, en lugar
de 6/8 puntos arriba.
Con
la economía en contra, y una diferencia de 6/8 puntos porcentuales, todo indica
que el “mientras tanto” será angustiante después de las PASO. Llegarán las
elecciones de octubre, sin reactivación, con tipo de cambio más alto e inflación
piso de 2%. Una inflación populista, con niveles de actividad y desempleo del
tipo ultra ortodoxia.
Si
todo le sale bien al país, 2019 finalizaría con una caída del PBI de 1.5%. Y, en
el último trimestre, estará 5% debajo del nivel que registró en el último trimestre
que creció. La performance actual de la economía es la peor de las últimas cuatro recesiones.
Tras la volatilidad del tipo de cambio, el FMI
autorizó al BCRA a vender dólares dentro de la banda cambiaria, lo que ayudó
a descomprimir la tensión. Así se mantuvo estable en torno a $45 desde fines de abril hasta el momento con
14% de inflación acumulada en un trimestre y bajando el dólar a $43. Si el
dólar solo siguiera la inflación, debería valer $51.75.
El gran interrogante es qué puede pasar con el
dólar después de las PASO. Claro está que ello dependerá del resultado
electoral.
En
el escenario en el que FF gane las PASO por 6 o más puntos, el exceso de
demanda de dólares por sobre la oferta treparía, obligando al BCRA a intervenir
agresivamente en el mercado de cambios, vendiendo hasta u$s15.000 millones.
El
dólar se escaparía, aunque hay divisas para evitar que el tipo de cambio se
sujete. Entre julio y diciembre de este
año vencen u$s21.000 millones de letras del Tesoro. Con una renovación del 60%
de los vencimientos de LETES, alcanzarían los dólares y los pesos provenientes
de la venta de los u$s9.600 millones del Tesoro, autorizados por el FMI, para
cubrir los gastos antes de entrar en NPL (Non Performing Loans): préstamos dudosos.
Por el momento la deuda local está siendo refinanciada
por porcentajes superiores al 50%. Lo que circunstancialmente simboliza que la
renovación total no tiene éxito. El déficit primario es financiable en hasta
alrededor de 1% del PBI. Sin embargo, podría haber faltante de pesos.
La feroz recesión ha comenzado a contribuir a bajar
el índice mensual de inflación. El hecho de que haya bajado respecto al mes
previo por tercera vez consecutiva es solo una reseña intangible. La gente no se entera.
Es que, toda la mejora pavoneada por el resultado primario alcanzado se apoyó
en el ajuste del gasto previsional y social.
Hablando del gasto primario, que presentó una caída
de 13% en términos reales, el descenso obedece a suspensión de la obra pública.
La caída real es de 21%. Los salarios estatales cayeron 16% y el déficit de las
empresas públicas 35%. Nada de esto es sustentable en el tiempo.
El gobierno se encamina a “pilotearla” hasta las
elecciones. El desvío con respecto a la meta anual acordada con el FMI de
déficit “cero”, recién sería revisado por el FMI en marzo del año 2020.
El mandato del presidente Macri concluirá con
déficits gemelos, menores que los records de marzo de 2018, y el próximo
presidente tendrá que luchar con la reestructuración de la deuda. Impagable en
los términos pactados.
En la vida cotidiana, un joven de
hasta 35 años no había experimentado el despido, ni su impacto en el bolsillo y
el de su entorno. Tampoco había tomado un préstamo UVA (ajuste de cuotas y lo peor,
del saldo de la deuda). La brecha o desacople del salario con la inflación. Una
inflación espantosa para “la sub 35”, nunca pasó del 25%, pero hoy la
interanual es 57%. Los mayores de 50 ya lo sabíamos. Nada nos sorprende. Con
este marco teórico, experimentamos desempleo de 2 dígitos, inflación de 3
dígitos anuales, hiperinflación, Circular 1050 compulsiva-aplicada directamente
a préstamos tomados bajo otras condiciones-. Vimos recesión de 16 trimestres
consecutivos 1998/2001, crisis y estallido social con 19 muertos el 19/12/2001.
Es difícil advertir a la juventud, sin
decir algo incorrecto, porque pertenecemos a una generación con una cultura muy
diferente: Restricción de derechos y cargas pesadas. Tuvimos dolores que hoy ya
no existen. Pero poseemos algo en común. La necesidad de pagar cuentas. Yo
exhorto a los jóvenes a leer y reflexionar sobre el DESEMPLEO y sus CAUSAS.
Con este flagelo llegan los conflictos porque el dinero no alcanza. La
sensación de dignidad y realización que da el trabajo decaen. No son pocos y
pocas los que no se imaginan como es un lunes donde a las 8 a.m. no comienza el
día laboral.