Contrariando los manuales ortodoxos-no las hazañas de los ex ministros ortodoxos-, el proyecto de presupuesto 2011 enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso, nuevamente será inútil como guía orientativa “pro negocios” en Argentina. Sin embargo, habiendose utilizado esta estrategia desde 2002, cuando uno mira la historia, no encuentra demasiados periodos tan prolongados de superávit fiscal, como en los últimos años.
Como Lavagna imagino y estableció, se han vuelto a subestimar los ingresos fiscales y los gastos. No obstante este año como el anterior y en 2005, el gobierno está pagando con reservas del BCRA los vencimientos de deuda en moneda extranjera, además de cubrir con emisión monetaria la brecha de financiamiento en pesos, a pesar de tener chance de colocar bonos al 8.75% anual.
Un mes atrás, muchos tenían dudas que Argentina pudiera recibir ofertas para colocar bonos y menos a tasas de un digito, que hoy se da el lujo de rechazar. El Presupuesto 2011 indica que las necesidades de financiamiento del próximo año ascienden a $92.000 millones y que es posible fondearse recurriendo al BCRA-cito en la calle Reconquista de la ciudad de Buenos Aires-. El Presupuesto 2011 pide autorización para utilizar u$s 7.500 millones de reservas con el fin de atender los vencimientos de deuda en dólares en manos de tenedores privados, con el objeto de bajar la exposición de tenencia de divisas (que podrían devaluarse-dada la expansión extravagante de dólares que empapelo al mundo entero) y evitar pagar intereses, disponiendo de “esos recursos genuinos” - Buena excusa para sacarse de encima diplomáticamente los dólares que algún día serán afectados por la inflación, ademas de habilitar la correccion del tipo de cambio, cuando sea oportuno políticamente, en tiempo y forma. El proyecto de Presupuesto 2011 muestra una emisión monetaria para financiar la caja en pesos del gobierno de unos $23.000 millones en concepto de adelantos transitorios y utilidades, y deja abierta la posibilidad para que la emisión monetaria sea de alrededor de $29.000 millones, en caso que el gobierno quiera monetizar los desembolsos de organismos internacionales por sobre los pagos a organismos.
Es obvio que en 2011 el gobierno puede seguir financiándose con recursos del BCRA. El próximo gobierno podría basar su estrategia de financiamiento de 2012 de alguna otra manera, o en un mix con la forma actual, que no tendrá las restricciones que abordo oportunamente la administración K en 2003, eso es seguro.
El BCRA ha sido recuperado; en términos de soberanía económica-según el oficialismo-además de constituir el segundo objetivo político mas importante, luego de las islas Malvinas. Después de 30 años de resignación a todo tipo de experimentos monetarios, el fundamentalismo monetarista ha perdido la posibilidad de establecerle la agenda a la política económica argentina. Con la deuda en default reestructurada, sin deudas con el FMI, el próximo gobierno ya puede volver a los mercados voluntarios, si así lo desea; o seguir usando la mayor cantidad de reservas acumuladas de la historia.
Desde (2000), recuerde De la Rua-Machinea-López Murphy-Cavallo-Pedro Pou, los gobiernos no podían colocar bonos a ninguna tasa, no creo que exista ningún riesgo y/o costo vigente, que supere el default de 2001-el mayor de la historia mundial-, cuando esas personalidades, estaban en el timón de la economía y las finanzas nacionales. Sin mencionar sus acólitos y sabedores en silencio, ex asesores de las empresas y bancos mas importantes del país, muchas de las corporaciones y bancos tuvieron que abandonarnos a causa del default de 2001.
Hasta 2008 en el mundo, los gobiernos trataban de brindarle al sector privado un marco macroeconomico fiscal a través del presupuesto, buscando dar previsibilidad, para disminuir la incertidumbre; pero desde la expansión descontrolada y desesperada de EE. UU., Europa y el resto del mundo, el salvataje nacionalizador de los bancos, donde el “ineficiente estado” salio al rescate de la “eficiencia de los mercados”; eso cambio. En la Argentina, no tiene porque ser distinto, aunque desde 2003 hemos abandonado el déficit fiscal de los gobiernos liberales, radicales y militares; el sector privado puede ver la historia de los últimos 8 años y sacar sus propias conclusiones, acerca de la disciplina del superávit.
En un mundo donde todo parece indicar que los países desarrollados ingresarán a 2011 sin bitácora, si el oficialismo gasta más, será para mantener la economía con altas tasas de crecimiento que mantengan y promuevan los niveles de empleo y producción. Así lo hizo en 2005 y 2006, el gasto ampliado del gobierno K fue de $15.000 millones mayor al presupuestado y aprobado en el Congreso. En 2007 esa cifra subió a $34.000 y en 2008 llegó a $41.000 millones.
Que no “panda el cunico”, durante todo este tiempo de subestimación de ingresos y egresos, se mantuvo el superávit fiscal que no alcanzaron los EE. UU. y Europa.
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