Cobos, Duhalde, sectores del radicalismo, el llamado peronismo disidente, la mesa de enlace y el grupo Clarín, lucen como un pelotón de fusilamiento. No constituyen un grupo de afinidad como los de las tarjetas de crédito, pero en esa misión parecen potenciarse. No obstante en 1945 la Unión Democrática logro unirse y cobijar un sinnúmero de ideologías e intereses y, la Revolución Libertadora poseía hasta comandos civiles, con la cooperación directa de destacados políticos de aquel entonces. Metidos en este baile hay poderes influyentes que no hacen ningún cálculo racional, ni tienen el menor pudor republicano, muchos rubricarían un proyecto destituyente. Aunque son diferentes, y tienen intereses distintos, algunos están unidos, por un anti perokirchnerismo visceral, que zanjaría cualquier dificultad para ponerse de acuerdo en el resto de las cuestiones.
Las destituciones y renuncias presidenciales vienen siendo frecuentes en América Latina, empiezan con fusilamientos, eufemisticamente hablando. Entre 1985 y 2007 hubo 58, según Pérez Liñán*. Todo esto, sin contar con el golpe en Honduras. El cuadro es siempre el mismo, renuncia forzada en el marco de una crisis económico social, con movilización popular. En la Argentina existen confabulaciones “Al Qaedicas” a gran escala. Estos son grupos y personas que desean controlar la realidad, tienen mucho poder y voluntad de hacer lo que sea necesario para conseguirlo. Son frecuentes las creaciones conspirativas, esto es irrefutable; pero esta vez los grupos se enfrentan con un gobierno preparado económicamente, y decidido a defenderse, con una capacidad de movilización descomunal si tuviera que salir a proteger la democracia. No obstante hay quienes pretenden ignorarlo, como si facilitara las cosas.
Alfonsín, Menem, De la Rúa y hasta Duhalde fueron blanco de diferentes grupos “Al Qaedicos”, por diferentes razones. La conspiración golpista, siempre existió a lo largo de nuestra historia, para que negar.
No habiendo podido lograrse la vulnerabilidad que representan unas reservas bajas-mediante la fuga de capitales estimulada y propiciada-, la economía no estará al borde de la hecatombe como en otros tiempos. Por esa razón, lo conspirativo, el pedido insistente de “devaluación”, antes y después de las elecciones de medio tiempo no funciono. Aun con esa fuga de 47 mil millones de dólares, esta vez fueron financiados con el saldo de la balanza comercial, y “el estupido entorpecimiento de Moreno” de las importaciones, que dejo un saldo de 17 mil millones de dólares en 2009.
Pero el punto es que un gobierno con experiencia setentista, vive y vivirá atento a este tipo de atentados. Además, lo he dicho varias veces, el oficialismo no tiene la característica de quienes se van en helicóptero. Es obvio que existieron y existen planes para destituir al gobierno de CFK. Existe el ánimo de erosionar al gobierno constantemente, pero esto no es "oposición partidaria", sino factores de poder e intereses, sin embargo, no van a sorprender al oficialismo, ni van a evitar que se hable de estas argucias en su contra, todo el tiempo.
Hay quienes relativizan esta situación conspirativa y, hasta “la ven normal”, con el objeto de evitar la reflexión y conexión con el pasado; constituyéndose precisamente en cerebros que aportan argumentos, y aunque no estén en el negocio, son funcionales a este tipo de usanzas.
La actitud destituyente no tiene nada que ver con la competencia electoral, el reemplazo de gobiernos desgastados por acciones destitutivas esta lejos de ser una lógica de la democracia. El reemplazo del gobierno llega el año que viene, no podemos volver cada dos años a una renuncia anticipada, obtenida a través del desgaste fusilatorio.
No parece casual la propuesta de Duhalde de poner al ejército en la calle, en un país con nuestra historia. Los politólogos enemigos del oficialismo estan leyendo ensayos dedicados a estudiar la dinámica de los líderes confrontativos, la oposición vigilante, el periodismo “watchdog” y otros elementos de la “estrategia de la crispación” y, justifican los climas recalentados en forma constante porque “le venden” a los distraídos, que estos escenarios ya caracterizan a las democracias del siglo XXI...
Los ejemplos que dan son: España, donde Rodríguez Zapatero lanzó acusaciones de corrupción contra el gobierno de Aznar-nada que ver-, o países con democracias parlamentarias como en Europa, donde adelantar las elecciones, en el marco de sus sistemas parlamentarios es común-nada que ver 2-.
Luego de una era de destituciones armadas, esta parece ser la dinámica que desea dejar atrás la irrevocabilidad de los mandatos populares.
En los países serios, un presidente como Bill Clinton, no pudo ser removido de su cargo por el affaire Lewinsky. Usted sabe lo que hizo Clinton, y en que lugar lo hizo.
Imagínese a Cristina, que por bromear con la supuesta eficacia afrodisíaca de la carne de cerdo-en el marco de una propuesta para crear 10.000 puestos de trabajo- ha sido vituperada, más allá de su desacierto verborragico. A George W. Bush no se lo pudo destituir por mentir con el objeto de invadir Irak-aseguro que tenía armas de destrucción masiva y luego reconoció que no fue así-.
Todo esto nos invita a reflexionar y ver que no es asi, existe una la ligereza destructiva de argucias políticas de las que tenemos que cuidarnos, para no ser de tropiezo con nuestra propia liviandad al tratar estos temas. Acabo de recibir un e-mail que me alerta de un corralito inminente…Uhhhh! miedo...Mientras en Argentina hay gente que dice que “hay que cortarla con hablar de la dictadura”, a Videla lo cita un juez de Alemania, el primer ministro israelí acaba de pedir por 65 año consecutivo, juicio y castigo a los culpables de Auswichz, y el cine estadounidense no deja de dramatizar la segunda guerra mundial y exhibir por 65 años consecutivos al nazismo. Tanto que los alemanes jovenes están hartos de ser sinonimo de nazis. Cuanto más debemos estar atentos en un país con una democracia joven, donde obviamente existe la conspiración destituyente. La experiencia argentina ha sido mucho más tétrica que la que podamos encontrar en otros países, por sí misma la historia nos amenaza. Desestabilizar el sistema democrático se convirtió en un clásico. Me olvidaba de mencionar otro tema clasico e ineludible a la hora de desestabilizar: “la economía esta bien, pero presenta muchas dudas en el mediano plazo”.
* Latin American Research Review,Volume 38, Number 3, 2003.-
E-ISSN: 1542-4278 Print ISSN: 0023-8791, DOI: 10.1353/lar.2003.0040 Perez Linan, Anibal S.
Pugna de Poderes y Crisis de Gobernabilidad: Hacia un nuevo presidencialismo?
Latin American Research Review - Volume 38, Number 3, 2003, pp. 149-164
University of Texas Press
Desde hace más de quince años, el debate sobre la gobernabilidad democrática latinoamericana gira en torno al problema de la "pugna de poderes", enfatizando el potencial desestabilizador de los conflictos entre el Ejecutivo y el Legislativo. Este ensayo se basa en el análisis histórico de cuarenta y cinco disputas constitucionales en dieciocho países latinoamericanos entre 1950 y 2000. En la primera parte se propone el concepto de crisis presidencial como categoría analítica para estudiar este problema. Las secciones segunda y tercera exploran los efectos de estas crisis sobre la estabilidad del régimen político y su impacto sobre el equilibrio de poderes a lo largo de las últimas cinco décadas. En las conclusiones se sugiere que los efectos desestabilizadores atribuidos al presidencialismo son históricamente contingentes y se exploran los parámetros bajo los cuales ha operado el nuevo presidencialismo latinoamericano a partir de la década de los noventa.
Las destituciones y renuncias presidenciales vienen siendo frecuentes en América Latina, empiezan con fusilamientos, eufemisticamente hablando. Entre 1985 y 2007 hubo 58, según Pérez Liñán*. Todo esto, sin contar con el golpe en Honduras. El cuadro es siempre el mismo, renuncia forzada en el marco de una crisis económico social, con movilización popular. En la Argentina existen confabulaciones “Al Qaedicas” a gran escala. Estos son grupos y personas que desean controlar la realidad, tienen mucho poder y voluntad de hacer lo que sea necesario para conseguirlo. Son frecuentes las creaciones conspirativas, esto es irrefutable; pero esta vez los grupos se enfrentan con un gobierno preparado económicamente, y decidido a defenderse, con una capacidad de movilización descomunal si tuviera que salir a proteger la democracia. No obstante hay quienes pretenden ignorarlo, como si facilitara las cosas.
Alfonsín, Menem, De la Rúa y hasta Duhalde fueron blanco de diferentes grupos “Al Qaedicos”, por diferentes razones. La conspiración golpista, siempre existió a lo largo de nuestra historia, para que negar.
No habiendo podido lograrse la vulnerabilidad que representan unas reservas bajas-mediante la fuga de capitales estimulada y propiciada-, la economía no estará al borde de la hecatombe como en otros tiempos. Por esa razón, lo conspirativo, el pedido insistente de “devaluación”, antes y después de las elecciones de medio tiempo no funciono. Aun con esa fuga de 47 mil millones de dólares, esta vez fueron financiados con el saldo de la balanza comercial, y “el estupido entorpecimiento de Moreno” de las importaciones, que dejo un saldo de 17 mil millones de dólares en 2009.
Pero el punto es que un gobierno con experiencia setentista, vive y vivirá atento a este tipo de atentados. Además, lo he dicho varias veces, el oficialismo no tiene la característica de quienes se van en helicóptero. Es obvio que existieron y existen planes para destituir al gobierno de CFK. Existe el ánimo de erosionar al gobierno constantemente, pero esto no es "oposición partidaria", sino factores de poder e intereses, sin embargo, no van a sorprender al oficialismo, ni van a evitar que se hable de estas argucias en su contra, todo el tiempo.
Hay quienes relativizan esta situación conspirativa y, hasta “la ven normal”, con el objeto de evitar la reflexión y conexión con el pasado; constituyéndose precisamente en cerebros que aportan argumentos, y aunque no estén en el negocio, son funcionales a este tipo de usanzas.
La actitud destituyente no tiene nada que ver con la competencia electoral, el reemplazo de gobiernos desgastados por acciones destitutivas esta lejos de ser una lógica de la democracia. El reemplazo del gobierno llega el año que viene, no podemos volver cada dos años a una renuncia anticipada, obtenida a través del desgaste fusilatorio.
No parece casual la propuesta de Duhalde de poner al ejército en la calle, en un país con nuestra historia. Los politólogos enemigos del oficialismo estan leyendo ensayos dedicados a estudiar la dinámica de los líderes confrontativos, la oposición vigilante, el periodismo “watchdog” y otros elementos de la “estrategia de la crispación” y, justifican los climas recalentados en forma constante porque “le venden” a los distraídos, que estos escenarios ya caracterizan a las democracias del siglo XXI...
Los ejemplos que dan son: España, donde Rodríguez Zapatero lanzó acusaciones de corrupción contra el gobierno de Aznar-nada que ver-, o países con democracias parlamentarias como en Europa, donde adelantar las elecciones, en el marco de sus sistemas parlamentarios es común-nada que ver 2-.
Luego de una era de destituciones armadas, esta parece ser la dinámica que desea dejar atrás la irrevocabilidad de los mandatos populares.
En los países serios, un presidente como Bill Clinton, no pudo ser removido de su cargo por el affaire Lewinsky. Usted sabe lo que hizo Clinton, y en que lugar lo hizo.
Imagínese a Cristina, que por bromear con la supuesta eficacia afrodisíaca de la carne de cerdo-en el marco de una propuesta para crear 10.000 puestos de trabajo- ha sido vituperada, más allá de su desacierto verborragico. A George W. Bush no se lo pudo destituir por mentir con el objeto de invadir Irak-aseguro que tenía armas de destrucción masiva y luego reconoció que no fue así-.
Todo esto nos invita a reflexionar y ver que no es asi, existe una la ligereza destructiva de argucias políticas de las que tenemos que cuidarnos, para no ser de tropiezo con nuestra propia liviandad al tratar estos temas. Acabo de recibir un e-mail que me alerta de un corralito inminente…Uhhhh! miedo...Mientras en Argentina hay gente que dice que “hay que cortarla con hablar de la dictadura”, a Videla lo cita un juez de Alemania, el primer ministro israelí acaba de pedir por 65 año consecutivo, juicio y castigo a los culpables de Auswichz, y el cine estadounidense no deja de dramatizar la segunda guerra mundial y exhibir por 65 años consecutivos al nazismo. Tanto que los alemanes jovenes están hartos de ser sinonimo de nazis. Cuanto más debemos estar atentos en un país con una democracia joven, donde obviamente existe la conspiración destituyente. La experiencia argentina ha sido mucho más tétrica que la que podamos encontrar en otros países, por sí misma la historia nos amenaza. Desestabilizar el sistema democrático se convirtió en un clásico. Me olvidaba de mencionar otro tema clasico e ineludible a la hora de desestabilizar: “la economía esta bien, pero presenta muchas dudas en el mediano plazo”.
* Latin American Research Review,Volume 38, Number 3, 2003.-
E-ISSN: 1542-4278 Print ISSN: 0023-8791, DOI: 10.1353/lar.2003.0040 Perez Linan, Anibal S.
Pugna de Poderes y Crisis de Gobernabilidad: Hacia un nuevo presidencialismo?
Latin American Research Review - Volume 38, Number 3, 2003, pp. 149-164
University of Texas Press
Desde hace más de quince años, el debate sobre la gobernabilidad democrática latinoamericana gira en torno al problema de la "pugna de poderes", enfatizando el potencial desestabilizador de los conflictos entre el Ejecutivo y el Legislativo. Este ensayo se basa en el análisis histórico de cuarenta y cinco disputas constitucionales en dieciocho países latinoamericanos entre 1950 y 2000. En la primera parte se propone el concepto de crisis presidencial como categoría analítica para estudiar este problema. Las secciones segunda y tercera exploran los efectos de estas crisis sobre la estabilidad del régimen político y su impacto sobre el equilibrio de poderes a lo largo de las últimas cinco décadas. En las conclusiones se sugiere que los efectos desestabilizadores atribuidos al presidencialismo son históricamente contingentes y se exploran los parámetros bajo los cuales ha operado el nuevo presidencialismo latinoamericano a partir de la década de los noventa.
1 comentario:
Buenisimo, Pablo.
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