El presidente Macri descartara en persona, versiones
de default en EE.UU.
Un déjà vu, que significa en francés: “ya visto antes”. No sé si es adecuada
la definición de Wikipedia, porque habla de un tipo de paramnesia del
reconocimiento-en contraposición a las paramnesias del recuerdo-de alguna
experiencia que sentimos como si hubiésemos vivido previamente. Fundamentalmente
se trata de un suceso que sentimos que ya vivimos, pero en realidad no. Es que esto
puede ser peor. Esto podría ser algo nunca visto..
El
fenómeno de las crisis financieras se incorporó oficialmente en la agenda
mundial, y por lo tanto en el ámbito internacional, como una preocupación para
los Estados de mayor grado de desarrollo económico y los organismos
multilaterales de crédito, después de la denominada “Crisis de Lehman Brothers[1],
fue luego de aquel “semestre trágico[2]”
que pudo posicionarse con fuerza como tema de debate, remarcándose su asociación
a las esferas de desregulaciones, y
falta de controles e intervenciones de los gobiernos. Desde 1994 las crisis
financieras se han incrementado en distintos países-México, Tailandia, Malasia,
Indonesia, Corea del sur, Rusia, Ecuador, Brasil, Argentina. Pero su relevancia
adquirió un interés inquietante cuando Grecia, España, Portugal, Irlanda e
Italia (2010) comenzaron a ser parte integrante de los desequilibrios
internacionales. Todo esto se debía a que la ideología hegemónica por cuarenta
años se había orientado y establecido desde los países desarrollados hacia
los países emergentes, como reflejo de la expansión de la globalización de los
mercados, la expansión del capitalismo financiero. En este entendimiento, la situación
financiera internacional se había configurado como un emergente del avance de
lo financiero sobre lo político, y los
actores a cargo en los países desarrollados dieron cuenta de ello.
En
este marco, la diferencia para resolver los desequilibrios en los países
desarrollados y emergentes han perjudicado en mayor medida a estos últimos, y
esto responde en parte a la decisión de subordinar las políticas públicas a las
diez reglas del Consenso de Washington[3],
por ejemplo, para la región Latinoamericana en la década de los noventa[4],
dejando paso al FMI, la tecnocracia internacional y las “mejores prácticas del
mercado”. Así se trasformo en el rumbo aceptado por numerosos políticos,
principalmente los adherentes al neoliberalismo (en Argentina Menem-De la Rúa, Collor
de Mello en Brasil, Fujimori, Sánchez de Losada y Gutiérrez; en Perú, Bolivia y
Ecuador respectivamente). El FMI había incluido la clásica receta, como factor previo
a cualquiera de sus políticas de asistencia financiera. Los avances devinieron en
un extraordinario aumento de la desigualdad y la pobreza, debido al
endurecimiento de las exigencias de estos organismos y lo que denominare en
adelante “el entorno neoliberal”[5].
El tema ha tomado especial protagonismo desde el inicio del nuevo milenio,
aunque fue perfeccionado cuando supero las fronteras de los países emergentes,
para concernir a los países desarrollados,
lo que elevó la
incertidumbre de los países más ricos. Fue en ese contexto que la Argentina, asumió
el papel de “mejor alumno del FMI”[6],
no resguardando sus intereses, y adaptando sus políticas a los nuevos
requerimientos del Consenso de Washington, una década antes de ingresar en el
mayor default de la historia mundial, en diciembre de 2001.
Nunca un gobierno argentino se desgastó tanto en tan solo
dos años de gestión como el de Fernando de la Rúa. Al momento de renunciar a su
cargo de presidente de la Nación Argentina, la imagen positiva era sólo 4%[7].
De esta manera, en la Argentina se verificó una tendencia que indicaba que en los
países que habían aplicado políticas neoliberales e incurrido en crisis
financieras, ya al borde de la cesación de pagos, era casi inevitable la caída
del gobierno (Ecuador[8],
Indonesia[9],
Malasia[10],
etcétera) ante la imposibilidad de manejar sus consecuencias. Ese desgaste del
ex presidente De la Rúa, que también afectó a buena parte de la dirigencia
política del país. El caos político en que cayó el gobierno de De la Rúa, no
sólo se manifestó en la violencia de los saqueos y en la presencia masiva de
gente en las calles, desafiando el estado de sitio y mostrando una
desobediencia civil inédita, sino también en la resistencia de las Fuerzas
Armadas a distribuir alimentos entre los sectores más pobres de la población
(que habría sido solicitada por el Presidente) y, fundamentalmente, en la falta
de políticas para atender la emergencia, que luego de las varias sucesiones
provisionales-en el marco del sistema presidencialista-, pudieron ser
implementadas por Eduardo Duhalde[11],
a partir de su designación por parte del Poder Legislativo.
[1] PricewaterhouseCoopers International Limited,
Lehman Brothers Bankruptcy, “Lessons learned for the survivors Informational
presentation for our clients”, August 2009
[2] Así se denomino el periodo comprendido entre el ultimo trimestre de
2008-con la quiebra de Lehman Brothers y el final del primer trimestre de 2009,
cuando la economía mundial, comienza a recuperarse del shock.
[3] El Consenso de
Washington incluye estos 10 puntos: 1. Disciplina presupuestaria de los
gobiernos. 2. Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud 3.
Reforma fiscal o tributaria, con bases amplias de contribuyentes e impuestos
moderados. 4. Desregulación financiera y tasas de interés libres de acuerdo al
mercado. 5. Tipo de cambio competitivo, regido por el mercado. 6. Comercio
libre entre naciones. 7. Apertura a inversiones extranjeras directas. 8.
Privatización de empresas públicas. 9. Desregulación de los mercados. 10.
Seguridad de los derechos de propiedad.
[4] Casilda Béjar, Ramón, “América Latina y el Consenso de Washington”,
boletín económico de ICE n° 2803, del 26 de abril al 2 de mayo de 2004
[5] Tigani, Eugenio Pablo, FMI, BCE, Fed, Treasury US, políticos
funcionales al marco teórico neoliberal, corporaciones internacionales , banca
privada de inversión y comercial, calificadoras de riesgo, nuevos profesionales
físicos, matemáticos, y sus nuevos productos derivativos financieros ofrecidos
por Wall Street, lobbistas de la desregulación de los mercados contratados por
las corporaciones para representar grupos de presión privatizadora en los
Congresos, mercados financieros internacionales-bolsas de valores-fondos de
inversión, capital de riesgo, private equity funds, hedge funds, fondos
mutuales de pensión, fondos buitres, corredores de cambio, fijadores de tasas
de interés y cambio-arbitrajistas-, sistema financiero en las sombras, comisión
de valores, especuladores, universidades formadoras y promotoras ideológicas,
buffetes de abogados top, economistas funcionales, consultores de alta
dirección extranjeras y locales, etcétera.
[6] IMF (International Monetary Fund), WBG (World Bank Group) Boards of
governors annual meetings, Washington, D.C., Press Release No. 5, October 6 -
8, 1998, Statement by the Hon. CARLOS SAUL MENEM, President of the REPUBLIC OF ARGENTINA , at the Annual Meetings of the
Boards of Governors of the International Monetary Fund and the World Bank Group
[9] Sánchez Moreno, Montserrat, “Transición y
democratización en Asia-Pacífico: El caso de Indonesia.”, Revista CIDOB d’Afers
Internacionals, núm. 78, p. 141-158
[10] García, Jaime, “Malasia y la crisis internacional”, Panorama
Mundial, boletín electrónico del IDEI,
Año 1 - No 1 - abril 2009
[11] Discurso de Eduardo Duhalde anunciando el lanzamiento del Plan
Jefas y Jefes de Hogar en
2002, 3 de abril de 2002, http://bibliotecaescolar.educ.ar/sites/default/files/x_02.pdf
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