La inviabilidad social de
ajustar más, anticiparía la tercera frustración del mismo enfoque en solo 36
años.
Otra vez la democracia populista
fue sobrevenida de una nueva etapa de reivindicación neoliberal con los mismos
actores funcionales a la instalación. Esto representa una fuerte regresión
cívica manipulada por un espacio público-marketinizado políticamente por la
misma biósfera que precedió 2001. Desde 2015, tanto en Brasil como en Argentina
se impuso la idea de la corrupción- Increíblemente, desde los eternamente sospechados,
imputados y procesados-, como forma de desacreditar partidos populares y líderes
que lograron transformaciones económicas y sociales. No es que no haya existido
ningún episodio de corrupción, pero fue un extraordinario relato mediático el
que generalizando un fuerte cuestionamiento hacia
las instituciones democráticas, fecundó un intersticio en el tejido de relaciones entre la
política y la ciudadanía.
Advierto una última y perentoria observación. El
escenario no es exactamente igual, pero me impresionan las similitudes y
coincidencias tanto de los meses del año, como de los actores harto
emparentados con la vivencia De la Rua.
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