El entorno Macri “polariza” con CFK y denuncia un
supuesto complot destinado a evitar que complete su mandato, en lugar de
recapacitar sobre los daños auto infligidos.
En realidad, la democracia es más que un presidente legalmente elegido. Durante
su mandato este debe ser legitimado o puede perder legitimidad democrática
(Rosanvallón), inclusive como vimos en Brasil, puede ser interpelado por el
Congreso-por otras causas-, la Republica eventualmente dispone mecanismos
Constitucionales. Recuerde que nuestra democracia es representativa y no
delegativa (O’Donnell). No existe tal cosa como un cheque en blanco de la ciudadanía
al presidente electo. Independientemente de lo científicamente político, luce
extraño pretender representar a un jubilado ignorando cuanto gana.
Por ultimo, amenazar con represión luce patéticamente Delarruistico.
Nueva instalación mediática del entorno: “Al presidente lo quieren
desestabilizar”. -¿Será una estrategia electoral, una auto-condenación o una expresión
de deseos del presidente de regresar a vacaciones de 365 días?
Cristina Fernández mide bien en la provincia de Buenos Aires, y los que
vivieron ambas experiencias de gobierno, tal vez en una provincia-con conurbano
incluido-apuesten por ella en octubre, aunque eso no este muy claro todavía.
La gobernadora Vidal aplica la misma
estrategia macrista. Otra “polaroid”: “Baradel
versus Vidal”, aunque la llanera solitaria fue funcional a la nacionalización
de la crisis, ese desenlace también nos remite a Menem y De la Rua; Scioli
siempre tuvo limitada la discusión a su provincia. Al gobierno se lo ve temeroso,
hasta una entusiasta como Mirta Legrand enmudeció al matrimonio presidencial en
cámaras: “Ustedes no quieren ver la realidad”, espetó. Por eso Macri aplica una
ensalada macroeconómica realizando concesiones crecientes en materia económica
y social, acumulando deudas, posponiendo batallas y retrocediendo invariablemente
cuando enfrenta tensiones. Juega a un juego que no domina, usando un ropaje que
le queda fatal, y poco a poco se van disociando los
actores, el discurso y las acciones de gobierno.
La realidad es que el criterio de evaluación de un
gobierno no lo construye Mirta Legrand, sino que se establece en función del
cumplimiento de los objetivos y la posibilidad de promover transformaciones. “Necesitamos
20 años para terminar con la pobreza hoy” (Macri), significa-en otros términos-“les
aseguro que habrá pobreza por 20 años”.
A menos de dos décadas de la crisis política, económica y social de 2001, se puede afirmar que existen coincidencias que nos remiten a una curvatura indecorosa en las encuestas y mediciones
de aprobación. Se patentizan
incuestionables conformidades en cuanto a las condiciones políticas, y las consecuencias en la macroeconomía.
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