El último
trimestre de 2013 le planteó al gobierno un contexto político totalmente diferente
a los anteriores. Por esa razón, Cristina Fernández de Kirchner reaccionó
realizando cambios en el gabinete- aun en luna de miel, aunque se acerca la
cotidianeidad-, y apuntalando algunas variables macroeconómicas con diferentes
medidas para frenar la disminución de divisas. Ahora la administración se
prepara para arremeter contra la situación de precios, mediante un acuerdo con
los empresarios. El gobierno sigue sin justificar la misma preocupación que muestran
los “monetaristas” por el financiamiento del BCRA con emisión y reservas.
Tampoco considera el “problemático” sobredimensionamiento del sector público
argentino, ya que es una decisión política mantenerlo en la proporción de los
niveles actuales.
Ya que las
reservas del BCRA disminuyeron en forma importante en 2013, para moderar el
sector externo el gobierno dispuso distintas medidas. En principio en las
próximas semanas apunta a aumentar la oferta de divisas mediante varios
instrumentos como los swaps con Goldman Sachs por u$s 2.000 millones, letras
del BCRA acordadas con las empresas cerealeras para que liquiden divisas anticipadamente-ya ingresaron u$s 170 millones-, un
adelanto de inversiones comprometidas por Chevron en Vaca Muerta por un total
de u$s 940 millones, y la colocación del bono de YPF en mercados externos de u$s 500 millones. Para limitar la demanda
de divisas, intensificó la venta de títulos dolarizados a fin de bajar el famoso
dólar “blue”, y las exageradas expectativas de ascenso. Al mismo tiempo aumentó
del 20 al 35% el gravamen al turismo y los gastos con tarjeta de crédito en el
exterior, aumentó impuestos internos a los vehículos a partir de $170.000, y
limitó importaciones de automóviles y productos electrónicos. Axiomáticamente se
adapta la aceleración del ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial, con
el cual se desasocia un mayor retraso cambiario que, según el ministro de
economía es del orden de 10/15% y representa una de las causas de la pérdida de
reservas.
Las medidas
mencionadas van a tener efecto positivo, ya desde la segunda semana de Diciembre
se aquietó el declive de reservas.
Con esta
estrategia, el gobierno apunta a llegar a los meses de Abril y Mayo sin merma en
el nivel de reservas, para ese tiempo se producirá el ingreso de dólares que
provienen de la cosecha gruesa. Obviamente estas medidas no resuelven el
horizonte de mediano plazo, en términos de mejoras de fondo en el balance de
pagos. Es necesario asegurarse que el “drenaje de divisas” no reaparezca
después de la liquidación de la cosecha.
Pocos lo dicen-porque contradice su relato-, pero en el
segundo semestre se pudo emitir para financiar al fisco, sin que se acelerara la
inflación. Entre Septiembre y la primera semana de Diciembre el BCRA emitió $47.000
millones para financiar al Tesoro, sin embargo la base monetaria creció apenas $17.800
millones y la inflación se mantuvo en el mismo rango, aun soltando el “ancla” nominal
del dólar oficial. En este contexto, se hace más necesario que nunca un exitoso
acuerdo de precios y salarios, que aunque transitoriamente, podría actuar como
ancla nominal, hasta que salgan a la luz las medidas de fondo que seguramente
estará preparando el ministro de economía.
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