Los ministros de economía de la eurozona rechazaron la oferta de los acreedores privados de Grecia. La situación económica internacional vuelve a ser desafiada por un eventual agravamiento de la incertidumbre (Grecia o cualquier otro). Las limitaciones financieras siguen haciendo que los equilibrios permanezcan frágiles. Aquellas visiones que auguraban una recuperación del crecimiento se han desvanecido, y los riesgos de desaceleración mundial se han intensificado. Según las proyecciones del FMI (24-01-2012), el PBI mundial se expandirá 3,25% en 2012, alrededor de 0,75% menos que lo proyectado en Septiembre de 2011 a través de sus “Perspectivas de la economía mundial”. Esto se debe a que ya se prevé que la economía de la eurozona sufrirá una recesión (leve-según el FMI) en 2012 como consecuencia del aumento de los rendimientos de los bonos soberanos y los efectos del proceso de desapalancamiento de los bancos en la economía real, mas un impacto añadido por la reingeniería adicional que ha de aplicarse al gasto publico. El FMI prevé que el crecimiento de las economías emergentes y en otros países desarrollados (EE.UU., Canadá, Japón) también se desacelerará debido al deterioro del entorno externo y a un debilitamiento de la demanda interna.
El liderazgo mundial esta fallando en responder al desafío. Siguen sin resolverse los problemas que requieren decisiones audaces de política económica. Si no se restablece pronto la confianza, la crisis en la eurozona devendrá en un curso desordenado, empezando con algún default soberano. En las grandes economías, deben corregirse los desequilibrios fiscales a mediano plazo, pero sin dejar de atender la recuperación de la actividad económica en la coyuntura.
En las economías emergentes en cambio, las políticas deben concentrarse en responder a una eventual moderación del crecimiento interno, y a la desaceleración de la demanda externa derivada de las economías desarrolladas. Obviamente, la preocupación más importante de los líderes mundiales debería ser preparase para enfrentar las consecuencias sociales de la situación descripta. Aumento de la desigualdad, caida de los salarios, pobreza adicional y desempleo; no dejaran margen alguno. En Europa, los focos de tensión social expresados en 2011, se irán agravando con el correr de los meses.
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