La demanda domestica local, es la clave de la recuperación económica, como es hoy en los países desarrollados, más por el lado del consumo que de la inversión. Este proceso se ve agigantado en todo el mundo por la desaceleración que sufrió la actividad económica durante el semestre trágico a nivel mundial (el ultimo trimestre de 2008 + el primero de 2009), agravado por la crisis del campo en la Argentina.
Afortunadamente, el dinamismo de la economía local es genuino, ya que aunque viene creciendo el crédito bancario al sector privado, representa solo el 49% del promedio de la era Menem. Esta es una buena razón, por la cual nuestra gente esta vez, podrá elegir si presiones. Recuerde la elección de “la cuota licuadora”-las familias debían cuotas en dólares en 1995, que hizo que se votara mas por miedos, que por convicciones. Es tan virtuoso el proceso cultural de desendeudamiento actual, que algunas empresas se están autofinanciando-realizando inversiones genuinas-, en lugar de endeudarse “a lo pavote” como antaño, o buscar inversiones externas. Los empresarios-eso si-están analizando ahora con más precaución, que antes que hubiera que salir a salvarlos con la manguera de la “pesificación asimétrica” para apagar el fuego de la “laxitud” del crédito en dólares en el 1 a 1.
El sistema bancario es más sólido desde cualquier punto de vista, y aun con “tasas negativas”, los depósitos se quedan en el sistema; a menos de un año de las elecciones.
Observemos que la inflación que aumenta el “riesgo tasa”, no amedrenta a Bancos como el Ciudad de Bs. As., que otorga prestamos hipotecarios para familias a 20 años a tasa fija, aunque asumiendo el riesgo de descapitalización del Banco en el largo plazo. De todos modos, una línea de crédito “muy populista” del equipo económico de Macri: tasa fija y subsidiada, como si fueran parte del gobierno peronista.
Ahora bien, crece el crédito al consumo, y no existe “sobre-endeudamiento” de las familias como en Estados Unidos; esto es, el endeudamiento total de los individuos como porcentaje del PBI, el crédito al consumo en relación al ingreso o la morosidad de la cartera del sistema. Es decir, crece el consumo en forma genuina o con proporciones saludables de crédito bancario y de las tarjetas de crédito.
Concretamente, los datos nacionales son consistentes con las “acciones financieras” de la Ciudad; al conformar una suerte de “populismo financiero”, crédito para el consumo y tasas negativas a largo plazo para comprar inmuebles.
Los discursos son ortodoxos y heterodoxos, pero los políticos progresistas y conservadores están “en campaña” usando los recursos públicos, con convicciones o por conveniencia.
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