La invitación del Vicepresidente de la Nación-Julio Cobos-a todo el arco disidente, para explorar consenso en contra del proyecto del gobierno que representa, lo convierte en la figura más importante de la oposición, al mismo tiempo que desempeña interinamente, la máxima autoridad del Poder Ejecutivo Nacional. Julio Cobos simultáneamente reemplaza a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner -que viajó a EE.UU.- en la máxima responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional, exhibiendo una dualidad contradictoria, que desconcierta a los observadores más perspicaces del exterior. Algunos ya lo describen como un político incoherente, otros como un simple oportunista, de una conducta altamente peligrosa que no ofrecería confianza, ni seguridad jurídica para las inversiones, en caso de resultar elegido en el próximo turno.
Paradójicamente, para los equipos de profesionales interdisciplinarios que montan candidaturas alternativas, es el político con mejor imagen y mayor intención de voto para las elecciones del 2011.
Quienes quieren saber si valdrá la pena invertir en una eventual Argentina de Cobos, nos plantean dudas acerca de su falta de compostura. Se conjetura esto, en base a que siendo el número dos del P.E., a unos meses de elegido, se constituyó en el máximo contrincante de su propio gobierno.
Para un inversor entrenado, una acción vale más que mil promesas. Muchos de ellos prefieren un enemigo coherente, que un amigo errático.
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