Entre Abril y Mayo, para impulsar la demanda agregada, hubo una tracción fiscal de alrededor de 3.000 millones adicionales por mes. El 80% explicado por la aceleración del ritmo de expansión del gasto primario, que aumentó en 2.6% del PBI (al pasar de 18.7% al 21.3% del Producto). Ahora se deberá desacelerar el ritmo de expansión del gasto para atender los compromisos de amortización de deuda. La desaceleración del ritmo de expansión del gasto público, dada las restricciones de caja, implicará un menor impulso fiscal sobre la demanda agregada que podría impactar sobre la economía y su ritmo de expansión potencial.
Por el lado monetario, el BCRA decidió bajar la tasa de pases pasivos a 7 días (de 11% anual a 10.5%) para inducir a los bancos a prestar más al sector privado, más no se puede hacer sin riesgo.
Con modificaciones-no deseadas-en el gabinete, y fuertes indicios de cambios graduales y puntuales; el panorama luce menos peligroso que lo que se presentaba a principios de año, cuando se decidió adelantar las elecciones; sin embargo los desafíos y amenazas, todavía son muy significativos.
El nivel de actividad que venía cayendo, ahora ha retomado tres meses de crecimiento, con muchos factores que aún están jugando en contra. La falta de financiamiento, la elevada salida de capitales, el aumento de los niveles de desocupación nos advierten que las elecciones pasaron, pero los desafíos no amainan para una economía argentina perseguida por el default de 2001.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario