La restricción fiscal nos incomoda, tenemos que cuidar el peso. Los superávits ya no son los anteriores a la crisis mundial, se han visto dañados en forma brutal, de modo que en los primeros cinco meses del año el superávit primario cayó a nivel nacional 65% en términos interanuales y, el superávit financiero se va diluyendo. Las Provincias sufren presiones por necesidades de mayor gasto para atender los déficits operativos de las empresas públicas. Esto sin contar los planes sociales y seguros de desempleo; a lo que se suman los vencimientos de deuda que tiene que afrontar el Tesoro Nacional sin acceso al financiamiento en los mercados desde Octubre de 2000-hace 9 años-. Recuerde que Machinea deja de colocar bonos en el mercado voluntario y, ni López Murphy (que no hizo a tiempo), ni Cavallo logra obtener nuevos créditos-razón por la cual llega el anunciado default-, continuando 2001 con los enmarañados corralito y corralón.
El Tesoro deberá cubrir una brecha de financiamiento neta -asumiendo que procede el roll over de los vencimientos de
Letras intra-sector público-de $ 36.500 millones, sumando $ 56.900 millones en 2009. En 2010, el gap o brecha de financiamiento ascendería a $61.000 millones.
Tanto el gobierno anterior como el presente han dado pruebas de una ortodoxia digna de gobiernos conservadores por 6 años, pero ha decaído fuertemente el superávit primario, la mayor herramienta destructiva de la gobernabilidad, que han provocado “golpes de mercado”, derribando gobiernos civiles y militares. He aquí una de las razones más sólidas del nombramiento de un economista con formación neo liberal, aunque disciplinado a las autoridades.
Es obvio que el gobierno evitará una crisis fiscal con el fin de no dar lugar a un intento de este tipo, hoy bastante apetecido por sectores hostiles. Probablemente se va a desacelerar el ritmo de expansión del gasto público y, se tratará de cerrar la brecha de financiamiento con la estrategia de Aldo Ferrer: “vivir con lo nuestro” (Anses + Banco Nación + Banco Central + Reservas + nuevos canjes de deuda), lo que afirma un proceso de consolidación estratégico de solución a la condición de aislamiento financiero en que está sumida la economía argentina desde el año 2000. Logrando una posible desaceleración en el ritmo del gasto público es posible cubrir el gap financiero de los próximos dos años. La situación es compleja, pero existen muchas chancees de salir del atolladero en forma ordenada y controlada. La nueva composición del Congreso Nacional podría poner trabas al uso de fondos, pero ello conseguiría complicar el cuadro de financiamiento del próximo año, cosa difícil, teniendo en cuenta la responsabilidad que deberían asumir por las consecuencias de tal obstaculización. Si no obstante fueran beligerantes, el gobierno aún puede monetizar una mayor proporción del gap financiero, aunque los agentes se mostrarán más reacios a demandar pesos. En esta instancia el gobierno puede intentar modificar la Carta Orgánica del BCRA, de modo de ampliar el financiamiento del BCRA al fisco como en los EE UU, donde el Gobierno le coloca Treasury Bonds a la FED. Resumidamente, hay ocasión de llenar la fisura de la falta de financiamiento, el panorama no es fácil y las cosas le cuestan más al gobierno, en esta nueva etapa.
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