Una película estadounidense basada en la obra teatral del mismo nombre, con Marilyn Monroe realizando una de las escenas más famosas del cine. Allí en la película un corrector editorial está trabajando, obligado a cumplir los requerimientos que su trabajo le exige, tarea que no puede esperar. Mientras su entorno familiar disfruta de las vacaciones, el personaje resiste unas duras semanas de verano. La “comezón del séptimo año”, parece ser una afección que ataca a los hombres casados y, a la mayor parte de los mandatarios argentinos; mientras la oposición aprovecha el desembarazo que ofrece la licencia en el ejercicio del poder.
Entramos en el séptimo año del periodo Kirchner (Néstor y Cristina Fernández), un mismo proceso político que a pesar de haber superado temas difíciles como la reestructuración de la deuda soberana, desacuerdos con el FMI, conflicto con el campo y, la crisis financiera-económica internacional, comienza a enfrentar lo que antes Alfonsín-1988/89, Menem-Cavallo-1995/96 y, hasta el mismísimo Proceso de Reorganización Nacional-1982/83. Es extraño, tal vez sea mera coincidencia, pero es una situación que se produjo a comienzos del séptimo año, de aquellos procesos políticos muy definidos, que no se interrumpieron antes del sexto año numérico nominal. Luego de una exitosa reconstrucción del poder político y la restauración del respeto por la investidura presidencial, un crecimiento del PBI de alrededor de 64% y, caída del desempleo a un dígito; hoy el consenso para poder hacer lo que desea el proyecto K, será más laborioso. Dentro de pocos meses comenzarán a darse en el ámbito del Congreso-donde nunca hubo mayoría propia del FPV, sino consensos puntuales de la línea interna-, acuerdos con otras corrientes. Es así como el oficialismo comienza a transitar el séptimo año de una línea política clara, que pese a todo el desgaste que exhibe, sigue siendo muy importante.
En la sucesión, con vistas al 2011/2015, está en carrera Daniel Scioli, un incondicional del matrimonio que antes transitó por todas las corrientes del "peronismo gobierno".
Una eventual disminución de bancas propias luego de las elecciones-según los encuestadores afirman-, pondrá en escena a los grandes negociadores del ámbito nacional y popular, y el núcleo de aterrizaje será el Congreso, lo cual luce alentador, tanto para oficialistas como opositores.
No obstante esto, la oposición ha comenzado a trabajar en una agenda parlamentaria común para después de los comicios, con la idea de enfrentar un escenario donde el oficialismo comienza a transitar, la comezón del séptimo año.
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