La estrategia global integrada se ha convertido en una cuestión controvertible para quienes pensamos el mundo con sensibilidad y responsabilidad.
La apertura comercial irrestricta y los flujos de capitales financieros generaron lo que se me ha ocurrido denominar “producción especulativa”, actividad de la globalización que se ha constituido en una brutal máquina de generar inestabilidad en los países y, zozobra en las fuerzas del trabajo. Las deslocalizaciones especulativas de plantas industriales de empresas internacionales que primero disminuyeron los costos de producción, afectaron simultáneamente la distribución del ingreso de los países ricos, debilitando a sus trabajadores, a través de la disminución de sus ingresos y, ahora dejándolos sin empleo. Los trabajadores estadounidenses de General Motors, sus filiales y, su cadena de concesionarios en todo el mundo, hoy sufren las consecuencias del desbarajuste de la economía global.
La creciente importancia de China, India y Europa de Centro y Este, se produjo a expensas de transferencias de la actividad productiva de los países ricos, mediante la creación de filiales, representantes o contratos de tercerización en el exterior.
El único secreto fue: mano de obra esclava. Cuando el costo horario en una fábrica de Alemania es de 24 dólares, 21 en EE UU-26 en General Motors-, 19 en Japón, 17 en Francia; en Polonia es de solo 5 dólares y, en China de 60 centavos de dólar. Dicho de otro modo: con el mismo dinero que percibe un operario alemán, una fábrica china le paga el trabajo a 40 operarios. En China un obrero cuesta entre 2,5% y 3% de lo que cuesta un trabajador estadounidense o alemán. Un operario chino gana en dólares alrededor de 97% menos que un empleado de esos países.
Mientras todo aparentaba ir bien, hablo del periodo comprendido entre 1994-2004, la producción industrial aumentó 10% en Japón, 25% en la Eurozona, 40% en EE. UU., 80% en los PECO* y países asiáticos sin China-efecto arroz mediante-; en China el aumento fue de 300%. Pero la cosa no termina en las fábricas, la corriente de las deslocalizaciones llegó a los servicios; afectando el trabajo de programadores, call centers y consultoría.
Esta situación que ahora explota por efecto de la crisis, no podía durar eternamente y para siempre. Ahora los países ricos entraron en la trampa donde aquellas jugosas ganancias sustentadas en menores costos con destrucción de empleos, se ha vuelto un bumerang que afecta el consumo, la inversión y el comercio de sus países. Los efectos devastadores ya están acercando a los a EE UU al doble de la tasa de desocupación que tenía hace solo dos años, estos contenidos van a terminar limitando este modelo estratégico perverso que arruinó la forma de vida de los ciudadanos de los países ricos. Sin embargo, el periodo de transición instalado puede ser bastante largo y, las tensiones en el mercado laboral ya están saliendo a la superficie. Esporádicamente estamos sabiendo de multitudinarias manifestaciones, cuidadosamente minimizadas por la prensa global.
*PECO: Países Europa Central y Oriental
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1 comentario:
sos muy grosso, sabelo-
Tito
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