Inclinado a la física y matemática, estudió en Chicago, y con esa base encauzó su recorrido hacia la economía, obteniendo un Master y posteriormente el Ph. D, en la universidad de Harvard. Librepensador no sujeto a la idea del “irrefutable y eterno poder estabilizador de los mercados”, cauteloso en el uso de modelos cuantitativos; rechazó de plano el fundamentalismo. Todo esto lo colocó en la posición de recibir la “Macartista etiqueta de izquierdista”, con la cual habitualmente hasta hoy, se suele descalificar a los profesionales que tienen un enfoque crítico, sin entender que la heterodoxia es parte del sistema capitalista. Un ejemplo reciente de una metodología nociva, es el caso del presidente electo de los EE.UU., quien ha sido tildado de socialista por su contrincante, por anunciar en campaña, eventuales modificaciones fiscales.
Para Minsky existían 3 clases de empresas:
(1) La que tiene la capacidad de pagar puntualmente las obligaciones contraídas
(2) La que solo tiene la capacidad de pagar los intereses de la deuda contraída
(3) La que ni siquiera puede pagar los intereses, y necesita renovar el capital mas los intereses.
La constitución de un sistema financiero robusto requiere que las empresas que interactúan sean predominantemente del tipo (1). Según Minsky, todo sistema financiero robusto tiene la tendencia de convertirse en frágil, mientras el tipo de interés es inferior a la tasa de beneficio privado.
Por el contrario las empresas que requieran una refinanciación permanente de capital, o una renovación de capital e interés, establecen las bases de un sistema financiero frágil y vulnerable ante una situación financiera retadora.
Cuando un país como EE.UU., por temor a que se descontrole la inflación, baja la tasa de interés de 5,25% a 1% en unos pocos trimestres (2004), se generan los incentivos necesarios para estimular el endeudamiento creciente (apalancamiento) para invertir o hacer negocios de “compra venta” de alta rotación, o emitir bonos, títulos y derivados; con garantía de los bienes adquiridos creyendo que crecen de precio en forma permanente e inalterable, mientras las tasas permanecen fijas para siempre; todo esto guiado por “la codicia” irracional de hacer una operación más cada vez, sin solución de continuidad.
El crecimiento de la demanda de crédito, lleva inexorablemente a un aumento de la tasa de interés, que luego crecerá en forma inversamente proporcional (por aumento del riesgo) al rendimiento de los beneficios de las empresas. En ese contexto las empresas del tipo (1) podrán seguir honrando sus compromisos antes que llegue el contagio, pero las empresas del tipo (3), y luego las del tipo (2), en ese orden, no podrán hacerlo porque ya la rentabilidad de la inversión no alcanza para afrontar el costo financiero (efecto palanca negativo). Comienza a escasear el crédito y crece la tasa de interés como consecuencia del riesgo sistémico progresivo.
Obviamente los activos financieros entran en un periodo de volatilidad, incluyendo a las empresas mas destacadas y de mayor solvencia, independientemente de sus balances. Por esta razón los tenedores de activos financieros, productivos y fijos; comienzan a vender para hacerse de liquidez, luego el alto costo financiero comienza a trasladarse a los precios y se sigue reduciendo la tasa de rentabilidad, creándose un circulo vicioso que termina en colapso.
La sofisticación de los instrumentos financieros que ya existían desde mucho antes, crecieron en forma difícilmente cuantificable en los últimos años, sin racionalidad cuantificable, exacerbados a partir de la globalización de los mercados, sin las regulaciones y controles pertinentes; y han ido constituyendo un riesgo creciente para la estabilidad financiera alejándose de la teoría convencional actuarial (calculo de probabilidades asociadas de ocurrencia), sin que nadie se atreviera a intervenir para prevenirlo; por temor a ser clasificado como “izquierdista, estatista y dirigista” (Cuyo sentido real era desprestigiar).
Reventada que fue la burbuja, alguien difícil de estereotipar (Warren Buffett), en oposición al dogmatismo intolerante dijo: “estos (derivativos y estrategias de apalancamiento) son armas de destrucción masivas financieras”.
Obviamente un endeudamiento creciente ahora restringe las inversiones de riesgo del sector privado, y consecuentemente aleja la llave de crecimiento a largo plazo de la economía capitalista, conduciendo al mundo a la recesión y desempleo.
El comportamiento de la mayor economía monetaria con el mas alto grado de desarrollo financiero, creció en condiciones de incertidumbre, en forma imponderable, cambió el mejor ciclo económico mundial y compromete el liderazgo político hegemónico que gozó por 18 años la nación más poderosa del mundo, solo por la volatilidad de las expectativas, convirtiendo un sistema financiero fuerte, en otro al borde de la quiebra.
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