Las ostentosas y cambiantes disposiciones tendientes a calmar al leviatán financiero internacional, siguen siendo generosamente tomadas, por el comando anglo estadounidense, en forma concertada con sus otros cinco aliados del G7. Los resultados arrojados son patéticos. En los mercados mundiales existe un clima de inestabilidad dramático con fluctuaciones diarias, que arrojan pérdidas y/o ganancias billonarias en términos de capitalización bursátil y consecuentemente de riqueza, nunca antes vista por volumen. Los vaivenes del Tesoro de los EE UU, anunciando que se cambiarán los destinos de los fondos que fueron aprobados por el Congreso, ponen en riesgo la calidad institucional de la nación rectora, mientras el presidente electo amenaza hacer en un día lo que el gobierno saliente no haga en los próximos dos meses. De este modo, es temerario y quimérico decir que en un par de semanas lo peor ha de pasar, como dijeron destacados economistas extranjeros y sus habituales amplificadores locales. En este escenario, se profundiza y generaliza la recesión en todo el mundo por efecto contagio. Los recientes indicadores de actividad y gasto de los EE. UU. son deprimentes. La actividad de la construcción es penosa, cae 23% en 8 meses la venta de automóviles y se restringe el consumo en general, que sigue en caída libre por el temor de la gente.
Para mitigar los efectos descriptos se ha emprendido una frenética aventura de salvataje sin plan, y a mediano plazo pudiera tener características destructivas en términos de crecimiento. Se están aplicando conductas monetarias y fiscales de alto riesgo inflacionario, destinadas a incentivar el nivel de actividad doméstico y el gasto agregado, sin ningún tipo de miramientos. El G20 ha exhortado a las naciones a hacer todo lo que esté a su alcance para adoptar políticas expansivas que amortigüen el riesgo recesivo. La contestación de la política monetaria es cada vez mayor, principalmente en las economías desarrolladas. El recorte de las tasas de interés en los países avanzados es el más espectacular y más rápido de la historia reciente. La Reserva Federal bajó la tasa de referencia al 1% anual, al igual que “el maestro” Alan Greenspan en 2004, situación que estimuló en buena medida, la crisis financiera presente. En voz baja se escucha una letrilla que fue muy popular en la Argentina: “Se está apagando el fuego con nafta”. El Banco Central Europeo que se negaba a bajar la tasa de interés, desde que se inició la crisis a mediados del 2007, recortó su tipo referencial en 1%. El Banco de Inglaterra bajó la tasa en 1,5% alcanzando el 3% anual, el nivel más bajo desde que naciera un hombre adulto, como el que escribe esta nota. Esta es también la ruta que tomaron otros Bancos Centrales de países del “Primer Mundo” y aún de la Social Democracia más enaltecida por sus acólitos, Suecia. Canadá, Suiza, Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda, nadie queda fuera.
Las tasas seguirán bajando en la vieja Europa occidental, y la Reserva Federal puede bajar aún, entre un cuarto y medio punto porcentual adicional.
Contra toda recomendación del enfoque prevaleciente en los últimos 35 años; las tasas de interés reales serán negativas el año que viene en muchos países desarrollados-¿estimulando la inflación?. En cuanto a los emergentes, los Bancos Centrales de China, India, Corea, Singapur, etc. están bajando las tasas de interés y probablemente sigan este camino entrado el año 2009. En los ex países socialistas de Europa, los recortes de tasas de interés fueron limitados por la devaluación de sus monedas, que elevó el riesgo de inflación, y generó una gran caída de reservas; con riesgo de proseguir hacia una monumental y desquiciada devaluación en Ucrania, Hungría, República Checa, y Eslovaquia. En este contexto, sin Anne Krueger ni Stanley Fischer a la vista; Latinoamérica en forma consistente con el resto del mundo debe recortar sus tasas de interés y bajar encajes, se impone hacerlo implementando inclusive controles de cambio para evitar la sangría que provocó la fuga de capitales de los últimos trimestres. Brasil nuestro socio principal estás más que complicado, y tampoco puede darse el lujo de mantener la actual tasa SELIC que hoy se ubica en un disparatado 13.75% anual. Además de la relajación de la política monetaria, los gobiernos del mundo entero están planificando estímulos fiscales de todo tipo para enfrentar la recesión que avanza. La mayoría de los países desarrollados están preparando expansiones formidables para los próximos dos trimestres, reduciendo los impuestos y elevando el gasto público, otorgando todos los subsidios que sean necesarios, y por supuesto borrando con el codo todo lo que escribieron con la mano, hasta hace solo algunas semanas atrás.
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1 comentario:
Que dificil es entender la economía, pero mas, si los que dicen una cosa después hacen otra
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