El daño auto infligido como Nación, desde el propio sector financiero hacia el resto de las actividades en los Estados Unidos de Norte América, no tiene ninguna explicación coherente. Su sistema de producción, sus empresarios y sus trabajadores son las víctimas emergentes de esa versión primer mundo de “la patria derivativa financiera”. Esta imputación no resiste ningún atenuante.
La economía real se complica con una recesión que va a retroalimentar la crisis financiera en un círculo vicioso que enfrentará a la población local, con situaciones olímpicamente desconocidas.
La economía de todos los países desarrollados va camino a la recesión, por otra parte; va a desacelerar las tasas de crecimiento del comercio internacional, uno de los beneficios más preciados de la globalización. La protección de las economías locales en estas circunstancias va a justificarse en muchos países, a causa de los riesgos emergentes de permanecer abiertos en forma incondicional.
Sin crédito, sin confianza, con una fuerte aversión al riesgo por parte de los inversores, los activos seguros han de escasear, y los que existen se convertirán en activos inseguros rápidamente, a menos que se invente “el seguro que asegure a las compañías aseguradoras de riesgos de default”.
El consumidor ha entendido que no puede seguir gastando, porque la tarjeta dijo “stop”, o porque el mismo titular la archivó; intuye además que las condiciones que aseguraban su flujo de ingresos no están dadas en absoluto.
El aumento de las tasas de interés para el crédito de consumo lo convirtió en un recurso prohibitivo. La falta de rentabilidad corporativa está provocando decisiones de “down sizing" o achique forzoso de gastos y despidos masivos-, y las expectativas de menores ingresos afectan el ánimo de los inversores que ya comienzan a paralizar el lanzamiento de sus nuevos proyectos.
La incertidumbre frente al valor real del dólar paraliza las decisiones de inversión (circulan todo tipo de versiones por Internet en forma de videos). En ese sentido, existe también incertidumbre adicional, acerca de los costos del financiamiento de largo plazo.
Los resultados proporcionados de las cuentas nacionales de Estados Unidos para el tercer trimestre de 2008 (-0.3% t/t*), descubren la primera caída del PBI como consecuencia del desmoronamiento del gasto doméstico y las perspectivas de los próximos trimestres. La última vez que el PBI había mostrado una baja en un trimedstre contra el trimestre anterior, fue durante el cuarto trimestre de 2007 con (-0.2% t/t), o sea que el registro actual es 50% mas grave. No obstante se espera que la caída del tercer trimestre se extienda en forma negativa en los períodos siguientes (la mayoría de los pronósticos apuntan a una baja importante del PBI en el último trimestre de 2008 en torno a (-3/-4% t/t).
Lo más notable es el derrumbe del gasto doméstico que alcanzó
(-2% t/t, en términos anualizados y desestacionalizados). Para encontrar algo semejante en el gasto doméstico, hay que referirse al primer trimestre de 1991. Los números más negativos fueron los del consumo privado (-3.1%t/t) y la construcción residencial (-19.1%t/t).
La contracción del consumo privado es la más severa desde el cuarto trimestre de 1981. El consumo privado observó una monumental contracción de los bienes durables (-14.1% t/t), ampliando un período de indicadores lamentablemente negativos, en los dos trimestres anteriores (-2.8%t/t en el segundo trimestre y -4.3%t/t en el primer trimestre de 2008). Especialmente el desplome en las ventas de automóviles, es astronómico.
El consumo de los bienes “no durables” durante el tercer trimestre registró una caída de (-6.4%t/t), revirtiendo la tendencia positiva del segundo trimestre. La fuerte caída del consumo de bienes no durables confiesa “per sé”, el deterioro de la confianza del consumidor, la subida del costo del crédito, y el agotamiento del “rebate**” o devolución de impuestos emergencial. **Un subsidio habitual y directo al consumo que se realiza en los Estados Unidos.
La construcción residencial en el tercer trimestre agravó la fuerte tendencia negativa que venía arrastrando durante los últimos tres años. Cae 19.1%t/t la construcción de viviendas, desmejorando aún el segundo trimestre (-13.3%t/t). El ciclo contractivo de la construcción residencial es el más embarazoso en veinticinco años. La situación reinante permanecerá hasta que la cantidad de viviendas (for sale) en venta regresen a niveles normales, dado el actual stock, y esto podría ocurrir en 2010.
Otros componentes de la inversión fija: la construcción de infraestructura, la demanda de bienes de equipo, soft, y material de transporte han tenido un comportamiento opaco, reflejando las expectativas desalentadoras de los negocios para los próximos períodos. La fuerte contracción del gasto doméstico fue en parte compensado por el sector externo neto, debido tanto a la expansión de las exportaciones de bienes y servicios, y la caída de las importaciones durante el tercer trimestre. El aporte de 1.15 puntos porcentuales al crecimiento total del PBI, ha sido decisivo.
Las perspectivas de crecimiento para el último trimestre de 2008 y primero de 2009, lucen deprimentes.
Las expectativas están fuertemente influidas por la crisis de confianza, la escasez de crédito, el aumento del desempleo y el efecto riqueza negativo derivado de la crisis financiera. Sin duda, todo esto empeorará el desplome del ya desacelerado gasto doméstico, y los sectores más castigados serán el consumo privado, la inversión fija residencial y corporativa.
A lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos de Norte América, la gente ha de sufrir una situación, que un tiempo atrás, no existía ni siquiera en sus peores pesadillas.
*trimestre contra trimestre anterior
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