miércoles, 28 de junio de 2006
sábado, 24 de junio de 2006
Editorial Fortuna
La economía mundial está funcionando a pleno, acumula cuatro años consecutivos de crecimiento superando su tendencia histórica. El mundo transita uno de los mejores períodos en mucho tiempo en términos de crecimiento con baja inflación. Japón se recupera y Estados Unidos mantiene un elevado nivel de actividad. Europa crece a tasas mas bajas, pero sube, y permanece firme el crecimiento en Asia, con China a la cabeza. Por último, América Latina luego de crecer 4.2 por ciento en 2005, espera una expansión de alrededor de 5 por ciento este año.
En este contexto “Disneyworld”, la Reserva Federal no lleva una política monetaria clara y se está comportando en forma poco refinada. Mientras los rendimientos de los Bonos del Tesoro y las tasas de corto plazo siguen subiendo, la divulgación de las actas de las últimas reuniones de la FED, cada vez traen menos novedades. El mercado accionario está bien arriba, aunque sigue siendo incierto ya que la suba de precio de los commodities a la larga influirá en las utilidades de las empresas y desalentará el consumo.
El precio del dólar-un dato neurálgico- comienza a lucir un tanto inquietante. Frente a la fuerte emisión de billetes la liquidez que permanece en el mercado en algún momento se va a desplazar hacia alguna parte y hará fiesta. La FED entiende mucho de estas destrezas expansivas disimuladas. Recordemos también por el lado inflacionario, que desde hace muchos años las cifras de crecimiento de los precios se informan sin tener en cuenta el peso de alimentos y la energía, A partir de Marzo de este año, curiosamente se dejó de publicar la evolución del M3 -esquema que resume de manera amplia la oferta de dinero-, un desliz elemental que complica la revisión de la liquidez total que está recorriendo toda la economía, y más importante aún, cuando sabemos que la política monetaria ha contribuido para ir eludiendo los riesgos de desaceleración de la economía inyectando dinero. Vale decir, sabe la FED como mover todos los platillos danzantes al mismo tiempo, y luego también sabe, como bosquejarlos de manera sobria. Frecuentemente hemos visto las diferentes burbujas que se fueron sustentando en los últimos años, reduciendo unas y originando otras nuevas. En este momento termina la burbuja inmobiliaria y su complemento financiero-el crédito hipotecario o mortgage, al mismo tiempo que comienzan a crecer los precios de los commodities.
Jacques Rueff* dijo: “Sed liberales o sed socialistas, pero no seáis mentirosos”, el mismo economista descubrió la raíz del problema, es decir la falta de respaldo en oro, que tiene hoy su más bajo nivel de relación con el dólar, y que determina claros excesos de emisión.
El desenlace de una devaluación del dólar puede llegar, y no sólo por la abundante liquidez, sino también por el enorme déficit comercial de los Estados Unidos. Los manuales de texto dicen que la balanza comercial se equilibra con una depreciación de la moneda o con una contracción de la economía que deprima los niveles de importación, pero todo hace pensar que se viene la primera opción. A Estados Unidos una moneda más débil no le afecta demasiado y al mismo tiempo, sus políticos no pueden pensar en desacelerar el consumo sin consecuencias. En el escenario de una devaluación, las tasas de interés se pueden disparar (aunque la FED aumentó la tasa de referencia casi 4 veces en dos años) y la burbuja inmobiliaria-hipotecaria (deporte nacional) puede detonar pronto. Muchos ciudadanos deben el valor total de sus propiedades y sus ingresos fijos no resisten los aumentos que ya están llegando en las cuotas. Si esto continúa, el endeudado y gastador ciudadano norteamericano verá reducido su volumen de gasto financiado mediante la tómbola de la hipoteca-donde recurre a pedir prestado -segunda y tercer hipoteca-, a causa del aumento de las propiedades que se generó en la burbuja. En ese caso la economía entraría en recesión en Estados Unidos y las importaciones caerían reduciendo el déficit de cuenta corriente, con el consiguiente efecto contractivo a nivel mundial, ya que Estados Unidos explica más del 45 por ciento de esa tasa de crecimiento. Esta situación podría excitar el proteccionismo, aún donde no es enérgico. Las perspectivas de un desenlace, se contienen mientras subsiste un reutilizamiento de los recursos que genera Asia-China- y se dirigen hacia los Estados Unidos. Ese ahorro por el momento se traduce en compras de bonos del Tesoro, con el fin de mantener el statu quo. De ese modo también, se mantienen depreciadas las monedas asiáticas, con el objeto de seguir creciendo por vía de sus exportaciones. Este es el escenario de crecimiento mundial y sus equilibrios macroeconómicos, sumado a la enorme restricción que presenta el hecho de que todos los países tienen la mayor parte de sus ahorros en dólares.
*El 20 de octubre de 1967 Jacques Rueff, principal consejero económico del general De Gaulle, Presidente de Francia, expresó: EE.UU. ha agotado su capacidad de pagar en oro a sus acreedores. Es como decir a un calvo que se peine. Allí ya no queda nada. Francia y Gran Bretaña, con De Gaulle a la cabeza, exigía públicamente la repatriación del oro (The New York Times, 21-10-67, citado por Peter L. Bernstein, The power of gold, Pág. 331/333).
En este contexto “Disneyworld”, la Reserva Federal no lleva una política monetaria clara y se está comportando en forma poco refinada. Mientras los rendimientos de los Bonos del Tesoro y las tasas de corto plazo siguen subiendo, la divulgación de las actas de las últimas reuniones de la FED, cada vez traen menos novedades. El mercado accionario está bien arriba, aunque sigue siendo incierto ya que la suba de precio de los commodities a la larga influirá en las utilidades de las empresas y desalentará el consumo.
El precio del dólar-un dato neurálgico- comienza a lucir un tanto inquietante. Frente a la fuerte emisión de billetes la liquidez que permanece en el mercado en algún momento se va a desplazar hacia alguna parte y hará fiesta. La FED entiende mucho de estas destrezas expansivas disimuladas. Recordemos también por el lado inflacionario, que desde hace muchos años las cifras de crecimiento de los precios se informan sin tener en cuenta el peso de alimentos y la energía, A partir de Marzo de este año, curiosamente se dejó de publicar la evolución del M3 -esquema que resume de manera amplia la oferta de dinero-, un desliz elemental que complica la revisión de la liquidez total que está recorriendo toda la economía, y más importante aún, cuando sabemos que la política monetaria ha contribuido para ir eludiendo los riesgos de desaceleración de la economía inyectando dinero. Vale decir, sabe la FED como mover todos los platillos danzantes al mismo tiempo, y luego también sabe, como bosquejarlos de manera sobria. Frecuentemente hemos visto las diferentes burbujas que se fueron sustentando en los últimos años, reduciendo unas y originando otras nuevas. En este momento termina la burbuja inmobiliaria y su complemento financiero-el crédito hipotecario o mortgage, al mismo tiempo que comienzan a crecer los precios de los commodities.
Jacques Rueff* dijo: “Sed liberales o sed socialistas, pero no seáis mentirosos”, el mismo economista descubrió la raíz del problema, es decir la falta de respaldo en oro, que tiene hoy su más bajo nivel de relación con el dólar, y que determina claros excesos de emisión.
El desenlace de una devaluación del dólar puede llegar, y no sólo por la abundante liquidez, sino también por el enorme déficit comercial de los Estados Unidos. Los manuales de texto dicen que la balanza comercial se equilibra con una depreciación de la moneda o con una contracción de la economía que deprima los niveles de importación, pero todo hace pensar que se viene la primera opción. A Estados Unidos una moneda más débil no le afecta demasiado y al mismo tiempo, sus políticos no pueden pensar en desacelerar el consumo sin consecuencias. En el escenario de una devaluación, las tasas de interés se pueden disparar (aunque la FED aumentó la tasa de referencia casi 4 veces en dos años) y la burbuja inmobiliaria-hipotecaria (deporte nacional) puede detonar pronto. Muchos ciudadanos deben el valor total de sus propiedades y sus ingresos fijos no resisten los aumentos que ya están llegando en las cuotas. Si esto continúa, el endeudado y gastador ciudadano norteamericano verá reducido su volumen de gasto financiado mediante la tómbola de la hipoteca-donde recurre a pedir prestado -segunda y tercer hipoteca-, a causa del aumento de las propiedades que se generó en la burbuja. En ese caso la economía entraría en recesión en Estados Unidos y las importaciones caerían reduciendo el déficit de cuenta corriente, con el consiguiente efecto contractivo a nivel mundial, ya que Estados Unidos explica más del 45 por ciento de esa tasa de crecimiento. Esta situación podría excitar el proteccionismo, aún donde no es enérgico. Las perspectivas de un desenlace, se contienen mientras subsiste un reutilizamiento de los recursos que genera Asia-China- y se dirigen hacia los Estados Unidos. Ese ahorro por el momento se traduce en compras de bonos del Tesoro, con el fin de mantener el statu quo. De ese modo también, se mantienen depreciadas las monedas asiáticas, con el objeto de seguir creciendo por vía de sus exportaciones. Este es el escenario de crecimiento mundial y sus equilibrios macroeconómicos, sumado a la enorme restricción que presenta el hecho de que todos los países tienen la mayor parte de sus ahorros en dólares.
*El 20 de octubre de 1967 Jacques Rueff, principal consejero económico del general De Gaulle, Presidente de Francia, expresó: EE.UU. ha agotado su capacidad de pagar en oro a sus acreedores. Es como decir a un calvo que se peine. Allí ya no queda nada. Francia y Gran Bretaña, con De Gaulle a la cabeza, exigía públicamente la repatriación del oro (The New York Times, 21-10-67, citado por Peter L. Bernstein, The power of gold, Pág. 331/333).
jueves, 22 de junio de 2006
Ambito Financiero Comex, 22 de Junio de 2006
Ambito Financiero -Edición 2061 - Jueves 22 de Junio de 2006
La economía argentina en el contexto mundial
Escribe Pablo Tigani (*)
"Stagflation" es un anglicismo, y en su idioma original la palabra combina "stagnation" (estancamiento) e "inflation" (inflación). Inflación con estancamiento, esto es lo que empiezan a intuir los mercados, demostrándolo comprensiblemente con su proverbial ansiedad.
La aplicación de políticas monetarias más restrictivas por parte de los principales bancos centrales del mundo orienta a los operadores en esa dirección. El abandono de la flexibilidad representa un riesgo, aunque el impacto haya sido atenuado y no haya afectado aún la tasa de crecimiento mundial. Está muy claro que los tres bancos centrales más grandes del mundo están desplazando su accionar, desde la ductilidad hacia la rigidez. Así, desde junio de 2004, la Reserva Federal aumentó 16 veces la tasa de referencia, transportándola progresivamente de 1% a 5% anual nominal. El Banco Central Europeo, luego de diez trimestres, incrementó su tasa de referencia en diciembre de 2005, febrero y junio de 2006, llevándola de 2,0% a 2,75% anual. Por su parte, el Banco de Japón informó su propósito de abandonar la tasa nominal cero, lo que probablemente ocurrirá durante el presente ejercicio. Esta decisión de poner fin a muchos años de dinero superasequible inquieta por sus posibles repercusiones.
Asimismo, las políticas fiscales lucirán más precavidas en los países centrales cuyos sistemas de seguridad social operan en forma deficitaria. Se distingue desde hace unas semanas una progresiva preocupación por colocar bajo dominio los desequilibrios fiscales que desafían la solvencia intertemporal del Estado, en el largo plazo. Esas debilidades fiscales están excitadas, como advertimos, por el déficit de los sistemas de seguridad social que arriesgan el equilibrio a largo plazo en Estados Unidos, Europa y Japón. El equilibrio de la economía mundial descansa, hasta el momento, en dos poderosos engranajes de enigmática sustentabilidad a largo plazo: el consumo de los Estados Unidos de Norteamérica y la oferta de bienes de la cada vez más grande República Popular China.
La Argentina
En este contexto, la economía argentina luce mucho más sólida que en el pasado para absorber un eventual shock externo, contando además con fundamentos macroeconómicos sólidos. A la saludable disciplina de superávits gemelos, se suma una menor restricción por parte de los organismos multilaterales de crédito; más concretamente, podemos estar menos pendientes del FMI, si fuera necesario decidir políticas activas anticíclicas. Tampoco el financiamiento externo es hoy una restricción inexpugnable como en el pasado. El test mundial de estas últimas semanas manifestó que la Argentina puede soportar mejor las turbulencias externas, con estabilidad del peso y balance cambiario positivo.
Sin embargo, no podemos volver a cometer el error de creer que somos invulnerables. Debido al nuevo enfoque de financiamiento establecido, el proceso de propagación de una crisis externa se puede filtrar a través del precio de los commodities. Por ejemplo, una caída violenta en los precios de la soja y el petróleo podría afectar -en alguna medida- la favorable situación fiscal y externa que nos viene acompañando.
En la coyuntura, podemos observar que la economía recuperó vigor en el segundo trimestre, creciendo alrededor de 2,5% / 3,0% desestacionalizado. Esta velocidad trimestral anualizada es superior a la tasa de crecimiento de China, en 2% a 3%, en un contexto donde nuestra inflación es 50% menor que la de los Estados Unidos. Seguimos bien.
(*) Economista.
Presidente del Grupo Hacer
La economía argentina en el contexto mundial
Escribe Pablo Tigani (*)
"Stagflation" es un anglicismo, y en su idioma original la palabra combina "stagnation" (estancamiento) e "inflation" (inflación). Inflación con estancamiento, esto es lo que empiezan a intuir los mercados, demostrándolo comprensiblemente con su proverbial ansiedad.
La aplicación de políticas monetarias más restrictivas por parte de los principales bancos centrales del mundo orienta a los operadores en esa dirección. El abandono de la flexibilidad representa un riesgo, aunque el impacto haya sido atenuado y no haya afectado aún la tasa de crecimiento mundial. Está muy claro que los tres bancos centrales más grandes del mundo están desplazando su accionar, desde la ductilidad hacia la rigidez. Así, desde junio de 2004, la Reserva Federal aumentó 16 veces la tasa de referencia, transportándola progresivamente de 1% a 5% anual nominal. El Banco Central Europeo, luego de diez trimestres, incrementó su tasa de referencia en diciembre de 2005, febrero y junio de 2006, llevándola de 2,0% a 2,75% anual. Por su parte, el Banco de Japón informó su propósito de abandonar la tasa nominal cero, lo que probablemente ocurrirá durante el presente ejercicio. Esta decisión de poner fin a muchos años de dinero superasequible inquieta por sus posibles repercusiones.
Asimismo, las políticas fiscales lucirán más precavidas en los países centrales cuyos sistemas de seguridad social operan en forma deficitaria. Se distingue desde hace unas semanas una progresiva preocupación por colocar bajo dominio los desequilibrios fiscales que desafían la solvencia intertemporal del Estado, en el largo plazo. Esas debilidades fiscales están excitadas, como advertimos, por el déficit de los sistemas de seguridad social que arriesgan el equilibrio a largo plazo en Estados Unidos, Europa y Japón. El equilibrio de la economía mundial descansa, hasta el momento, en dos poderosos engranajes de enigmática sustentabilidad a largo plazo: el consumo de los Estados Unidos de Norteamérica y la oferta de bienes de la cada vez más grande República Popular China.
La Argentina
En este contexto, la economía argentina luce mucho más sólida que en el pasado para absorber un eventual shock externo, contando además con fundamentos macroeconómicos sólidos. A la saludable disciplina de superávits gemelos, se suma una menor restricción por parte de los organismos multilaterales de crédito; más concretamente, podemos estar menos pendientes del FMI, si fuera necesario decidir políticas activas anticíclicas. Tampoco el financiamiento externo es hoy una restricción inexpugnable como en el pasado. El test mundial de estas últimas semanas manifestó que la Argentina puede soportar mejor las turbulencias externas, con estabilidad del peso y balance cambiario positivo.
Sin embargo, no podemos volver a cometer el error de creer que somos invulnerables. Debido al nuevo enfoque de financiamiento establecido, el proceso de propagación de una crisis externa se puede filtrar a través del precio de los commodities. Por ejemplo, una caída violenta en los precios de la soja y el petróleo podría afectar -en alguna medida- la favorable situación fiscal y externa que nos viene acompañando.
En la coyuntura, podemos observar que la economía recuperó vigor en el segundo trimestre, creciendo alrededor de 2,5% / 3,0% desestacionalizado. Esta velocidad trimestral anualizada es superior a la tasa de crecimiento de China, en 2% a 3%, en un contexto donde nuestra inflación es 50% menor que la de los Estados Unidos. Seguimos bien.
(*) Economista.
Presidente del Grupo Hacer
viernes, 16 de junio de 2006
Estanflacion:Estancamiento con Inflación
“Stagflation”, es un anglicismo, y en su idioma original, la palabra combina stagnation-estancamiento- e –inflation-inflación-. Inflación con estancamiento, esto es lo que empiezan a intuir los mercados, demostrándolo comprensiblemente con su proverbial ansiedad.
La aplicación de políticas monetarias más restrictivas por parte de los principales bancos centrales del mundo orienta a los operadores en esa dirección. El abandono de la flexibilidad representa un riesgo, aunque el impacto haya sido atenuado y no haya afectado aún, la tasa de crecimiento mundial. Está muy claro que los tres bancos centrales más grandes del mundo están desplazando su accionar, desde la ductilidad, hacia la rigidez. Desde junio de 2004 la Reserva Federal aumentó 16 veces la tasa de referencia transportándola progresivamente de 1% a 5% anual nominal. El Banco Central Europeo, luego de diez trimestres, incrementó su tasa de referencia en Diciembre de 2005, Febrero y Junio de 2006, llevándola de 2.0% a 2.75% anual. El Banco de Japón informó su propósito de abandonar la tasa nominal cero, lo que probablemente ocurrirá durante el presente ejercicio. Esta decisión de poner fin a muchos años de dinero súper asequible, inquieta por sus posibles repercusiones.
También las políticas fiscales lucirán más precavidas en los países centrales cuyos sistemas de seguridad social operan en forma deficitaria. Se distingue desde hace unas semanas, una progresiva preocupación por colocar bajo dominio los desequilibrios fiscales que desafían la solvencia intertemporal del estado, en el largo plazo. Esas debilidades fiscales están excitadas como advertimos, por el déficit de los sistemas de seguridad social que arriesgan el equilibrio a largo plazo en Estados Unidos, Europa y Japón.
Si hablamos de Estados Unidos la burbuja inmobiliaria impulsada por el deporte nacional-los mortgages-podría reducirse y privaría del efecto riqueza que vino estimulando el consumo de las familias. El equilibrio de la economía mundial descansa hasta el momento en dos poderosos engranajes de enigmática sustentabilidad a largo plazo; el consumo de los Estados Unidos de Norte América, y la oferta de bienes de la cada vez más grande República Popular China.
Es importante destacar que desde que se inició el actual ciclo expansivo de la economía mundial, el aumento del consumo de Estados Unidos no fue impulsado por mejoras en el poder adquisitivo del salario, sino por la abundante oferta de crédito hipotecario-mortgages- que creció en forma consistente con la burbuja inmobiliaria. Existen ya señales muy claras de moderación en los precios de los inmuebles, con lo cual el consumo de Estados Unidos podría disminuir. El mecanismo que sostenía el incremento continuo-una cadena articulada: mortgage-inmuebles- aumento de precios-mortgage adicional-consumo-; parece debilitarse.
En términos presupuestarios, si se produce una desaceleración de ingresos por caída de la actividad, y al mismo tiempo se registra un aumento del gasto financiero, podría agravarse el déficit. Contraer la política monetaria en medio de un shock de oferta luce arriesgado, pero -¿quien puede detener la decisión?-. Para completar el panorama un dato clave, el servicio de la deuda pública tendrá el año próximo un crecimiento similar al producto nominal.
En este contexto, la economía Argentina luce mucho más sólida que en el pasado para absorber un eventual shock externo y cuenta con fundamentals macroeconómicos sólido. A la saludable disciplina de superávits gemelos, se suma una menor restricción por parte de los organismos multilaterales de crédito, mas concretamente, podemos estar menos pendientes del FMI, si fuera necesario decidir por políticas activas anti cíclicas. Tampoco el financiamiento externo es hoy una restricción inexpugnable como en el pasado. El test mundial de estas últimas semanas manifestó que Argentina puede soportar mejor las turbulencias externas, con estabilidad del peso y balance cambiario positivo. Sin embargo, no podemos volver a cometer el error de creer que somos invulnerables. Debido al nuevo enfoque de financiamiento establecido, el proceso de propagación de una crisis externa se puede filtrar a través del precio de los commodities. Por ejemplo, una caída violenta en los precios de la soja y el petróleo, podría afectar-en alguna medida- la favorable situación fiscal y externa que nos viene acompañando.
En la coyuntura, podemos observar que la economía recuperó vigor en el segundo trimestre, creciendo alrededor de 2.5/3.0% desestacionalizado. Esta velocidad trimestral anualizada, es superior a la tasa de crecimiento de China, en 2 a 3 por ciento, en un contexto donde nuestra inflación es 50 % menor que la de los Estados Unidos. Seguimos bien.
La aplicación de políticas monetarias más restrictivas por parte de los principales bancos centrales del mundo orienta a los operadores en esa dirección. El abandono de la flexibilidad representa un riesgo, aunque el impacto haya sido atenuado y no haya afectado aún, la tasa de crecimiento mundial. Está muy claro que los tres bancos centrales más grandes del mundo están desplazando su accionar, desde la ductilidad, hacia la rigidez. Desde junio de 2004 la Reserva Federal aumentó 16 veces la tasa de referencia transportándola progresivamente de 1% a 5% anual nominal. El Banco Central Europeo, luego de diez trimestres, incrementó su tasa de referencia en Diciembre de 2005, Febrero y Junio de 2006, llevándola de 2.0% a 2.75% anual. El Banco de Japón informó su propósito de abandonar la tasa nominal cero, lo que probablemente ocurrirá durante el presente ejercicio. Esta decisión de poner fin a muchos años de dinero súper asequible, inquieta por sus posibles repercusiones.
También las políticas fiscales lucirán más precavidas en los países centrales cuyos sistemas de seguridad social operan en forma deficitaria. Se distingue desde hace unas semanas, una progresiva preocupación por colocar bajo dominio los desequilibrios fiscales que desafían la solvencia intertemporal del estado, en el largo plazo. Esas debilidades fiscales están excitadas como advertimos, por el déficit de los sistemas de seguridad social que arriesgan el equilibrio a largo plazo en Estados Unidos, Europa y Japón.
Si hablamos de Estados Unidos la burbuja inmobiliaria impulsada por el deporte nacional-los mortgages-podría reducirse y privaría del efecto riqueza que vino estimulando el consumo de las familias. El equilibrio de la economía mundial descansa hasta el momento en dos poderosos engranajes de enigmática sustentabilidad a largo plazo; el consumo de los Estados Unidos de Norte América, y la oferta de bienes de la cada vez más grande República Popular China.
Es importante destacar que desde que se inició el actual ciclo expansivo de la economía mundial, el aumento del consumo de Estados Unidos no fue impulsado por mejoras en el poder adquisitivo del salario, sino por la abundante oferta de crédito hipotecario-mortgages- que creció en forma consistente con la burbuja inmobiliaria. Existen ya señales muy claras de moderación en los precios de los inmuebles, con lo cual el consumo de Estados Unidos podría disminuir. El mecanismo que sostenía el incremento continuo-una cadena articulada: mortgage-inmuebles- aumento de precios-mortgage adicional-consumo-; parece debilitarse.
En términos presupuestarios, si se produce una desaceleración de ingresos por caída de la actividad, y al mismo tiempo se registra un aumento del gasto financiero, podría agravarse el déficit. Contraer la política monetaria en medio de un shock de oferta luce arriesgado, pero -¿quien puede detener la decisión?-. Para completar el panorama un dato clave, el servicio de la deuda pública tendrá el año próximo un crecimiento similar al producto nominal.
En este contexto, la economía Argentina luce mucho más sólida que en el pasado para absorber un eventual shock externo y cuenta con fundamentals macroeconómicos sólido. A la saludable disciplina de superávits gemelos, se suma una menor restricción por parte de los organismos multilaterales de crédito, mas concretamente, podemos estar menos pendientes del FMI, si fuera necesario decidir por políticas activas anti cíclicas. Tampoco el financiamiento externo es hoy una restricción inexpugnable como en el pasado. El test mundial de estas últimas semanas manifestó que Argentina puede soportar mejor las turbulencias externas, con estabilidad del peso y balance cambiario positivo. Sin embargo, no podemos volver a cometer el error de creer que somos invulnerables. Debido al nuevo enfoque de financiamiento establecido, el proceso de propagación de una crisis externa se puede filtrar a través del precio de los commodities. Por ejemplo, una caída violenta en los precios de la soja y el petróleo, podría afectar-en alguna medida- la favorable situación fiscal y externa que nos viene acompañando.
En la coyuntura, podemos observar que la economía recuperó vigor en el segundo trimestre, creciendo alrededor de 2.5/3.0% desestacionalizado. Esta velocidad trimestral anualizada, es superior a la tasa de crecimiento de China, en 2 a 3 por ciento, en un contexto donde nuestra inflación es 50 % menor que la de los Estados Unidos. Seguimos bien.
lunes, 12 de junio de 2006
Un Disneyworld Propio, editorial revista Fortuna
UN DISNEYWORLD PROPIO
Pablo Tigani
Master en Política Económica Internacional
Editorial REVISTA FORTUNA, 12 de Junio de 2006, página 10
La economía mundial está funcionando a pleno, acumula cuatro años consecutivos de crecimiento, superando su tendencia histórica y transitando uno de los mejores períodos de crecimiento con baja inflación. En este contexto, Estados Unidos que explica alrededor de la mitad de la tasa de crecimiento mundial, viene hospedando dentro de sus fronteras un “Disney World propio”, que ha hecho las delicias de sus ciudadanos.
La Reserva Federal que no lleva una política monetaria transparente, se está comportando en una forma muy poco refinada a los ojos de los eruditos. Mientras los rendimientos de los bonos del tesoro y las tasas de corto plazo siguen subiendo, la divulgación de las actas de las últimas reuniones de la FED, cada vez traen menos novedades.
El precio del dólar-un dato neurálgico- comienza a lucir inquietante. Frente a la fuerte emisión de billetes, la liquidez que permanece en el mercado, en algún momento se va a desplazar hacia alguna parte y hará una nueva fiesta de “easy money”. La FED entiende mucho de destrezas expansivas disimuladas. Recordemos que desde hace muchos años las cifras de crecimiento de los precios se informan sin tener en cuenta el peso de los alimentos y la energía. A partir de Marzo de este año, curiosamente se dejó de publicar la evolución del M3 -esquema que resume de manera amplia la oferta de dinero-, un desliz elemental que complica la revisión de la liquidez que recorre toda la macro, más importante aún; cuando sabemos que la política monetaria ha contribuido para ir eludiendo los riesgos de desaceleración de la economía inyectando dinero. Corresponde subrayar, que la FED sabe muy bien como hay que mover todos los platillos danzantes, luego sabe también como bosquejar los movimientos de una manera capciosa. Frecuentemente hemos visto las diferentes burbujas que se fueron sustentando en estos últimos años, reduciendo unas y originando otras nuevas. En este momento termina la burbuja inmobiliaria y al mismo tiempo; curiosamente, crecen los precios de los commodities.
Jacques Rueff* dijo: “Sed liberales o sed socialistas, pero no seáis mentirosos”. Precisamente el mismo economista, esclareció la falta de respaldo en oro en 1968, que años mas tarde terminó en la inconvertibilidad del dólar; aquellos excesos de emisión cometidos, hoy lucen ingenuos. Una devaluación del dólar no tiene probabilidad cero, y no sólo por la abundante liquidez, sino por el enorme déficit comercial de los Estados Unidos. Los manuales dicen que la balanza comercial se equilibra con una depreciación de la moneda o con una contracción de la economía que deprima los niveles de importación, pero todo hace pensar que la primera opción tiene más chance. A Estados Unidos, una moneda más débil no le afectará demasiado, por otra parte, las autoridades no pueden ni siquiera pensar en desacelerar el consumo con la receta clásica. En el escenario de una devaluación, las tasas de interés se pueden disparar y la burbuja inmobiliaria, sumada a-“la tómbola hipotecaria”- pueden detonar más luego. Son muchos los residentes que adeudan el cien por ciento de sus propiedades, y sus ingresos fijos no resistirán los aumentos que ya mismo están llegando en las cuotas de préstamos a interés variable. El dispendioso ciudadano norteamericano verá reducido su volumen de gasto financiado. Ya no habrá margen a su favor por aumento de precio en su propiedad, momento en que se volvían a endeudar por el equivalente al efecto riqueza obtenido, una y otra vez. Con precios de las propiedades bajando y tasas subiendo, las deudas que representan hoy, el cien por ciento del valor del inmueble, demandarán más cantidad de cuotas para que su amortización siga siendo posible. Esas extensiones de plazo ya están siendo otorgadas por los bancos. -¿Seguirán los deudores pagando el mortgage cuando la deuda consolidada sea mayor que el valor de su propiedad?-
Pablo Tigani
Master en Política Económica Internacional
Editorial REVISTA FORTUNA, 12 de Junio de 2006, página 10
La economía mundial está funcionando a pleno, acumula cuatro años consecutivos de crecimiento, superando su tendencia histórica y transitando uno de los mejores períodos de crecimiento con baja inflación. En este contexto, Estados Unidos que explica alrededor de la mitad de la tasa de crecimiento mundial, viene hospedando dentro de sus fronteras un “Disney World propio”, que ha hecho las delicias de sus ciudadanos.
La Reserva Federal que no lleva una política monetaria transparente, se está comportando en una forma muy poco refinada a los ojos de los eruditos. Mientras los rendimientos de los bonos del tesoro y las tasas de corto plazo siguen subiendo, la divulgación de las actas de las últimas reuniones de la FED, cada vez traen menos novedades.
El precio del dólar-un dato neurálgico- comienza a lucir inquietante. Frente a la fuerte emisión de billetes, la liquidez que permanece en el mercado, en algún momento se va a desplazar hacia alguna parte y hará una nueva fiesta de “easy money”. La FED entiende mucho de destrezas expansivas disimuladas. Recordemos que desde hace muchos años las cifras de crecimiento de los precios se informan sin tener en cuenta el peso de los alimentos y la energía. A partir de Marzo de este año, curiosamente se dejó de publicar la evolución del M3 -esquema que resume de manera amplia la oferta de dinero-, un desliz elemental que complica la revisión de la liquidez que recorre toda la macro, más importante aún; cuando sabemos que la política monetaria ha contribuido para ir eludiendo los riesgos de desaceleración de la economía inyectando dinero. Corresponde subrayar, que la FED sabe muy bien como hay que mover todos los platillos danzantes, luego sabe también como bosquejar los movimientos de una manera capciosa. Frecuentemente hemos visto las diferentes burbujas que se fueron sustentando en estos últimos años, reduciendo unas y originando otras nuevas. En este momento termina la burbuja inmobiliaria y al mismo tiempo; curiosamente, crecen los precios de los commodities.
Jacques Rueff* dijo: “Sed liberales o sed socialistas, pero no seáis mentirosos”. Precisamente el mismo economista, esclareció la falta de respaldo en oro en 1968, que años mas tarde terminó en la inconvertibilidad del dólar; aquellos excesos de emisión cometidos, hoy lucen ingenuos. Una devaluación del dólar no tiene probabilidad cero, y no sólo por la abundante liquidez, sino por el enorme déficit comercial de los Estados Unidos. Los manuales dicen que la balanza comercial se equilibra con una depreciación de la moneda o con una contracción de la economía que deprima los niveles de importación, pero todo hace pensar que la primera opción tiene más chance. A Estados Unidos, una moneda más débil no le afectará demasiado, por otra parte, las autoridades no pueden ni siquiera pensar en desacelerar el consumo con la receta clásica. En el escenario de una devaluación, las tasas de interés se pueden disparar y la burbuja inmobiliaria, sumada a-“la tómbola hipotecaria”- pueden detonar más luego. Son muchos los residentes que adeudan el cien por ciento de sus propiedades, y sus ingresos fijos no resistirán los aumentos que ya mismo están llegando en las cuotas de préstamos a interés variable. El dispendioso ciudadano norteamericano verá reducido su volumen de gasto financiado. Ya no habrá margen a su favor por aumento de precio en su propiedad, momento en que se volvían a endeudar por el equivalente al efecto riqueza obtenido, una y otra vez. Con precios de las propiedades bajando y tasas subiendo, las deudas que representan hoy, el cien por ciento del valor del inmueble, demandarán más cantidad de cuotas para que su amortización siga siendo posible. Esas extensiones de plazo ya están siendo otorgadas por los bancos. -¿Seguirán los deudores pagando el mortgage cuando la deuda consolidada sea mayor que el valor de su propiedad?-
viernes, 2 de junio de 2006
Un cambio de Visión-Desafio Exportar
“Necesitamos un cambio de visión conceptual y nos estamos aproximando”. Este fue mi primer concepto, vertido en esta misma revista en la fecha de su lanzamiento al mercado. Revisando el mes de Abril podemos ver una balanza comercial que resultó positiva en 1.266 millones de dólares, alcanzando el máximo saldo mensual desde mayo de 2004. No obstante cabe destacar que en esta oportunidad el resultado es más efectivo porque se ha logrado con 750 millones de dólares más de exportaciones que en el período mencionado. Las exportaciones de abril alcanzaron los 3.813 millones de dólares, superando el récord histórico de agosto de 2005 en alrededor de un 8%. Las importaciones, en el ínterin, alcanzaron los 2.547 millones de dólares, 7% más que en el mismo período del año pasado. Pese al aumento interanual de abril de 2005 que había sido 44%. Referente a la marcha de 2006, el saldo comercial acumuló 3.647 millones de dólares, un valor parejo con el primer cuatrimestre de 2005, que nos confirma que la posición externa argentina sigue manteniéndose sólida. Las exportaciones de 2006 actualmente suman 13.568 millones, es decir, 13% más que en el mismo periodo de 2005. Volviendo a la nota del lanzamiento de DESAFIO EXPORTAR, en la misma mencionaba que la Argentina cambiaba el modelo conceptual de gestionar la economía, a través de un enfoque comercial y productivo. Claramente se perfilaba una transformación en la forma de ganar dinero, en un país que había permanecido veintisiete años obteniendo billetes con un enfoque exclusivamente financiero. Si se corrobora la tendencia de la tasa de crecimiento de nuestras exportaciones para todo el año, el total de 2006 mostrará un total de ventas externas de alrededor de 45.300 millones de dólares; más de 31 % de incremento en solo dos años. La desagregación en rubros muestra un excelente desempeño de las (MOA) Manufacturas de Origen Agropecuario, que aumentaron sus volúmenes exportados en un 15% y también en los productos industriales, que imprimieron un enérgico crecimiento, con un aumento de 8% en las cantidades vendidas al exterior. Uno y otro desarrollo más que compensaron la leve baja del en los volúmenes de productos primarios, resultado de una cosecha algo menor al récord alcanzado en la campaña anterior, especialmente en los capítulos trigo y maíz.
Si hablamos del destino de las exportaciones, durante el primer cuatrimestre de 2006 las ventas argentinas se incrementaron a todos los mercados comprendidos. Obviamente y pese a ciertas dudas pre existentes, las mayores exportaciones se dirigieron al Mercosur que prevalece con un 18% de incremento, mas concretamente 13% más de exportaciones a Brasil. En el resto de América Latina, 42% más de exportaciones; y 29% más a los países de la ASEAN más China, Japón e India. Vale destacar y esto no es cuento chino, que nuestro país ha incrementado 37% sus ventas a la República Popular China durante el primer cuatrimestre de este año, respecto de 2005, avanzando hacia lo que puede constituir un salto de magnitud, de repetirse las tasas de crecimiento presentes, en unos pocos años.
A finales de 2001 recomendé y exhorté a través de los medios y dos libros, hacer énfasis en las exportaciones, amonestando que cualquier división de negocios de una corporación que participa con solo 10 % en la facturación de la empresa, tiene un potencial de crecimiento fenomenal. Cuando finalice este año, la Argentina estará exportando 70% más de lo que despachaba en aquel entonces, demostrando la eficacia de la receta sugerida y la importancia de vincular las políticas públicas con las estrategias corporativas.
Si hablamos del destino de las exportaciones, durante el primer cuatrimestre de 2006 las ventas argentinas se incrementaron a todos los mercados comprendidos. Obviamente y pese a ciertas dudas pre existentes, las mayores exportaciones se dirigieron al Mercosur que prevalece con un 18% de incremento, mas concretamente 13% más de exportaciones a Brasil. En el resto de América Latina, 42% más de exportaciones; y 29% más a los países de la ASEAN más China, Japón e India. Vale destacar y esto no es cuento chino, que nuestro país ha incrementado 37% sus ventas a la República Popular China durante el primer cuatrimestre de este año, respecto de 2005, avanzando hacia lo que puede constituir un salto de magnitud, de repetirse las tasas de crecimiento presentes, en unos pocos años.
A finales de 2001 recomendé y exhorté a través de los medios y dos libros, hacer énfasis en las exportaciones, amonestando que cualquier división de negocios de una corporación que participa con solo 10 % en la facturación de la empresa, tiene un potencial de crecimiento fenomenal. Cuando finalice este año, la Argentina estará exportando 70% más de lo que despachaba en aquel entonces, demostrando la eficacia de la receta sugerida y la importancia de vincular las políticas públicas con las estrategias corporativas.
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