El actual enfoque económico tiene intenciones genuinas de establecer una economía con crecimiento importante de las exportaciones, consistente con generar divisas y empleo. En tal sentido, el modelo macro económico tiene como objetivo mantener un tipo de cambio real alto, y esto es un hecho.
En este marco, se estima que entre 2004 y 2002 el crecimiento del valor de las exportaciones será de 26 / 27%. En estos dos últimos años la tasa de crecimiento de las exportaciones argentinas aumentaría entre 62,5% y 68,75%, comparadas con las tasas promedio de la mejor década (en los años ‘80, las exportaciones crecieron 4% promedio; y en los ‘90, lo hicieron en 8% promedio). Este es un muy buen índice, si se tiene en cuenta que estas cifras se producen en medio de un default y una crisis bancaria fenomenal de financiamiento. De esta manera, los pronósticos del consenso de los economistas se desviaron al asegurar la caída de las exportaciones por causa del default y la guerra de Iraq.
Factores de crecimiento
Existen una serie de insinuaciones para que se mantenga y aún extienda el volumen de las exportaciones:
Que se mantenga la voluntad de sostener el tipo de cambio real alto. Que la economía estratégicamente siga enfocada a la producción y al trabajo. Que comiencen a alentarse los empresarios que temían iniciar el proceso productivo de las exportaciones, dadas las expectativas “funestas” que se habían sembrado. Que se reestructure la deuda en default y empiecen a fluir las inversiones para aumentar los volúmenes totales de producción. Que se obtengan inversiones provenientes de exportadores industriales que aprovechen el actual escenario estratégico, con expertise (“know how” de exportador mundial) desde la Argentina. Que se sumen las pymes con apoyo promocional desde los bancos: BICE, Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires. Que se retomen los mecanismos promocionales de exportación de manufacturas, apoyados en el inédito superávit primario (léase: mecanismos financieros y fiscales de soporte. Prefinanciación, financiación y post financiación de exportaciones, a tasas de interés internacionales otorgados por la Banca Oficial). Que se establezca reembolso por nuevos mercados o nuevas exportaciones, y devolución de impuestos o draw back.
Antecedentes históricos recientes
Algunas cifras manipuladas arbitrariamente pretenden desvirtuar los progresos parciales alcanzados.
El último brinco exportador mayúsculo en la Argentina se produjo entre 1995/97; más de 10.000 MM (se pasó de 15.800 MM a 26.400 MM) y fue esencialmente explicado por volumen, más que por aumentos de precios, eso es cierto. Pero cabe destacar que estos aumentos de volúmenes en la exportación de commodities (por ejemplo, en la soja) habían tocado techos no superados hasta entonces; es por eso que se dinamizó la actividad del complejo sojero y se produjo un aumento de los volúmenes en forma de círculo virtuoso.
El complejo sojero es un fenómeno de inversión y expansión singular en la Argentina, constante desde principios de la década del ‘90, por sus ventajas comparativas y por la creciente demanda mundial. Si esto no se entiende, es difícil analizar la composición de las exportaciones. Escucharemos hablar de la “soja dependencia”; y esto es equivalente a decir que Japón es “electrónico dependiente”, Finlandia “NOKIA dependiente” o China “mano de obra dependiente”.
Análisis 2003/2004
¿Por qué no hubo un salto aún mayor en el volumen de exportaciones entre 2003/2004, con un tipo de cambio tan alto? Aumentar 65% los mejores promedios históricos de “tasa de crecimiento” de la mejor década en estos dos años, no es poca cosa. La clave principal para responder a esta pregunta capciosa pasa por observar que las exportaciones industriales a Brasil cayeron 27%. Sólo en el sector automotriz la caída fue de 65%. Esto significa un promedio u$s 25.800 del período 1997-2002, versus uno de u$s 32.500 (estimado en 2004).
Estas son otras razones para tener en cuenta:
1. La industria estaba casi paralizada en 2002, y venía de un proceso de depresión y demolición de la manufactura nacional exportadora de más de 10 años.
2. En 2002 había pronósticos trágicos sobre la Argentina. Afortunadamente equivocados.
3. Hay una gran diferencia entre comenzar a sumar porcentuales con una base de u$s 16.000 MM (1995), que con una base de u$s 26.000 MM (2001).
4. El complejo sojero explicó 57% de aumento de las exportaciones ahora (más que el 42% del ‘95/97), porque aprovechó precios, pero porque consolidó sus ventajas comparativas frente a otros bienes exportables. 5. China compra mucho más soja porque hoy tiene un PBI 60% mayor que entre 1995-97 y, racionalmente, consume más alimento su población.
6. La industria exportadora tiene procesos de consolidación muchísimo más largos que el campo. Sólo el sector agropecuario podía haber reaccionado tan rápidamente ante mejores precios, en medio de una
globalización industrial con deflación y luego de dejar doce años de convertibilidad con el peso fuertemente apreciado en forma comparativa.
7. No obstante (buena noticia), pesaron más los exportadores industriales pequeños y, evidentemente, esa era la estrategia para generar mayor producción y empleo en medio del caos social. También las economías regionales exportaron más alimentos industrializados (ejemplo, carne y frutas).
Vale destacar que la baja tendencia de crecimiento de las exportaciones que se registró desde 1998 obedeció a una fenomenal caída de la inversión durante los 4 años de recesión, que finalizó con default y devaluación. Cuando Brasil devaluó en el verano del ‘99, las exportaciones argentinas cayeron de u$s 26.000 MM a u$s 23.000MM, luego se recuperaron y volvieron a subir, hasta estancarse entre 2000 y 2001 a 26.000 MM otra vez. En 2002, el año de default, se produjo una nueva caída, a una cifra de 25.000 MM.
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