Que son, que buscan y como se manejan estos nuevos protagonistas de los negocios de inversión.
La deuda, esa indeseable carga que pesa en las espaldas de muchos ejecutivos, hoy se esta convirtiendo en el vehículo de ingreso para irrumpir en muchas empresas y obtener grandes beneficios, a través de los “Distress Debt Funds”.
“Distress Debt” es la deuda que esta en default, es decir con demora, o impaga. Los negocios de un fondo de este tipo son varios, ya sea cobrando esa deuda, obteniendo quitas de la misma, o reestructurando la empresa y saliendo luego de ella con una estrategia exitosa.
La situación de las compañías candidatas al concurso preventivo en mecanismos tradicionales, atraen la atención de muchos inversores que buscan adquirir carteras de deuda impaga, tanto de empresas acreedoras como deudoras. Esto es usado como mecanismo instrumental para negociar quitas, reestructurando la empresa en default, el management y generando la posibilidad de encontrar un socio estratégico después.
Actualmente, la actividad de muchos “Private Equity Funds”, o “Venture Capital Funds”, esta virando a estos negocios, dadas las condiciones macroeconómicas en el mundo.
La diferencia entre estos tipos de fondos es clara y hasta podría decirse que en algunos casos se complementan. La primera diferenciación para tener en cuenta es que los fondos de distress invierten en deuda, mientras que los fondos de inversión solo invierten en capital (equity).
Otra pauta clave que los distingue a estos tipo de fondos es su forma de actuar a la hora de ver el negocio. Mientras que el fondo de inversión se encarga de capitalizar compañías a mediano o largo plazo, haciéndolas crecer (por intermedio de management y tecnología), para luego salir con una estrategia de ganancia en la venta; el fondo de distress mira una coyuntura financiera, negociando a la barata la compra de la deuda(o acreencia) y luego pacta quitas o cobra, reestructura, y capitaliza(en equity o bien sale habiendo ganado de la operación en si misma).
También los fondos de distress pueden ayudar a realizar o reacomodar activos, como en los casos de los bancos o gobiernos, donde subastar no es su mayor negocio.
Sus intereses en el país
En lo que respecta a Argentina, un sinnúmero de compañías e inversores en han quedado Default, lo cual hace que el inversor original no ponga más recursos por propia decisión o por iliquidez. Es allí donde se produce una “reconversión” del negocio, donde algunos fondos privados de inversión, hoy están mutando para convertirse en fondos de distress.
El inversor de deuda tiene como meta sanear la compañía y reconstituir su performance, en cambio el inversor de equity tiene una posición accesoria ya que sus intereses son satisfechos luego que las obligaciones y deudas sean atendidas. Los inversores de deuda tienen además un poder que los de equity no tienen, ya que cuando una empresa entra en incumplimiento y el management no realiza los cambios que los bancos le indican, las mismas entidades financieras pueden colocar a la empresa en una situación involuntaria de concurso preventivo.
El distress es un campo interesante y en crecimiento en una Argentina que se está reconvirtiendo, dado que los inversores institucionales como los fondos de pensión están prevenidos de estas situaciones de ausencia de crecimiento mundial y no desean comprar bonos o tener aquellos que están por debajo de la calificación “investment grade”. Asimismo los bancos prefieren castigar o mandar a perdida los créditos. Prefieren no cobrarlos o demorados, antes que meterse a reestructurar las compañías endeudadas.
El mercado pareciera ser grande y en crecimiento, por ellos los inversores de deuda tendrán la oportunidad de elegir.
Cuando estos inversores buscan “compañías target”, eligen endeudadas con “activos difíciles” como inventarios o deuda a cobrar. Por ejemplo, para no hablar de empresas locales, en este sentido es más apetecible Kmart (tienda tipo Wall Mart) que Enron, ya que la primera tiene un inventario determinado. Buscando empresas con activos tangibles, las hipótesis son bien variadas e interesantes.
Sus formas de operar
Existen 3 ejemplos destacados en cuanto a las áreas de operación de los Distress Funds: “Real Estate” (Activos en Distress), la Reestructuración Corporativa en empresas endeudadas y los famosos NPL (“Non performing Loans” o préstamos que no están rindiendo o que están en mora).
Operan en “Real Estate” cuando el valor esta por debajo de los costos de substitución, cuando las empresas están mal posicionadas, o cuando necesitan un nuevo desarrollo(también se aplica si se necesita planificación). Entonces se realiza una transformación empresaria optimizando la tenencia de activos.
La Reestructuración corporativa consiste en el proceso de comprar deuda securitizada, que permite hacer alianzas estratégicas, convertir las deudas en equity (capitalización de la deuda) y luego vender la participación del fondo, inclusive hasta a sus originales accionistas.
En cuanto a los NPL, en esos casos se compra la cartera, se asegura lo asegurable, se paga poco por lo inseguro, se controlan y realizan activos de garantías y luego se reelabora una estrategia de salida.
Cuando este tipo de operaciones se efectúan con bancos, se puede ver un manejo especifico del proceso. Los bancos contabilizan sus acreencias basadas en previsiones ante el B.C.R.A., o sus Casas Matrices en el exterior. No lo hacen basándose en “fundamentals” o análisis financieros. Por esta razón, la mayoría de las veces, el valor libro no representa fehacientemente el valor del crédito. Otra característica es que generalmente venden sus carteras de NPL a un valor ajustado del que tienen contabilizado en sus libros (previsionados). Entonces, las oportunidades de inversión vienen cuando el valor real de la cartera de crédito es mayor que el valor contabilizado o previsionado.
En el caso de las inversiones en NLP, cuya tenencia esta relacionada con los gobiernos, se necesitan procedimientos de disposición de activos (liquidación) para pagar la rehabilitación del sistema bancario. Los gobiernos por lo general no tienen recursos ni experiencia para valuar y reestructurar sus NPL. Además, a sus propias presiones, se les suma la fuerza que hace el F.M.I. para vender carteras de NPL.
Casos y contactos
Para finalizar, en Washington conocí dos casos recientes que vale la pena contar. El primero pertenece al Sanwa NPL Portfolio, que compro 25 NPL garantizadas con inmuebles. La compra se realizó al 6 % del valor contable del préstamo. Luego renegociaron todas las deudas, descuentos, cancelaciones, obtuvieron retornos a su dinero de los deudores, y finalmente salieron de la compañía.
El otro ejemplo es el de Borneo Internacional Furniture, que adquirió el 70% de un portfolio de deuda que pertenecía a una industria de muebles. Luego se realizó una conversión del 88% de equity. Negociaron con los acreedores, obtuvieron quitas, y convirtieron en equity.
Para que propietarios y ejecutivos de compañías puedan acceder a este tipo de negocios, es fundamental establecer contactos con fondos o grupos consultores especializados en inversiones, que tengan operatoria en mercados emergentes sin área geográfica específica. Por ejemplo, Lebonfante de Chicago, U.S.A., opera en Sudamérica y tiene un gran expertise de 23 años en este negocio. Fondos como este siempre están mirando oportunidades que encuadren en sus emprendimientos. Sus operaciones se apoyan en material informativo de fuentes macroeconómicas confiables, que aclaran el panorama a la hora de invertir en sus destinos target argentinos, además de contar con los fondos necesarios para acompañar a las empresas que quieran gerenciar su reconversión de deuda por si mismas.
Todos estos motivos demuestran que los Distress Debt Funds son un terreno por demás interesante y de profusa creatividad empresaria. A esto se debe su gran auge en el país, ya que algunas importantes compañías como Telecom, Havanna y algunas pertenecientes al Grupo Macri, han experimentado esta moderna tendencia de inversión.
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