Los acreedores reaccionaron con fastidio a la propuesta Argentina presentada en Dubai, durante el mes de Septiembre. Fin del primer acto de la negociación, donde las posiciones iniciales extremas, siempre comienzan con ofertas intransigentes que afectan el nivel de expectativa de la otra parte.
El universo de acreedores es muy extenso, abarca EE.UU., Europa y Japón. Entre ese nutrido espectro están los bonistas japoneses, a quienes encamino este aporte.
Argentina tiene una oportunidad excepcional, concebida con la formación de grupos jurisdiccionales. Esta táctica, da el pié para rescatar la deuda de bonos Samurai y a la vez impulsar las exportaciones.
Por primera vez, el país puede presentar una propuesta de pago que involucre exportaciones argentinas en alianza con un socio experto, rico y complementario. El éxito de este acuerdo puede disparar como “leading case”, ya que existen otras asociaciones jurisdiccionales viables en Italia, resto de Europa y Estados Unidos.
La propuesta comienza con la formación de un (Distress Debt – Fund - ARGENJAPAN´S), de alrededor de US$ 2.800 millones, con el objeto de rescatar todos los bonos y pagarés con aportes líquidos, o nuevos títulos emitidos por corporaciones japonesas. Este fondo reintegrará la totalidad de la deuda a los tenedores japoneses, a 100% de su valor. Como compensación a las empresas niponas, la Argentina le otorga en alquiler, un fondo de comercialización de nuevas exportaciones argentinas y un cupo fiscal anual, a recuperar en un plazo mínimo de 30 años. Para posibilitar la misión, se dará trato preferencial a la inversión extranjera directa japonesa, destinada específicamente a las nuevas actividades productivas de exportación.
De esta manera, Argentina rescata los primeros bonos elegibles, a cambio de producción y empleo, llevando tranquilidad al universo de acreedores. Sembramos buena voluntad e ingenio y cosechamos un socio estratégico, absolutamente complementario y sin conflictos ideológicos. Disminuimos la carga de amortizaciones futuras y consecuentemente el riesgo de insolvencia fiscal intertemporal, posterior a 2004. Esta será la respuesta para convertir acreedores descontentos en amigos sindicados frente a una inmensa mesa de negociaciones.
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