Para: AMBITO SETIEMBRE 2001
Por: Pablo Tigani*
Durante los últimos años hemos hablado mucho de la "locomotora norteamericana". Esto no-solo era una alusión a los 119 meses consecutivos de crecimiento de su economía. También se estableció una tesis que explica, como su incidencia en el ámbito de la globalización impulsó la actividad económica y el comercio del resto de los países del planeta.
Desde hace mas de doscientos años, la historia de los Estados Unidos fue, un avance persistente. Con pioneros de convicciones en fundamentos bíblicos; comunidades como los "cuáqueros", "bautistas", "metodistas" y demás, construyeron desde una pequeña economía agrícola (trece colonias distintas situadas en la costa del Atlántico) una economía industrializada y aglutinada, de dimensiones continentales. Incluso en el periodo de mayores tensiones durante la guerra fría, el crecimiento del producto per cápita se mantuvo progresando a tasas suficientemente elevadas, influyendo al resto del mundo con un ritmo jamás antes alcanzado.
Si bien es cierto que el crecimiento de la economía de Estados Unidos define el 22% del crecimiento mundial por efecto directo, indirectamente describe aproximadamente el 40%. Recíprocamente ahora sabemos también, en cuánto impactará la corrección de su pronóstico de crecimiento, en el ámbito internacional.
Dada la trascendencia relativa de Estados Unidos la desaceleración de su actividad significará una reducción del flujo de comercio mundial dramática. Por sí mismo la limitación que imponen sus importaciones de productos terminados y las menores exportaciones desde terceros países (donde se realizan "out sourcing" los procesos de bienes y servicios intermedios) se encadenarán en este nuevo escenario. Ya tenemos noticias de recortes y disminución de los flujos entre las filiales y subsidiarias de empresas globales. No sabemos todavía los alcances que tendría un probable ingreso a la zona de recesión profunda y severo desempleo.
Después de haber experimentado un crecimiento vertiginoso y sostenido, las economías desarrolladas y los ex NIC´S (nuevos países industrializados) se asoman a un clima recesivo aparentemente, sin escapatoria.
Según los últimos datos, esta sería la primera vez en 20 años que, el PIB del mundo mostraría una caída en el segundo trimestre de 2001. La producción mundial habría caído a una tasa anualizada de 6% en el primer semestre.
El PIB Mundial ya no crecerá como estaba previsto en Octubre de 2000 a 4,8% anual si-no 2,7%* según el FMI (*Setiembre - antes de los atentados), ni mucho menos a los promedios de la década del noventa.
A las fascinantes series (niveles de ocupación norteamericanos) de aquella euforia, le está sucediendo una ola de despidos ostentosa, que recrudeció en los últimos días, como consecuencia de los atentados en Washington y New York.
El comercio mundial de bienes y servicios, que durante tanto tiempo fue una máquina que tiró de las economías nacionales, apenas crecerá un 3%, comparado con el 12,4% de 2000 y, el 8,1% promedio de entre 1994-2000.
Una larga etapa de crecimiento sostenido contrastó fuertemente con los ciclos coyunturales cortos de auge de un período a otro como estabamos acostumbrados en las décadas del setenta y ochenta.
En nuestro país, las inflaciones crónicas de entonces, con tasas anuales de dos y tres dígitos se convirtieron en anécdotas de especulación que los jóvenes oyen azorados de la boca de sus padres. Sin embargo, en un sentido opuesto, la deflación de hoy podría agudizarse por los efectos combinados de un comercio internacional más hostil y la crisis de financiamiento, emergente del menor flujo de capitales. (Argentina revierte su flujo de 2001, en 26 mil MM de dólares, comparado con el trienio 97-99).
Todos los países comparten esta crisis, en mayor o menor grado, con excepción de China e India; incluso Japón, para muchos y por mucho tiempo el paradigma de la idoneidad económica. El ritmo de crecimiento se ha ralentizado sensiblemente durante 2001, el desempleo aumenta y la deuda externa de los países emergentes como Argentina Brasil y Turquía constituyen casos preocupantes(Sobretodo estos dos últimos con un cociente de Deuda Federal sobre PIB de 63% Y 83% respectivamente vs. Argentina:48,6%)
Analizando la historia, conviene recordar que no es la primera vez que la actividad económica mundial se estanca. A mediados del siglo XIX, en las postrimerías de la Revolución Industrial, los resultados económicos obtenidos por los países mas avanzados, y particularmente por Gran Bretaña, fueron tan pobres que enfervorizaron a los impulsores alemanes Marx y Engels, a pronosticar el derrumbamiento del sistema capitalista.
Ya en el siglo XX, la crisis económica más grave fue "la gran depresión", en la que quebraron miles de empresas, se arruinaron millares de ahorristas e infinidad de familias naufragaron en la más espantosa miseria. Estados Unidos es la foto de la memoria, pero también debemos recordar a Alemania e inclusive a nuestro propio país.
Aunque los factores desencadenantes de las grandes depresiones económicas de los siglos anteriores fueron diferentes, es natural que la crisis actual evoque males del pasado y despierte una gran preocupación entre empresarios y trabajadores, preocupados por el estándar de vida propio y el de sus familiares en el futuro.
Para muchos gurúes, los primeros informes constituyen una prueba irrefutable y poco halagüeña de nuestro porvenir. Otros científicos como Paul Samuelson nos exhortan con una importante advertencia: "Hay que mantener en reserva los juicios sobre futuras contingencias que conduzcan a pronósticos confiables".
Debemos por lo menos entonces, hacer notar a nuestra gente que los problemas actuales, incluyendo la declaración de guerra al terrorismo parecen a simple vista más grande que cualquier otra cosa vivida. Sin embargo en el pasado, a todas estas situaciones descriptas se le dieron solución de modo adecuado para que sobreviviésemos hasta aquí.
Ahora bien, tan cierto como que los costos derivados de que la economía mundial no crezca serán altos; es que el liderazgo contemporáneo de los Estados Unidos será, por lo menos, más discutido en el futuro. Europa ya comienza a pesar en las decisiones, ¿será este el prolegómeno de su fatal y profético destino?
*Master en Política Económica Internacional- Presidente de www.hacer.com.ar
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