En ningún tiempo
un gobierno argentino destruyó tanto patrimonio en tan solo cuatro años de
gestión como Cambiemos. Al momento de finalizar el mandato, la devaluación
patrimonial de las empresas (ya sea que se las compare en dólares oficiales o
paralelos) en algunos casos era demoledor. De esta manera, en la Argentina se
verificó una tendencia que indicaba que en el país cada vez que se aplicaban políticas
de apertura incondicional de los mercados, se habría incurrido en crisis
financieras y la cesación de pagos, era casi inevitable. Ante la imposibilidad
de manejar sus consecuencias, el Gobierno acudió en cuestión de días al FMI.
Todo esto se debe a que la ideología dominante-aunque con una praxis
discutible-se ha orientado a la globalización de los mercados, la expansión del
capitalismo financiero (En el “todo vale” -frase de Stiglitz). Las crisis
financieras, a excepción de Menem son eventos muy frecuentes en la Argentina
con Gobiernos pro mercados como los de Videla, De la Rúa y Macri. Pero tampoco somos los únicos, una diversidad
de países del sudeste asiático, latinoamericanos y europeos, euro-asiáticos
(Tailandia, México, Rusia, Corea del Sur, Brasil y Turquía) lo experimentaron.
Sin embargo en la Argentina, podemos distinguir que no en todos los casos sucedió
lo mismo, ni tuvieron las mismas consecuencias. Por ejemplo aunque todas las crisis
mencionadas explotaron después de una devaluación, solo con De la Rúa y Macri
se produjeron default de la deuda.
Podemos mencionar
de paso, que el desgaste de los ex presidentes De la Rúa y Macri, que tuvieron
su primera expresión en el bajo nivel de voto. En el caso De la Rúa elecciones
de medio término, en el caso de Macri las PASO. El caos económico en que cayó
el gobierno de Cambiemos no sólo se manifestó en las devaluaciones, inflación y
default de la deuda (reperfilamiento), comienza
así el voto como actor histórico potencial. Las PASO mostraron el estado
embrionario, de un potencial regreso del peronismo, dado el menoscabo de las políticas
sociales aplicadas especialmente en 2018 y 2019.
En el plano
internacional, en general, la literatura de las crisis financieras suele estar
definida en términos vagos e imprecisos por parte de los autores que se sitúan
en el marco teórico prevaleciente en el periodo de estudio (neoliberalismo) y
técnicos de organismos multilaterales de crédito, especialmente del FMI. Parece
oportuno hacer una síntesis y limitar una aproximación de un espacio al que
denominare “entorno neoliberal[1]”.
Se adjudican las causas generales al excesivamente moderado esfuerzo liberalizador,
el abuso de gasto público, con algunas variantes en las formas de
financiamiento, destacando siempre el excesivo rol del Estado por sobre el del
mercado, en quien supuestamente debería recaer la responsabilidad de los
tiempos. Sería menester además, repasar cuestiones desde una perspectiva
histórica e ideológica, aunque esto no se podrá realizar sin entrar en un
análisis antropológico, que dejaremos de lado. El colapso argentino en 2018 es el
más reciente fracaso desde 2001. Dada la alta tasa de desempleo de los últimos
años que finalizo en la frontera de los dos dígitos, es asombroso que los
ciudadanos no se amotinaran, sino que sufrieran en silencio a partir de las
PASO, al abrirse un horizonte de esperanza. Los resultados de las PASO,
produjeron un sinceramiento del dólar y la insolvencia financiera contenidos
por la asistencia del FMI, quien además de asegurar las ganancias de los fondos
que cobraron con ese dinero, invirtió en la campaña de Macri alrededor de 45
mil millones de dólares. Otra hubiera sido la negociación, si el volumen de la
deuda no hubiera sido reducido por el FMI que al hacerse cargo, genero dos
nuevos problemas. Al reducirse la deuda de los privados y haber consolidado una
ganancia suficiente, pudieron resistir mas la quita. Al regresar el FMI al
ruedo, con una deuda de semejante magnitud, el problema ahora lo tiene el FMI.
Aunque casi las
actividades del FMI tienen lugar en el mundo subdesarrollado, el organismo
siempre esta presididos por representantes de los países industrializados. Las
instituciones no son representativas de las naciones a las que sirven.
Sin embargo Kristalina Gueorguieva es una transdisciplinaria: economista con
formación política y sociológica de un país (Bulgaria) del Este de Europa.
En
2010 fue reconocida como “Europea del año” en reconocimiento por preservar la
reputación y la independencia del BCE frente a la presión política en la zona
euro durante la crisis de la deuda soberana. Todo lo contrario que hizo su
predecesora del FMI, cediendo a las presiones de Donald Trump. También fue
candidata a Secretaria General de la ONU. La influencia del neoliberalismo en los organismos
internacionales claramente ha entrado en un periodo de tensión con el cambio de
perfil. Durante la crisis mundial de 2008 quedo claro que hasta el más
escéptico en cuanto a las aportaciones de la regulación ha cuestionado el
argumento repetido por tres décadas como una letanía hipnótica: “el mejor
gobierno es un gobierno pequeño que resigna la mayor cantidad posible de
funciones que el Estado no desempeña con éxito merced a su consabida
ineficiencia y corrupción, a favor de una supuesta-no siempre probada- mayor
eficiencia y ética proveniente del sector privado. Como afirma Stiglitz, las
políticas públicas-en lo que hace a la política económica-necesitan un
equilibrio entre el papel de los mercados y el papel del gobierno. Dicha
conclusión emerge en forma diáfana a lo largo de todo el texto citado, donde se
contextualizan las circunstancias relativas a decisiones de políticas públicas
previas a la crisis denominada “La Gran Recesión”, el fondo de la misma y las
posibles reflexiones para lograr salir del estancamiento económico. En el caso argentino, no solo el funcionamiento
de las instituciones políticas y la economía fue afectada, sino que ha
implicado unos costos inusitados, en términos sociales, generando cifras
de pobreza e indigencia extravagantes.
Lo que puede
denominarse “crisis financiera” fue en realidad un conjunto de crisis de
diferente índole que ocurrieron, y que se reforzaron unas a otras. Hubo crisis
económica (agravamiento de la recesión, inflación), crisis financiera (fenomenal
huida de capitales, disparo el riego-país, default-reperfilamiento y maxi devaluaciones periódicas
sin descanso), crisis social (aumento del desempleo y la pobreza; sin que se
produjera un correlativo aumento en el nivel de protesta social) y una o varias
crisis políticas como le sucedió a De la Rúa, por mucho menos (la renuncia del
vicepresidente y líder de uno de los dos partidos de la coalición gobernante en
octubre de 2000, la renuncia de varios ministros en protesta por los anuncios
de ajuste fiscal del nuevo ministro de economía López Murphy en marzo de 2001,
y la caída del gobierno de la Alianza. El fenómeno político económico podría
significarse como “neoliberalismo particular”, con una estructura institucional
de apoyo. Las reuniones de los oscuros economistas argentinos se transformaron
en escenarios frívolos y grandes manifestaciones de sumisión. El préstamo de
ajuste con un programa diseñado para ayudar a capear la crisis se concreto en
tiempo record, sobre todo para un país que no tenía relaciones por trece años.
Se suponía que el FMI se concentrara en las crisis, pero la reelección
presidencial necesitaba ayuda, de modo que el FMI se convirtió en un socio
permanente de Duran Barba.
El régimen
político global y local neoliberal asumió el liderazgo en la promoción de estas
políticas, pero ahora gobierna el Frente de Todos. Las dificultades económicas
que enfrentaba Cambiemos comparada con la herencia de Alberto Fernandez y la
pandemia hace extremadamente dificultosa, las posibilidades de “ajuste
estructural” y apertura de las fronteras. Así como el éxito del FMI fue mucho
menor de lo que esperaban los promotores, y muy por debajo de lo que era
necesario para terminar con el peronismo, las negociaciones financieras pueden
dar como resultado un punto de inflexión en el alineamiento político, donde la
Argentina asumió una posición vasalla y sometida, para comenzar la
reconstrucción después del caos.
*Profesor de Postgrado y Maestrías en UBA y UADE.
Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor
de 6 libros.Investigador PID del Doctorado en UADE. Puede
seguirme en Twitter como @PabloTigani .También en Facebook: https://www.facebook.com/epablotigani
[1] Tigani, Eugenio Pablo, “El entorno
neoliberal” engloba FMI, BCE, Fed, Treasury US, políticos conservadores
hospedados en el marco teórico neoliberal, corporaciones internacionales, banca
privada de inversión y comercial, compañías calificadoras de riesgo,
profesionales de extracción de la ciencias exactas: físicos y matemáticos
dedicados a las finanzas empleados en Wall Street, creativos de nuevos
productos derivativos financieros ofrecidos por el sistema financiero,
ejecutivos de finanzas corporativas, lobbistas de la desregulación de los
mercados contratados por las corporaciones para representar grupos de presión
privatizadora en los Congresos y entidades oficiales, mercados financieros
internacionales-bolsas de valores-fondos de inversión, capital de riesgo,
private equity funds, venture capitalista, seed capital, hedge funds, fondos
mutuales de pensión, fondos buitres, corredores de cambio, fijadores de tasas
de interés y cambio-arbitrajistas-, sistema financiero en las sombras, comisión
de valores, especuladores profesionales, universidades privadas formadoras y
promotoras ideológicas del neoliberalismo, bufetes de abogados top, economistas
funcionales-dan soporte técnico al entorno, consultores TOP de alta dirección
extranjeras y locales. La lista podría extenderse, se ha podido exhibir el
núcleo.
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