Una crisis terminal puede devenir en oportunidad estratégica. Un Caso de
Harvard. Tenemos que sumar toneladas, no perderlas. Si la ciencia no desafiara
al consenso todavía la tierra seria plana. No se puede quedar bien con todo el
mundo. Inclusive los profesores podemos explicar, pero no podemos hacer nada
sobre el raciocinio del receptor para que entienda. Existen compañías señeras
de la industria nacional en dificultades financieras severas-antes de la
pandemia-, productoras de agro alimentos y exportadoras, con facturaciones
portentosas. No se debía permitir que terminaran en manos de bancos por
ejecuciones, para luego ser revendidas a empresas multinacionales, con las
cuales hemos competido por muchos años en forma eficiente y exitosa. Desconociendo
lo que sucedió en términos de corrupción o “no corrupción”, en general es parte
del daño que infringió un sistema político financiero perverso que destruyó la
industria nacional, una vez más. A la crisis nacional
se le sumó el coronavirus.
Si el Estado tuvo que hacer un “take over” para preservar el valor de la
empresa y el empleo, es porque la empresa no encontró la solución por la vía
privada y porque hay verdaderas razones que lo justifican. Un concurso
preventivo puede terminar en quiebra, sobre todo si su la calificación de
conducta es fraudulenta. Este podría ser el leading case, punta de lanza para evitar
destrucción de riqueza.
En el sector alimenticio es donde la Argentina posee ventajas
comparativas. Las empresas del sector extranjeras y nacionales solían ser muy
prósperas. El Gobierno no puede
permitir que se pierda el ingreso de dólares genuinos, mientras hace pie para
analizar la influencia de los precios de la cadena alimenticia en la inflación.
Si el Estado es accionista de una empresa-como en otras partes del mundo-no
necesita realizar regulaciones odiosas para el capital privado, simplemente puede
sentarse “como par” cuando se discute. Puede ayudar a orientar precios en un
mercado interno complicado e indócil que
no le encuentra la vuelta hace décadas.
Hoy
existen muchas razones para intervenir. Dejaremos las del derecho penal de
lado. Una de ellas es que Vicentin le debe mucho dinero al Estado y a los
bancos nacionales. Si las capturan los bancos privados la van a desguazar y revender
a multinacionales cuyas regalías y dividendos se envían al exterior.
Desde
hoy los trabajadores de Vicentin evitan la zozobra de perder sus empleos, en
medio de una crisis mundial de dimensiones desconocidas.
Para
evitar la quiebra se necesita capitalizar una parte de la deuda y reestructurar
otra. Para esto los bancos privados pueden darle plazo al Estado-así evitan
previsionar las eventuales pérdidas, castigando sus balances-. Las entidades
financieras privadas ahora pueden asegurarse la recuperación de los préstamos,
librándose de una actividad que desconocen. De esta forma, el Estado garantiza y
visualiza el potencial del complejo oleaginoso. Protección de la industria
nacional y trabajo argentino.
Es
hora de exportar botellas de aceite y tapitas hechas por la industria
metalúrgica, en lugar de vender aceite a granel y bicicletear los dólares de la
prefinanciación de exportaciones. Gran oportunidad para seguir atentos la
disminución de la dependencia de los oligopolios y las multinacionales. La
materia prima de los alimentos es Argentina.
Este diario esbozo la
propuesta. La quiebra no tenia
porque suceder. Los tiempos de la política y la pandemia, marcaron el ritmo.
Hablamos de diferentes soluciones: capitalización
de deudas del Banco de la Nación y Provincia-solución a dos puntas- y,
salvataje con los bancos privados que
refinancien sus deudas con cobro seguro. Salvarían miles de puestos de trabajo
directos y otros miles en forma indirecta. Pueblo propio y aledaño viven de la
actividad de esa empresa.
EL SALVATAJE
NO ES CONFISCATORIO. ES MUY DEL SECTOR PRIVADO
Un “Cramdown” tipo EE.UU. Reestructuración de deuda sustentable.
Dijimos que el Estado debería realizar una propuesta para hacer viable un
acuerdo de capitalización de deuda de la concursada o sustitución del capital empresario
cesante y no un “subsidio por naufragio”.
Un salvataje de empresa posibilitaba
futuros arribos de adquirentes del capital social, como consecuencia de haber
logrado una solución con los acreedores de la concursada. La ley prevé un
sistema. Si el salvataje no existiera, las empresas enfrentarían
inexorablemente la quiebra. El actual Gobierno no podría ser funcional al plan
de negocios gestado e implementado en el periodo anterior, que destruyendo
empresas nacionales fomentaba para esta nueva etapa, nuevas privatizaciones y adquisiciones
multinacionales.
EL FUTURO ESPERANZADOR SIN
PANDEMIA
En Argentina podríamos ver una recuperación rápida una vez que el virus
esté contenido, pero no sabemos cuánto
durará la pandemia. Recuerde la “recuperación en V” que experimentamos después de caer 16% entre 2000-2002,
comenzamos a crecer entre 8%, 9% anual por muchos años-con interrupción de la
crisis de Lehman Brothers, retomando al mismo ritmo-. Eso sucedió sin crédito externo, sin crédito interno,
bajísima IED y, con inflación menguada creciendo muy por debajo (para lo que es
Argentina). Lo mismo sucedió en EE.UU. después de la Gran Depresión
“recuperación en V”, aunque con inflación paralela al mismo ritmo de
crecimiento del PBI (alta para lo que es EE.UU.).
EL PRESENTE EN MEDIO DE LA
PANDEMIA
Teníamos grandes desequilibrios, la recesión era profunda en 2018, pero
ahora estamos viendo una depresión (extendida y profunda recesión). Estamos en
medio de una tragedia. La apertura de negocios requerirá tiempo para
revertir pérdidas y restituir la acumulación de deudas. Por otra parte
los cambios que se están consolidando en los aspectos laborales pueden devenir
permanentes. Esto va a expulsar trabajadores que llevará tiempo
reubicarlos.
No se predice una depresión larga, pero no podemos especular con que
ello no ocurra. Pensar en forma reflexiva, creativa e imaginativa es la clave.
Ninguna receta estándar aprovecha hoy. Las fórmulas tradicionales-de estimulo-,
las imprescindibles, ya están en marcha.
Estatizar la deuda privada como se hizo en 1982 no será una opción-como
lo ha sido-, ni el Estado resiste más
apropiaciones de recursos públicos por parte del sector privado
concentrado con dinero de los contribuyentes.
MEDIDAS COMPLEMENTARIAS DEL BCRA
En estos días deberíamos pensar en medidas financieras complementarias
posibles para accionistas que quieran levantar sus empresas.
Por ejemplo el BCRA debería redoblar la apuesta
asistiendo en forma directa el financiamiento a grandes empresas, creando
ventanillas y salteándose a los bancos del sistema, dada la velocidad de caída
de la economía.
Para la actividad más vulnerable la banca oficial
y privada, otorgando facilidades de financiamiento para el consumo y
expandiendo el crédito hipotecario,
básicamente para pequeños negocios, emprendimientos y empresas de la economía
popular; evitando las restricciones tipo, por circular del BCRA.
Aliviar a deudores hipotecarios enganchados con créditos UVA, cambiando
definitivamente la fórmula actual por una tasa de interés fija. Los bancos
deben implementar la refinanciación de deudas vencidas y postergar los
vencimientos 2020, comenzando desde la última cuota de amortización actual. Ayuda directa a los deudores morosos, mediante
refinanciación a plazos posibles de pago. El BCRA debería ordenar a los bancos abrir canales de asistencia directa a
determinados sectores y otorgar préstamos a tenedores de tarjetas de crédito.
PRESTAMOS EN LUGAR DE NUEVOS SUBSIDIOS DEL TESORO
Préstamos directos a grandes empresa desde el
BCRA, salteando a los bancos comerciales, mediante caución de acciones de
empresas. De la misma manera que el BCRA toma una Letra del Tesoro y presta,
aquí tomaría activos financieros (acciones) de la economía real.
Préstamos back to back con tasas bajas. Se
desembolsarían préstamos con garantías sobre cuentas del exterior o
instrumentos financieros locales. Si no se cancelan existe una contrapartida
real.
Préstamos con avales personales de los
accionistas. Pueden ser garantías reales del país (constitución de prendas e
hipotecas).
Swap con contrato de
recompra de acciones. El BCRA retiene en garantía una proporción de acciones a cambio de un
préstamo, y los grupos empresarios
se comprometen a recomprar dichos activos mediante
opción de compra. Se pacta la retribución temporal.
El BCRA puede inyectar dinero contra garantías
reales sobre activos de residentes argentinos con fondos o bienes declarados en
el blanqueo o antes de ello en el exterior.
Adelanto de inversiones para capitalización por 18
meses. Los grupos empresarios que cuenten con activos por encima de los u$s 50
millones deberían ser sometidos a un rápido test de stress financiero para
determinar la inyección de capital necesaria. Estos grupos empresarios tendrán
hasta 18 meses de plazo para capitalizar sus empresas o conseguir inversores
privados dispuestos a capitalizarlas. Las empresas que no logren atraer
suficiente capital privado serán capitalizadas con fondos del Tesoro que podrá
adquirir hasta un 40% de acciones preferidas con una tasa de interés fija de 6%
anual en dólares. Si las acciones preferidas suscriptas por el Tesoro no son
rescatadas en cinco años, automáticamente se transformarán en ordinarias
(derecho a voto y cobro de utilidades). Y, podrán ser subastadas en la Bolsa de
Comercio.
Fondo de inversión temporal en activos privados por 5 años. Una empresa
aumenta el capital y el Estado suscribe e integra, estableciendo el plazo de
salida del Fondo estatal. Las acciones que oportunamente no hayan sido
rescatadas por sus accionistas originarios pueden salir a la oferta pública en
la Bolsa de Comercio.
Stress Debt Fund-“SDF” o (fondo para deudas en situación estresante).
Por dar un ejemplo, el Banco Chino de Desarrollo y el Banco Chino de
Importación-Exportación. Los chinos se convirtieron en la principal fuente de crédito soberano
para un conjunto de países con dificultades de acceso a los mercados globales
de capitales. Ampliemos al sector privado. Los bancos chinos intervinientes, podrán ofrecer a empresas chinas que tengan
interés de ingresar al mercado argentino a realizar inversiones que generen “mano de obra argentina”.
¿Por qué GARANTIAS?
Argentina necesita que los
empresarios tengan compromiso. Si los accionistas no confían en la recuperación
de la empresa, el Estado debería replantearse la ayuda. No es el Estado (en
abstracción) el que está financiando los sueldos. Es el contribuyente que en el
futuro va a pagar impuestos para ayudar hoy
a una empresa o unos accionistas que probablemente tienen sus dólares en
el exterior.
-¿Qué garantías tiene un
contribuyente que los impuestos que deberían pagar sus hijos en el futuro no
están financiando capitales que se fugaron al exterior en los últimos años?- La
sociedad no puede ser socia de las perdidas, en todo caso el Estado puede ser
“financista temporal” o “asesor financiero”.
De la misma manera que la lluvia de inversiones
no llega a los países donde sus mandos públicos nacionales tienen su propio
dinero en el exterior; los bancos no prestan dinero a las empresas cuyos
accionistas no asumen riesgos en su propia defensa. Si el accionista no confía
en la recuperación de su empresa. ¿Por qué debería el Estado confiar en el
accionista?
*Profesor
de Postgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Presidente de www.hacer.com.ar
. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia
Política, autor de 6 libros. hacer@hacer.com.ar .
No hay comentarios:
Publicar un comentario