CAMBIEMOS
tiene que darse cuenta que hay patrones de conducta de sus ejecutivos que están
influyendo negativamente en la forma en que conducen el país. Por ejemplo: hay
un sentimiento subyacente de "bronca popular" porque hay tarifazos,
caída del salario real, inflación; no deberían demostrar una falsa valentía (a
veces con muestras de crueldad o insensibilidad social) que satisfaga una
necesidad compulsiva de imponerse. La máscara de: “había que hacerlo”, para
engañar al damnificado, no funciona, genera resentimiento. Ya sea PRESIDENTE O
MINISTRO, todos harían muy bien en tener en cuenta que sus motivaciones
subyacentes, a esta altura, ya son obvias para el pueblo.
Todo ser
humano tiene la capacidad de CAMBIAR si abre su corazón, pero el poder puede
mucho con el desenfrenado narcisismo del elenco oficial. Para el pueblo no es
saludable ni perenne tener un PRESIDENTE que no se identifica con su gente y
sus necesidades; que no actúa como un líder en quien se puede confiar porque
ayuda al conjunto.
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