Los ámbitos de negocios y las universidades extranjeras de países desarrollados son organizaciones profundamente conservadoras. Ayer cuando escuchaba a Prat Gay, pensé en Inglaterra, donde se rigen por principios de jerarquía, de manera muy semejante al militar. Imagino que Lousteau o Prat Gay, jóvenes argentinos inteligentes-hijos de gente favorecida-que estudiaron allí, se habrán dado cuenta que una jerarquía tiene sus privilegios, pero también exige el pago de un “precio”. Es por eso que previo trainee en puestos auxiliares, volvieron a su comarca.
En nuestras pampas he podido ver reiteradamente asperuelas de esa educación: los desbordantes anhelos de ascender en la escala jerárquica, si es necesario manteniendo en la oscuridad a rivales potenciales, aunque hayan sido compinches. Verlos desmerecer a un colega, u ocultarle información a un público desarmado es un clásico de su expertise. Aquello que no satisfaga sus objetivos predeterminados o ignoren, lo descalificaran poniendo cara de estreñimiento. Agreguemos que pueden apelar a la destrucción de cualquier individuo que constituya un desafío, y/o realizar alianzas circunstanciales. Esto es parte de su entrenamiento “Reality Show”, donde hacen sus primeras armas, estos hijos de empresarios de prosapia. En general, ninguno trabajo mientras estudiaba. Es decir, fueron jóvenes subsidiados por sus familias o los amigos de su parentela.
Puedo entender el desencanto de Nestor y Cristina con este tipo de experiencias (Prat Gay, Redrado, Lousteau), cualquiera sufriría.
Entonces, quiero remarcar la idea, de como un atractivo del sistema jerárquico piramidal coincidía con la formación de estos ex funcionarios "K" (insisto porque quien los escucha no debe olvidar que fueron parte de este proyecto político, aunque todos fueron despedidos).
Para ser justo con Nestor y Cristina, hasta 2008 ellos tuvieron necesidades de convocar ejecutivos de relacion con el establishment; a la vez, no todos estaban demasiado quemados y ellos no conocían a otros en Bs.As.
El sistema jerárquico vino a reemplazar la frustrante experiencia de gobernar con funcionarios designados por las corporaciones y el establishment. La aparente ventaja es que los que están mas arriba pueden trasmitir instrucciones a mayor cantidad de gente, sin temor a cuestionamientos.
En conclusión, el sistema de ejecutivos corporativos no funciono, y el sistema jerárquico esta plagado de engaños, e integrado siempre por gente que lucha por el poder entre bastidores.
La vieja tradición de la autoridad no cuestionada, ejemplificada por la monarquía, el clero y los militares, nunca ha desaparecido por completo de los gobiernos, aunque resulta claro que ha perdido su utilidad.
No estoy de acuerdo con la dependencia mas absoluta de la instrucción que indica que es lo que esta permitido hacer y que no.
Pero hay buenas noticias, existe una tercera posibilidad, que es la del cambio imprescindible. Un sistema de información y gestión (ni corporativo-ni jerárquico), que le dice al ejecutivo cuales son sus responsabilidades y que se espera de su gestión; y de ese modo, ya no hay forma de rehuir o dejar tendales, culpando luego a los ex jefes (como hicieron los despedidos Redrado, Lousteau, Prat Gay, etc.).
El estilo de dirección donde la información se acumula en la cúspide y las decisiones fluyen desde lo alto, conduce al trabajo mecánico, no necesita imaginación ni creatividad, porque la responsabilidad recae en la máxima autoridad; eso si, cuando finalizan, los autómatas se van a trabajar de ex ministros. Recuerdo aquella vez que el Nro.1 del mundo (siendo CEO de una empresa internacional europea en Argentina y Uruguay) me dijo, “te pagamos para que hagas lo que te pedimos, no para que pienses”. En ese mismo momento decidí no seguir. No se puede controlar a la gente que trabaja en un proyecto, indicándole hasta el mínimo detalle.
Yo coincido en que nunca mas se le debe entregar todo el poder a las corporaciones en sus respectivas áreas, pero existen alternativas. Al decirle a un funcionario estrictamente lo que debe y puede hacer, lo que se esta haciendo es limitarle la “responsabilidad”, y prepararlo para que cuando se vaya, pase a la vereda de “enfrente” en un minuto. Creo que hay que asumir errores y seguir corriendo riesgos, sumando nuevas voluntades. Un fracaso matrimonial por mala elección, no significa que el casamiento es una mala idea, o que todas las mujeres u hombres son malos. Hay que buscar profesionales expertos y delegarles autoridad para la toma de decisiones, indicándoles adonde se quiere llegar, y la estrategia general. Entonces, eligiendo “la gente adecuada” que no siempre se encuentra en el escalafón o las agrupaciones (véase a Galuccio de YPF), se le da a los escogidos la libertad de imaginar y crear, dentro de los limites de la estrategia política, reservándose para si, el control de la gestión.
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