El pacto social puede asemejarse conceptualmente con el de 1973, pero los actores son distintos y la situación económica, política y social del país, no tiene punto de comparación. El mundo ya no vive bajo el conflicto Este Oeste, en China se termino la “hambruna” y murió Mao Tse Tung; la India y Brasil crecen y son protagonistas; las 2/3 partes del mundo ya no marcha al socialismo, como en aquellos tiempos.
El gobierno impulsa un Pacto Social, no solo para contener las tensiones inflacionarias, sino para moderar la puja distributiva.
Las consultoras privadas coinciden en ubicar la inflación de los últimos 12 meses entre 20% y 25%.
No obstante lo que más le preocupa hoy a quienes boicotearon aquel Pacto Social, y quienes ligados a Celestino Rodrigo, alentaron la devaluación previa al golpe de Estado, es el crecimiento de la demanda agregada.
Este gobierno viene impulsando políticas expansivas “en medio de una crisis mundial”, para apuntalar la demanda agregada, y no da señales de querer aceptar la receta monetarista que “los Chicago Boys” le vendieron por primera vez a López Rega y Celestino Rodrigo.
No hay dudas que la suba de la carne (+95% hasta hoy) es responsable de una parte importante del problema, y en buena medida explica la desacertada decisión empresaria de sembrar soja, destruyendo el stock ganadero. La carne tuvo un impacto negativo tan importante, que le suma no menos de 5 puntos porcentuales en forma directa, y otros 3 puntos en forma indirecta a la tasa de inflación, que estima rondar 20/25% anualizada y desestacionalizada, según las consultoras privadas.
Pocos hacen referencia a la inflación importada y la relativa a las exportaciones, esto ha jugado en contra, porque la nuestra es en una economía que consume lo que produce. La suba que registraron los precios de las commodities desde mediados de año, impactan los precios internos.
En este contexto brevemente descripto, la Presidenta decidió llamar a un Acuerdo Social Tripartito.
Sin dudas, un Pacto Social como cualquier otro mecanismo destinado a coordinar expectativas, es una herramienta útil, si se los aplica como parte de un plan, en el que seguramente se ira moderando el impulso fiscal y monetario al gasto agregado, que se apelo en medio de la crisis mundial. Como resultado, pueden mejorar las expectativas, evitando los costos sociales de los programas anti inflacionarios que colapsaban las democracias en tiempos pasados. El Pacto Social es un instrumento idóneo para contener las tensiones inflacionarias, y un sustituto de un programa de estabilización “estándar” del FMI. No obstante, un acuerdo de coordinación de expectativas puede ser exitoso, pero también puede ser boicoteado.
El Pacto Social de José Ber Gelbard-ministro de economía-, se firmo en Mayo de 1973, en un ambiente político, económico y social, totalmente distinto al actual. Esto sin contar que “el mundo era distinto”. Si bien se trataba de un Acuerdo que buscaba restituir a los asalariados su participación en el ingreso nacional, que había caído desde 50% con Perón a 36% con Lanusse, fue también un plan heterodoxo antiinflacionario. Con una inflación que se venía acelerando y se ubicaba en 73% interanual (3 o 4 veces mas alta a la que las consultoras atribuyen hoy), y con la expectativa de que las discusiones salariales se iban a dar en torno a pautas del 100%, las autoridades entendieron necesario aplicarlo, como lo han entendido ahora.
Aquellos actores acordaron una suba inicial para reacomodar salarios -que no podía trasladarse a precios- (25% monto fijo y sobre los salarios básicos de convenio, además de 13% sobre el salario medio), y se dispuso un congelamiento total de precios y salarios por dos años, aunque en Marzo de 1974 se realizaron retoques.
Aquel Pacto Social logró bajar la inflación a 0% en el trimestre posterior a su implementación, pero no fue acompañado de fidelidad de las partes (empresarial-sindical), ni por políticas monetarias y fiscales consistentes. La política fiscal mantuvo un sesgo muy expansivo, por encima de los ingresos fiscales-Recuerde el "boom de la venta en negro"-.
La política monetaria registró una expansión de los agregados monetarios y del crédito del 80% en términos nominales en los primeros 12 meses, y el crédito al sector privado creció 52% en términos nominales; todo esto sumado a la “inflación importada” (recuerde la crisis del petróleo de 1973), mas el atraso cambiario y tarifario que se iba acumulando.
Pero todo esto no había sido nada, comparado con la llegada de los “fundamentalistas” asesores de López Rega-un personaje funesto de la historia Argentina-. Luego que asumiera su amigo el Ingeniero Celestino Rodrigo y con la inestimable "ayuda" de los Chicago Boys, todos juntos pergeñaron el “Rodrigazo” de 1975, año que cerró con una inflación interanual de mas de 300% en el cuarto trimestre, sentando las bases para un enorme conflicto social y abriendo la puerta al golpe de estado unos meses mas tarde.
Hay que disipar las dudas y no prestarse al juego que unos picaros pretenden colar, porque las condiciones económicas, políticas y sociales de Argentina no tienen nada que ver con las de 1973; ni el Pacto Social puede terminar en un golpe de estado. Simplemente se compara el Acuerdo Social actual con el de 1973, con el objeto de alarmar a los mercados, perturbarlos, y eventualmente evitar que este instrumento pueda llegar a ser exitoso, porque si lo fuera; estaría dándole la última estocada a 27 años de abuso intelectual de la tecnocracia (1975-2002)
viernes, 10 de diciembre de 2010
1973 Pacto social
Publicado por
Pablo Tigani
en
15:03
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Etiquetas:
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1 comentario:
Excelente como siempre Pablo! Buen año!
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