Inmediatamente después de la crisis, la clase media se encontraba desconcertada en los países ricos, hablé con gente espantada en el grado mas alto y; me pareció que nadie sabía con exactitud, como seguía su vida, después del colapso (2008).
Las clases en ascenso social, han estado dispuestas a hacer grandes concesiones para colaborar con los gobiernos, y salvar a los bancos. Se quedaron sin crédito para el consumo, se sometieron a una ineludible inflación futura, y privilegiaron a los banqueros, asumiendo la hecatombe de la desocupación. En otros términos, tanto el liderazgo estadounidense como el europeo, atentaron fuertemente contra la “economía real”, para sostener el equilibrio del sistema financiero internacional, agregando presiones al cuadro previo. Las finanzas del sistema, por sobre el empleo y el bienestar de los consumidores endeudados.
En este momento, es necesario pasar a la solución del problema relativo a la recuperación económica que afecta a los ciudadanos. No se trata ya de ayudar a los deudores para que sigan pagando sus hipotecas, sino de tomar medidas de carácter fundamental para que la gente no se desvíe de la filosofía del sistema. Luego de la realidad de las automotrices estadounidenses, se trata de reorganizar la estructura productiva, a nivel mundial. El sistema que conocimos colapsó, y aunque se trate de emparchar, se dirige acelerada e irremediablemente a la decadencia.
Se está intentando en estos días devolverle su valor al dólar, pues no surgen alternativas viables, y no se puede pensar en una economía global, sin una moneda de valor mundial. No se puede proyectar una estructura productiva internacional equilibrada, ligada al comercio, sin patrón monetario. Ningún país de occidente estaría de acuerdo en cederle ese rol a China, voluntariamente.
Probaron dejar caer el dólar, pero para restablecer los equilibrios macroeconómicos no alcanzó una devaluación del "greenback". Aunque EE.UU. necesita seguir mejorando el saldo comercial; es preciso que se vuelva a invertir, que aumenten los stocks y se intensifique el nivel general de ocupación. Exportar más y consumir menos, producir más y ver como el salario se reduce por la necesidad imperiosa de una imprescindible recuperación de los niveles de productividad, tensará la cuerda.
Sin embargo, no parece del todo improbable que en algún momento, a todo esto haya que agregarle una reestructuración de la deuda estadounidense. La razón es que, cada esfuerzo adicional tendiente a restablecer los equilibrios macroeconómicos, compromete fatalmente el inestable equilibrio de la clase media, y amenaza el futuro de las familias necesitadas. Recuerde que en EE. UU., hay alrededor de 10 millones de personas recibiendo ayuda alimentaria.
En un mundo absurdo, donde el mayor banquero es el Partido Comunista Chino; los países líderes del capitalismo están arriesgándose a que sus pobres, pasen a sufrir más que el promedio de la gente de un país socialista ibero americano.
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